OPINIÓN
28A: seguir avanzando
EVA GRANADOS. Diputada del PSC en el Parlament
Estos días circula una viñeta en la que aparecen dos obreros de la construcción que, descansando en la pausa para comer y fiambrera en mano, comentan si irán o no a votar el próximo 28-A. Uno dice que no irá a votar con el argumento que después los políticos no cumplen sus promesas. Su compañero sentencia a continuación que él sí que irá a votar ya que teme que la actual derecha gobierne y quiera cumplir las suyas.
“Toda elección es una encrucijada. Y la elección del 28 de abril es una encrucijada en la que deberemos definir nuestro destino colectivo”. Así empieza el manifiesto electoral del PSC, en un tono trascendental y a la vez muy adecuado a lo que se decide en las próximas elecciones. Y por si queda alguna duda de que esto es así, acabamos de conocer una nueva promesa del Partido Popular: rebajar el salario mínimo interprofesional. Algo que no ha pasado en la historia de nuestro país y que ahora pone encima de la mesa la derecha sin complejos, como les gusta autodenominarse. El PP de Pablo Casado promete empobrecer a los trabajadores más pobres por decreto.
Y el resto del escenario no nos invita a tirar cohetes. La líder de la oposición se va del Parlament sin haber encontrado el tiempo para explicar un plan de Gobierno para Catalunya para garantizar, a cambio de nada, un Gobierno del PP que baje el salario mínimo (ya lo había escrito, ¿no?). Los independentistas por su parte proponen trasladar el bloqueo político al conjunto de España y compiten en poner condiciones al PSOE para apoyar investiduras. Obras son amores y no buenas razones: fue ERC la que puso la enmienda a la totalidad al presupuesto del Gobierno socialista que nos ha llevado hasta estas elecciones. Fue ERC y los seguidores de Carles Puigdemont los que sumaron sus votos a los de PP y Ciudadanos para imposibilitar que Catalunya recibiera más de 2.000 millones en inversiones públicas y más de 1.500 para mejorar nuestro servicio público de salud, educación, atención a la dependencia y los efectivos de Mossos de Esquadra, por poner solo algún ejemplo.
Por eso los y las socialistas repetimos que el 28 de abril decidimos entre dos únicas opciones: la continuidad de un gobierno progresista y dialogante, o la victoria de una alianza reaccionaria incapaz de promover el diálogo. Y nosotros tenemos muy claras nuestras prioridades:
. Nuestra sociedad, que a duras penas está saliendo de la gran recesión económica con unos niveles de desigualdades y de injusticia inaceptables, no puede permitirse ningún retroceso económico y social. Debemos progresar socialmente: más y mejores empleos, más y mejores servicios públicos.
. Nuestra sociedad sigue sufriendo la división impuesta por el independentismo que ha deteriorado nuestra convivencia y no nos podemos permitir seguir empantanados en un falso debate identitario que nos empobrece a todos. Catalunya es plural como lo es España, es nuestra riqueza y no admitiremos que nadie nos diga cuánto españoles y/o catalanes nos tenemos que sentir.
. Nuestra sociedad no puede perder ni un minuto para abordar las reformas necesarias para afrontar con garantías de progreso social los retos globales como son la transición ecológica, el desafío demográfico, la digitalización de la economía y la capacitación de la población. Necesitamos superar la fracturación política táctica y concitar grandes acuerdos sobre cuestiones en las que nos jugamos nuestro futuro y el de nuestros hijos.
. Y, por último, debemos fortalecer nuestras instituciones frente al avance de populismos reaccionarios y los nacionalismos, que no pretenden solucionar los problemas sino utilizarlos de forma partidista. Por eso las mujeres debemos ejercer efectivamente todos nuestros derechos, fortalecer nuestras instituciones democráticas, acabar con la corrupción de la vida pública y buscar el consenso de amplias mayorías que nos permitan avanzar en la construcción de una sociedad mejor, más próspera y más justa, más libre y más segura.
En la España que quieres, la fraternidad desplazará a la insolidaridad, la cooperación permitirá sumar y multiplicar esfuerzos, sin agravios ni frustraciones. En la encrucijada del 28 de abril, los ciudadanos y ciudadanas de Catalunya y el conjunto de la ciudadanía española podemos decidir compartir un proyecto atractivo, plural, integrador, moderno y comprometido con el futuro de Catalunya, España y Europa. Es el proyecto socialista.
