COMARCA
“No pretendemos que la sociedad nos tolere, sino que nos respete”
ELFAR.CAT entrevista a Rosa Maria Maristany, presidenta de la entidad Trans* Baix Power & Roses Sant Feliu
![[Img #24022]](https://elfar.cat/upload/images/02_2019/4066_a.jpg)
Trans* Baix Power & Roses de Sant Feliu es el nombre de la entidad que se ha creado recientemente para defender los derechos de las personas transexuales. Su presidenta y una de sus fundadoras, Rosa Maria Maristany, insiste, en esta entrevista concedida a ELFAR.CAT, en la necesidad de trabajar en la integración y normalización del colectivo en la comarca.
-¿Qué objetivos persigue la entidad que han fundado recientemente?
-Visibilizar y normalizar el colectivo Trans* (el asterisco proviene de todo el conjunto de transgenerismos) en la sociedad, para no recibir discriminación en los ámbitos en los que las personas cis-heteronormativas disfrutan, pues dichos privilegios aún nos son vetados, como la salud, el trabajo, la justicia o la vivienda. En definitiva, nuestra asociación pretende que la sociedad entienda que no queremos ser toleradas, sino que se nos respete.
-¿Qué actividades están llevando a cabo para conseguir estos objetivos?
-Básicamente, estamos dando charlas en programas municipales del tejido asociativo y charlas programadas en centros de enseñanza tanto en Sant Feliu como en Sant Just Desvern, que giran sobre la diversidad de género, orientación sexual o bullying, con la finalidad de fomentar el respeto.
Además, también hacemos colaboraciones con asociaciones hermanas como, por ejemplo, Sant Boi en positiu, con la cual mantenemos una estrecha relación de amistad, u otras asociaciones TLGBI del Baix Llobregat; así como con personas privadas como es el caso de Leopold Estapé, conocido historiador y experto en la historia del colectivo.
Así mismo, estamos estableciendo colaboraciones con los sindicatos CCOO y UGT para visibilizar y normalizar el hecho Trans* en las empresas. Queremos que nuestro colectivo pueda acceder al mercado laboral con plenas garantías y que no exista discriminación por el hecho de ‘ser’.
-¿Cuáles son los principales retos de futuro?
-Vivimos en el presente. Nuestras necesidades están en el presente y recordamos nuestra memoria histórica para mejorar el presente. El futuro no está escrito. Un mundo feliz sería el no tener que luchar por nuestra expresión de género, vivir con normalidad y que todos los ciudadanos compartan la sociedad con los mismos derechos. Las obligaciones son lo único que tenemos normalizado.
-Trans* Baix Power ha nacido en Sant Feliu, pero tiene una clara voluntad comarcal...
-Sí, es cierto. La actual regidora de Igualdad en el Ayuntamiento de Sant Feliu, Lidia Muñoz, viendo el despliegue que estábamos haciendo en esta ciudad, nos aconsejó e insistió en que creáramos la asociación. Pero queremos extendernos al resto del territorio, ya que en el Baix Llobregat no existe ninguna entidad trans.
Creemos muy necesaria la reunificación del tejido asociativo TLGBI en la misma, ya que dicho colectivo, y por falta de representatividad, se ha ido desplazando a Barcelona. En pocas palabras, la riqueza del Baix Llobregat, se debería quedar en el Baix Llobregat. Yo considero que una sociedad rica es aquella que es plural y diversa.
De hecho, hay algunos núcleos urbanos muy densos que, aún teniendo desplegado un protocolo de actuación LGTBI, no disponen de asociaciones propias del mismo. Nuestra intención es precisamente revertir dicha situación, dando el máximo de visibilización y normalización desde el Consell Comarcal del Baix Llobregat, estableciendo políticas de género y puentes al respecto, como sería la ayuda a los Servicios de Atención Integral ya establecidos.
-¿Cuántas personas forman la entidad?
Las impulsoras de este proyecto somos dos transyayas. Yo soy la presidenta, y tengo 60 años; y Fina Campas, de 61 años, es la secretaria. Mi compañera es una activista de gran recorrido y es consejera de la plataforma de las personas mayores LGTBI, además de una de las impulsoras del protocolo de Salut Trans*. También disponemos de una tesorera y de vocales, todas con un amplio recorrido en el activismo. En la actualidad contamos con 15 socios, pero esperamos doblar este número durante el próximo año.
-¿Y cómo piensan expandirse por todo el Baix Llobregat?
-El profundo respeto que estamos obteniendo en el conjunto de la ciudadanía del Baix Llobregat nos anima a darnos a conocer más, en pro de la normalización. Y siempre lo hacemos con una sonrisa y respondiendo a todas las preguntas que nos hacen, aunque algunas veces sean comprometedoras.
