OPINIÓN
Demasiado tiempo de injusticia
JUAN PABLO BEAS, periodista
Muchísimos años de reivindicación, de lucha, de pelearse por su dignidad, de tratar de subvertir su posición en la sociedad, de trabajo inquebrantable por sus derechos. Décadas y décadas de exclusión, de sumisión en un mundo liderado y pensado por y para los hombres. Un mundo que creció machista y reaccionario y que siempre ha ninguneado a las mujeres.
Ya hemos tenido suficiente patriarcado. Ya está bien. No podemos volver atrás. No debemos permitirlo. Nuestra sociedad actual y nuestro país ha avanzado de forma significativa en los últimos años, gracias a políticas progresistas. Ha empezado a poner a la mujer donde se merece, sumando iniciativas y medidas para lograr esa igualdad plena anhelada por tantas y por tantos.
Aún queda mucho camino por andar. Lejos se ven aún los niveles de igualdad que serían necesarios y justos en estos tiempos, pero ese progreso no podemos permitir que se detenga. Un avance que ha sido impulsado por el movimiento feminista y por partidos e iniciativas sociales que creen firmemente en la equiparación total, en derechos y reconocimiento social, de hombres y mujeres.
Por eso, presenciamos con estremecimiento como partidos de ultraderecha, sin que a nadie les pare los pies, aparecen en nuestro panorama político y social para intentar paralizar un avance necesario y justo.
Ya han sido demasiados años de desigualdad, de exclusión, de demonización de la diferencia. Debemos, todos y todas, plantar cara a la intransigencia, a lo reaccionario, a lo que no puede tener cabida en una sociedad del siglo XXI.
Las mujeres y sus derechos no pueden detenerse. En absoluto. Ya ha sido demasiado tiempo de injusticia. Debemos plantar cara a la ultraderecha, sin titubeos, sin medias tintas, sin escenificaciones huecas. Nuestros derechos y libertades están en juego.
Y ante la eliminación de derechos, no importa tu ideología. Hay voluntad de impedirlo o no. No demos más vueltas.
Los movimientos de mujeres ya han dicho que no se quedarán quietas. Los partidos progresistas también. Como han hecho siempre. Sin descanso. Estoy con vosotras. Ya habéis y hemos vivido demasiado tiempo de injusticia.
Muchísimos años de reivindicación, de lucha, de pelearse por su dignidad, de tratar de subvertir su posición en la sociedad, de trabajo inquebrantable por sus derechos. Décadas y décadas de exclusión, de sumisión en un mundo liderado y pensado por y para los hombres. Un mundo que creció machista y reaccionario y que siempre ha ninguneado a las mujeres.
Ya hemos tenido suficiente patriarcado. Ya está bien. No podemos volver atrás. No debemos permitirlo. Nuestra sociedad actual y nuestro país ha avanzado de forma significativa en los últimos años, gracias a políticas progresistas. Ha empezado a poner a la mujer donde se merece, sumando iniciativas y medidas para lograr esa igualdad plena anhelada por tantas y por tantos.
Aún queda mucho camino por andar. Lejos se ven aún los niveles de igualdad que serían necesarios y justos en estos tiempos, pero ese progreso no podemos permitir que se detenga. Un avance que ha sido impulsado por el movimiento feminista y por partidos e iniciativas sociales que creen firmemente en la equiparación total, en derechos y reconocimiento social, de hombres y mujeres.
Por eso, presenciamos con estremecimiento como partidos de ultraderecha, sin que a nadie les pare los pies, aparecen en nuestro panorama político y social para intentar paralizar un avance necesario y justo.
Ya han sido demasiados años de desigualdad, de exclusión, de demonización de la diferencia. Debemos, todos y todas, plantar cara a la intransigencia, a lo reaccionario, a lo que no puede tener cabida en una sociedad del siglo XXI.
Las mujeres y sus derechos no pueden detenerse. En absoluto. Ya ha sido demasiado tiempo de injusticia. Debemos plantar cara a la ultraderecha, sin titubeos, sin medias tintas, sin escenificaciones huecas. Nuestros derechos y libertades están en juego.
Y ante la eliminación de derechos, no importa tu ideología. Hay voluntad de impedirlo o no. No demos más vueltas.
Los movimientos de mujeres ya han dicho que no se quedarán quietas. Los partidos progresistas también. Como han hecho siempre. Sin descanso. Estoy con vosotras. Ya habéis y hemos vivido demasiado tiempo de injusticia.
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