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Jueves, 19 de Marzo de 2020
OPINIÓN

Todo irá bien

ÁNGEL T. GARCÍA. Periodista.

[Img #29895]Llevaba casi toda la cara tapada por una mascarilla enorme, de las buenas, que se notaba muy usada. Indignada, pedía información en una oficina pública. Un familiar suyo podía ser uno de los ancianos afectados por el Coronavirus en un centro sanitario. Le iba a ver con frecuencia, pero aquel día, sin aviso, se habían restringido las visitas. Además, la repentina medida podía significar que ella misma pudiera estar infectada. Y su marido, la niña, y todo el entorno de ambos, incluidos los compañeros de trabajo.

Temblaba. Le ayudé como pude. Afortunadamente, yo disponía de algunos datos que le tranquilizaron. Me lo agradeció con la mirada. Le dije: “Irá todo bien” como despedida. Más tarde, en la soledad de mi coche, volviendo a casa, caí en la cuenta de que su fragilidad era la de todos. Sus nervios eran los de todos. Su preocupación era la de todos. Aquella chica era la sociedad.

Me la imaginé aquella misma tarde dudando si abrazar a su pequeña, desinfectando todo aquello que creyera haber tocado, lavándose las manos quinientas veces, consumiendo horas de informativos sorprendiéndose una y otra vez del número de contagiados. La vi aplaudiendo a las ocho de la tarde desde su balcón, con rabia, agradeciendo la labor del personal sanitario que está arriesgando la vida, vocacionalmente, a diario, en los hospitales, los ambulatorios o en el centro donde está su familiar.

Horas de encierro en casa, saliendo sólo apresuradamente para comprar el pan y cuatro cosas. Consumiendo memes en el móvil sobre gente que compra papel higiénico o pasea al perro. Bromas ingeniosas que hacen más llevadero el aburrimiento, cuando las series de televisión o la lectura ya te han saturado. Rechazando fakenews interesadas de apocalípticos que creen que a río revuelto, ganancia de pescadores.

Nuestra amiga obedecerá el Estado de Alarma sin desfallecer todo el tiempo necesario. Estoy convencido. Se comportará como una ciudadana solidaria, sin aspavientos, sin esperar ninguna recompensa individual. Sin excentricidades expresadas en Twitter en contra de la ciencia y la sociedad. Solo querrá, nada más y nada menos, que todos recuperemos el bien más preciado: la salud.

Y cuando por fin se quite la máscarilla, esperemos que más pronto que tarde, saldrá el sol del verano mediterráneo. Nos tendremos que volver a recuperar de una crisis económica, sí. ¡Otra vez! Pero quiero creer que la resistencia y la solidaridad nos habrán hecho más fuertes. A algunos se les caerá, más que la mascarilla, la careta, por haber intentado aprovechar la desgracia social para sus intereses. No es el momento de decir quiénes por no incomodar a nadie. Estamos en Estado de Alarma; la política no debería existir.

La chica, ya sin mascarilla, sonreirá, y lo haremos todos. Irá todo bien. Seguro.

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