Cada vez son más los municipios interesados en el mundo Trans*, lejos de la estigmatización a la que fuimos sujetas. Nos presentamos como personas normales, porque es lo que somos. Hemos obtenido grandes muestras de cariño y acercamiento por conocer cómo y quiénes somos, por parte de la mayoría de las poblaciones en las que nos hemos presentado.
Dicho esto, el empoderamiento de las personas Trans* en el Baix Llobregat será cada día mayor, así como su visibilización y normalización. Será el resto de la ciudadanía quienes invitarán a las personas Trans* a formar parte de la sociedad, no nosotras.
-¿Cuál es la situación del colectivo transexual en nuestra comarca?
-Cuando llegué a Sant Feliu, ciertas personas de colectivos LGB me dijeron que, sobre todo, no dijera a nadie quiénes eran. Pasado el tiempo, no sólo se han visualizado, sino que además se han dado cuenta del profundo respeto que han recibido. Me llegaron a decir que si yo me mostraba tal como era, ellos también podían hacerlo. Este cambio social es muy significativo. Es algo para estar orgullosa y, por supuesto, lo estoy.
Y si nos fijamos en las estadísticas, podemos decir que de los 846.000 habitantes de la comarca, el 10% son de orientación sexual no normativa y el 0,3% de género opuesto al asignado al nacer. Eso significa que hay aproximadamente 250 personas Trans* en el Baix Llobregat.
-¿Reciben apoyo por parte de las administraciones locales o prevén recibirlo?
-Nuestra asociación no está alineada con ningún partido político, aunque sus componentes sí lo estén. Aún así, creemos que es inevitable el contacto con todas las formaciones políticas para seguir avanzando en nuestro proyecto social y, en este sentido, sí que recibimos el apoyo necesario para ello. Nos escuchan y dan soporte logístico, que ya es mucho.
-¿Con qué tipo de discriminación se ha encontrado usted a lo largo de su vida por ser transexual?
-Yo empecé mi tránsito ya estando trabajando en una empresa del sector de la grifería. No fue fácil, pero no imposible, y para ello hay que usar la cabeza. La mayoría del colectivo Trans* está en el paro y en el caso de las mujeres trans visibles el desempleo alcanza el feroz porcentaje del 86% de la población que está en edad de trabajar.
A mí se me discrimina cada día, todos los días del año y con tan sólo poner los pies en la calle. Mi expresión de género es femenina, pero la sociedad no me interpreta así. Mi voz, mi tamaño, falta de curvas o altura hacen que cada día encuentre a alguien que me trata en masculino. Eso hace daño, mucho daño, pero yo lo corrijo con una sonrisa amable. ¿Qué otra cosa puedo hacer?.
-Les hemos oído decir que el colectivo transexual debería tener más visibilidad en el LGTBI ya que las luchas por la orientación sexual y la identidad de género son diferentes. ¿Podría explicarnos de forma más concreta esta afirmación?
-Sí. Cuando expongo que soy trans, muchas veces me responden: yo tengo un amigo gay... Y yo les respondo: yo tenía un golden. De esta manera les queda claro que la orientación sexual y la identidad de género no son lo mismo.
-¿Cree que la sociedad ha evolucionado en los últimos años en tolerancia y respeto?
-La sociedad avanza. Fíjese en el detalle de que cada vez son más padres quienes comparten la educación y crianza de los hijos, un punto significativo que denota empoderamiento, justicia y razón de existir. La aplicación y priorización de las políticas municipales en este sentido marcan un antes y un después en la liberalización del enorme trabajo que cae en las espaldas de las mujeres.
Pero aún tenemos que lidiar con fuerzas y corrientes de extrema derecha que promulgan la ley del odio hacia nuestro colectivo con el único fin de preservar los privilegios de una sociedad enferma, caduca y de altos valores machistas y patriarcales.
-Por último, ¿qué les diría a las personas que, sin quererlo, puedan mantener ciertas suspicacias hacia el colectivo que defiende esta entidad?
-Espero que sea por desconocimiento. Lo curioso es que normalmente son empáticas de forma particular, pero luego se avergüenzan cuando están en un colectivo. Pido a la sociedad más valentía para poder expresarse, sin miedo a ser judicializados.
![[Img #24022]](https://elfar.cat/upload/images/02_2019/4066_a.jpg)
Trans* Baix Power & Roses de Sant Feliu es el nombre de la entidad que se ha creado recientemente para defender los derechos de las personas transexuales. Su presidenta y una de sus fundadoras, Rosa Maria Maristany, insiste, en esta entrevista concedida a ELFAR.CAT, en la necesidad de trabajar en la integración y normalización del colectivo en la comarca.