Estos días circula una viñeta en la que aparecen dos obreros de la construcción que, descansando en la pausa para comer y fiambrera en mano, comentan si irán o no a votar el próximo 28-A. Uno dice que no irá a votar con el argumento que después los políticos no cumplen sus promesas. Su compañero sentencia a continuación que él sí que irá a votar ya que teme que la actual derecha gobierne y quiera cumplir las suyas.
“Toda elección es una encrucijada. Y la elección del 28 de abril es una encrucijada en la que deberemos definir nuestro destino colectivo”. Así empieza el manifiesto electoral del PSC, en un tono trascendental y a la vez muy adecuado a lo que se decide en las próximas elecciones. Y por si queda alguna duda de que esto es así, acabamos de conocer una nueva promesa del Partido Popular: rebajar el salario mínimo interprofesional. Algo que no ha pasado en la historia de nuestro país y que ahora pone encima de la mesa la derecha sin complejos, como les gusta autodenominarse. El PP de Pablo Casado promete empobrecer a los trabajadores más pobres por decreto.
Y el resto del escenario no nos invita a tirar cohetes. La líder de la oposición se va del Parlament sin haber encontrado el tiempo para explicar un plan de Gobierno para Catalunya para garantizar, a cambio de nada, un Gobierno del PP que baje el salario mínimo (ya lo había escrito, ¿no?). Los independentistas por su parte proponen trasladar el bloqueo político al conjunto de España y compiten en poner condiciones al PSOE para apoyar investiduras. Obras son amores y no buenas razones: fue ERC la que puso la enmienda a la totalidad al presupuesto del Gobierno socialista que nos ha llevado hasta estas elecciones. Fue ERC y los seguidores de Carles Puigdemont los que sumaron sus votos a los de PP y Ciudadanos para imposibilitar que Catalunya recibiera más de 2.000 millones en inversiones públicas y más de 1.500 para mejorar nuestro servicio público de salud, educación, atención a la dependencia y los efectivos de Mossos de Esquadra, por poner solo algún ejemplo.
Por eso los y las socialistas repetimos que el 28 de abril decidimos entre dos únicas opciones: la continuidad de un gobierno progresista y dialogante, o la victoria de una alianza reaccionaria incapaz de promover el diálogo. Y nosotros tenemos muy claras nuestras prioridades:
. Nuestra sociedad, que a duras penas está saliendo de la gran recesión económica con unos niveles de desigualdades y de injusticia inaceptables, no puede permitirse ningún retroceso económico y social. Debemos progresar socialmente: más y mejores empleos, más y mejores servicios públicos.
. Nuestra sociedad sigue sufriendo la división impuesta por el independentismo que ha deteriorado nuestra convivencia y no nos podemos permitir seguir empantanados en un falso debate identitario que nos empobrece a todos. Catalunya es plural como lo es España, es nuestra riqueza y no admitiremos que nadie nos diga cuánto españoles y/o catalanes nos tenemos que sentir.
. Nuestra sociedad no puede perder ni un minuto para abordar las reformas necesarias para afrontar con garantías de progreso social los retos globales como son la transición ecológica, el desafío demográfico, la digitalización de la economía y la capacitación de la población. Necesitamos superar la fracturación política táctica y concitar grandes acuerdos sobre cuestiones en las que nos jugamos nuestro futuro y el de nuestros hijos.
. Y, por último, debemos fortalecer nuestras instituciones frente al avance de populismos reaccionarios y los nacionalismos, que no pretenden solucionar los problemas sino utilizarlos de forma partidista. Por eso las mujeres debemos ejercer efectivamente todos nuestros derechos, fortalecer nuestras instituciones democráticas, acabar con la corrupción de la vida pública y buscar el consenso de amplias mayorías que nos permitan avanzar en la construcción de una sociedad mejor, más próspera y más justa, más libre y más segura.
En la España que quieres, la fraternidad desplazará a la insolidaridad, la cooperación permitirá sumar y multiplicar esfuerzos, sin agravios ni frustraciones. En la encrucijada del 28 de abril, los ciudadanos y ciudadanas de Catalunya y el conjunto de la ciudadanía española podemos decidir compartir un proyecto atractivo, plural, integrador, moderno y comprometido con el futuro de Catalunya, España y Europa. Es el proyecto socialista.
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