-¿Qué objetivos persigue la entidad que han fundado recientemente?
-Visibilizar y normalizar el colectivo Trans* (el asterisco proviene de todo el conjunto de transgenerismos) en la sociedad, para no recibir discriminación en los ámbitos en los que las personas cis-heteronormativas disfrutan, pues dichos privilegios aún nos son vetados, como la salud, el trabajo, la justicia o la vivienda. En definitiva, nuestra asociación pretende que la sociedad entienda que no queremos ser toleradas, sino que se nos respete.
-¿Qué actividades están llevando a cabo para conseguir estos objetivos?
-Básicamente, estamos dando charlas en programas municipales del tejido asociativo y charlas programadas en centros de enseñanza tanto en Sant Feliu como en Sant Just Desvern, que giran sobre la diversidad de género, orientación sexual o bullying, con la finalidad de fomentar el respeto.
Además, también hacemos colaboraciones con asociaciones hermanas como, por ejemplo, Sant Boi en positiu, con la cual mantenemos una estrecha relación de amistad, u otras asociaciones TLGBI del Baix Llobregat; así como con personas privadas como es el caso de Leopold Estapé, conocido historiador y experto en la historia del colectivo.
Así mismo, estamos estableciendo colaboraciones con los sindicatos CCOO y UGT para visibilizar y normalizar el hecho Trans* en las empresas. Queremos que nuestro colectivo pueda acceder al mercado laboral con plenas garantías y que no exista discriminación por el hecho de ‘ser’.
-¿Cuáles son los principales retos de futuro?
-Vivimos en el presente. Nuestras necesidades están en el presente y recordamos nuestra memoria histórica para mejorar el presente. El futuro no está escrito. Un mundo feliz sería el no tener que luchar por nuestra expresión de género, vivir con normalidad y que todos los ciudadanos compartan la sociedad con los mismos derechos. Las obligaciones son lo único que tenemos normalizado.
-Trans* Baix Power ha nacido en Sant Feliu, pero tiene una clara voluntad comarcal...
-Sí, es cierto. La actual regidora de Igualdad en el Ayuntamiento de Sant Feliu, Lidia Muñoz, viendo el despliegue que estábamos haciendo en esta ciudad, nos aconsejó e insistió en que creáramos la asociación. Pero queremos extendernos al resto del territorio, ya que en el Baix Llobregat no existe ninguna entidad trans.
Creemos muy necesaria la reunificación del tejido asociativo TLGBI en la misma, ya que dicho colectivo, y por falta de representatividad, se ha ido desplazando a Barcelona. En pocas palabras, la riqueza del Baix Llobregat, se debería quedar en el Baix Llobregat. Yo considero que una sociedad rica es aquella que es plural y diversa.
De hecho, hay algunos núcleos urbanos muy densos que, aún teniendo desplegado un protocolo de actuación LGTBI, no disponen de asociaciones propias del mismo. Nuestra intención es precisamente revertir dicha situación, dando el máximo de visibilización y normalización desde el Consell Comarcal del Baix Llobregat, estableciendo políticas de género y puentes al respecto, como sería la ayuda a los Servicios de Atención Integral ya establecidos.
-¿Cuántas personas forman la entidad?
Las impulsoras de este proyecto somos dos transyayas. Yo soy la presidenta, y tengo 60 años; y Fina Campas, de 61 años, es la secretaria. Mi compañera es una activista de gran recorrido y es consejera de la plataforma de las personas mayores LGTBI, además de una de las impulsoras del protocolo de Salut Trans*. También disponemos de una tesorera y de vocales, todas con un amplio recorrido en el activismo. En la actualidad contamos con 15 socios, pero esperamos doblar este número durante el próximo año.
-¿Y cómo piensan expandirse por todo el Baix Llobregat?
-El profundo respeto que estamos obteniendo en el conjunto de la ciudadanía del Baix Llobregat nos anima a darnos a conocer más, en pro de la normalización. Y siempre lo hacemos con una sonrisa y respondiendo a todas las preguntas que nos hacen, aunque algunas veces sean comprometedoras.
Cada vez son más los municipios interesados en el mundo Trans*, lejos de la estigmatización a la que fuimos sujetas. Nos presentamos como personas normales, porque es lo que somos. Hemos obtenido grandes muestras de cariño y acercamiento por conocer cómo y quiénes somos, por parte de la mayoría de las poblaciones en las que nos hemos presentado.
Dicho esto, el empoderamiento de las personas Trans* en el Baix Llobregat será cada día mayor, así como su visibilización y normalización. Será el resto de la ciudadanía quienes invitarán a las personas Trans* a formar parte de la sociedad, no nosotras.
-¿Cuál es la situación del colectivo transexual en nuestra comarca?
-Cuando llegué a Sant Feliu, ciertas personas de colectivos LGB me dijeron que, sobre todo, no dijera a nadie quiénes eran. Pasado el tiempo, no sólo se han visualizado, sino que además se han dado cuenta del profundo respeto que han recibido. Me llegaron a decir que si yo me mostraba tal como era, ellos también podían hacerlo. Este cambio social es muy significativo. Es algo para estar orgullosa y, por supuesto, lo estoy.
Y si nos fijamos en las estadísticas, podemos decir que de los 846.000 habitantes de la comarca, el 10% son de orientación sexual no normativa y el 0,3% de género opuesto al asignado al nacer. Eso significa que hay aproximadamente 250 personas Trans* en el Baix Llobregat.
-¿Reciben apoyo por parte de las administraciones locales o prevén recibirlo?
-Nuestra asociación no está alineada con ningún partido político, aunque sus componentes sí lo estén. Aún así, creemos que es inevitable el contacto con todas las formaciones políticas para seguir avanzando en nuestro proyecto social y, en este sentido, sí que recibimos el apoyo necesario para ello. Nos escuchan y dan soporte logístico, que ya es mucho.
-¿Con qué tipo de discriminación se ha encontrado usted a lo largo de su vida por ser transexual?
-Yo empecé mi tránsito ya estando trabajando en una empresa del sector de la grifería. No fue fácil, pero no imposible, y para ello hay que usar la cabeza. La mayoría del colectivo Trans* está en el paro y en el caso de las mujeres trans visibles el desempleo alcanza el feroz porcentaje del 86% de la población que está en edad de trabajar.
A mí se me discrimina cada día, todos los días del año y con tan sólo poner los pies en la calle. Mi expresión de género es femenina, pero la sociedad no me interpreta así. Mi voz, mi tamaño, falta de curvas o altura hacen que cada día encuentre a alguien que me trata en masculino. Eso hace daño, mucho daño, pero yo lo corrijo con una sonrisa amable. ¿Qué otra cosa puedo hacer?.
-Les hemos oído decir que el colectivo transexual debería tener más visibilidad en el LGTBI ya que las luchas por la orientación sexual y la identidad de género son diferentes. ¿Podría explicarnos de forma más concreta esta afirmación?
-Sí. Cuando expongo que soy trans, muchas veces me responden: yo tengo un amigo gay... Y yo les respondo: yo tenía un golden. De esta manera les queda claro que la orientación sexual y la identidad de género no son lo mismo.
-¿Cree que la sociedad ha evolucionado en los últimos años en tolerancia y respeto?
-La sociedad avanza. Fíjese en el detalle de que cada vez son más padres quienes comparten la educación y crianza de los hijos, un punto significativo que denota empoderamiento, justicia y razón de existir. La aplicación y priorización de las políticas municipales en este sentido marcan un antes y un después en la liberalización del enorme trabajo que cae en las espaldas de las mujeres.
Pero aún tenemos que lidiar con fuerzas y corrientes de extrema derecha que promulgan la ley del odio hacia nuestro colectivo con el único fin de preservar los privilegios de una sociedad enferma, caduca y de altos valores machistas y patriarcales.
-Por último, ¿qué les diría a las personas que, sin quererlo, puedan mantener ciertas suspicacias hacia el colectivo que defiende esta entidad?
-Espero que sea por desconocimiento. Lo curioso es que normalmente son empáticas de forma particular, pero luego se avergüenzan cuando están en un colectivo. Pido a la sociedad más valentía para poder expresarse, sin miedo a ser judicializados.





















Laurafp | Jueves, 28 de Marzo de 2019 a las 13:37:14 horas
Esta señora es la que nos pasó por delante a todas las mujeres trans que estábamos desde. Mucho antes que ella en la lista de espera para la operación de resignación de género en la lista de espera de la seguridad social en Cataluña, y que gracias a su partido político pudo hacer esa grabe falta de respeto. A mí y a todas las que nos pasó por delante no nos representa, eso no es activismo, es no tener educación, yo comprendo que esta señora tenga disforia de género y no quiera esperar a que llegue su turno, pero nosotras las que aún esperamos también la tenemos y esperamos nuestro turno.
Después está señora se pagó su operación en Tailandia con el dinero de su partido político. Vamos que eso se podría llamar corrupción. Así que veo muy grabe tanto su falta de respeto como la de sus votantes y que tanto la adoran sin saber que hizo esa grabe falta de educación y respeto a muchas de nosotras.
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