OPINIÓN
De Orwell a Groucho, pasando por Valle-Inclán
JUAN CARLOS RUIZ. Periodista.
Ahora que en nuestras latitudes decae el azote vírico que ha trastocado muchos de nuestros esquemas mentales, sociales y colectivos, y que de alguna manera ha significado un baño de humildad para el ser humano todopoderoso acostumbrado a controlar ‘urbi et orbi’, podría ser buen momento para analizar lo sucedido con una perspectiva más adecuada. No la ideal, para eso habrá que salir del cuadro y observarlo con más objetividad.
Y como parece que no hay proceso sin fases, qué mejor que proceder a un análisis desgajado por etapas. La primera se movió entre escenarios orwellianos (la sociedad bajo el total control de las autoridades, distopía hecha realidad), de Edgar Allan Poe (tenebrosa convivencia cotidiana con la muerte) y de ‘La guerra de los mundos’ (el tono belicista, uniformados incluidos, ante la amenaza global). Mucho dolor, mucha ausencia, entre un mar de incertidumbres. Pero en líneas generales la gente respondió. Y funcionó.
Ilusos, muchos pensaron que este episodio nos iba a cambiar como sociedad para bien. Más solidarios, más fraternales, más empáticos, menos cainitas...
Poco a poco esta ilusión se fue evaporando y fuimos entrando en una etapa valleinclanesca, esperpéntica. El líder de la mayor potencia mundial recomendando inyectar desinfectante; ciudadanos de un barrio adinerado envolviéndose en la rojigualda contra un virus y saliendo a manifestarse en descapotable (arriba parias intelectuales de la Tierra); autoridades catalanas criticando una cifra de mascarillas donadas, no por la cantidad, sino por lo que simboliza en su mente; informes amañados de la Guardia Civil (¡oh, sorpresa!)... Por fortuna, y pese a la trascendencia mediática conseguida, han ido quedando en anécdota. Mientras, sin tanto foco, miles de profesionales arriesgaban sus vidas para sacarnos de estas.
Y con este último objetivo bastante cumplido, nos adentramos en la tercera y esperemos que última etapa. La marxista, pero no de Karl sino de Groucho: "La parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte". Desconfinamiento por fases, ahora un poquito, ahora poquito y medio, hoy una cosa, mañana otra… El BOE, como libro de cabecera para ir alcanzando ‘la nueva normalidad’. Y claro, la gente haciendo ya bastante lo que le da la gana. Orwell funciona en estado puro, no gaseoso.
Confusión, hartazgo de normativas… un mal menor, incluso justificable por lo inédito de la situación. Lo peor es lo que se ha ido descubriendo sobre el desamparo de las personas mayores en residencias, sospechas fundadas sobre un macabro darwinismo encubierto. “¿Cómo se te ocurre traerme a esta persona al hospital?”, lindezas así espetadas a la directora de una residencia del Baix Llobregat. Lo mismo en Madrid, en Andalucía…
Pero de todo se aprende. Para una próxima pandemia, ojalá que lejana, esperemos haber aprendido algunas lecciones y no tener que decir aquello de que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra.
Ahora que en nuestras latitudes decae el azote vírico que ha trastocado muchos de nuestros esquemas mentales, sociales y colectivos, y que de alguna manera ha significado un baño de humildad para el ser humano todopoderoso acostumbrado a controlar ‘urbi et orbi’, podría ser buen momento para analizar lo sucedido con una perspectiva más adecuada. No la ideal, para eso habrá que salir del cuadro y observarlo con más objetividad.
Y como parece que no hay proceso sin fases, qué mejor que proceder a un análisis desgajado por etapas. La primera se movió entre escenarios orwellianos (la sociedad bajo el total control de las autoridades, distopía hecha realidad), de Edgar Allan Poe (tenebrosa convivencia cotidiana con la muerte) y de ‘La guerra de los mundos’ (el tono belicista, uniformados incluidos, ante la amenaza global). Mucho dolor, mucha ausencia, entre un mar de incertidumbres. Pero en líneas generales la gente respondió. Y funcionó.
Ilusos, muchos pensaron que este episodio nos iba a cambiar como sociedad para bien. Más solidarios, más fraternales, más empáticos, menos cainitas...
Poco a poco esta ilusión se fue evaporando y fuimos entrando en una etapa valleinclanesca, esperpéntica. El líder de la mayor potencia mundial recomendando inyectar desinfectante; ciudadanos de un barrio adinerado envolviéndose en la rojigualda contra un virus y saliendo a manifestarse en descapotable (arriba parias intelectuales de la Tierra); autoridades catalanas criticando una cifra de mascarillas donadas, no por la cantidad, sino por lo que simboliza en su mente; informes amañados de la Guardia Civil (¡oh, sorpresa!)... Por fortuna, y pese a la trascendencia mediática conseguida, han ido quedando en anécdota. Mientras, sin tanto foco, miles de profesionales arriesgaban sus vidas para sacarnos de estas.
Y con este último objetivo bastante cumplido, nos adentramos en la tercera y esperemos que última etapa. La marxista, pero no de Karl sino de Groucho: "La parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte". Desconfinamiento por fases, ahora un poquito, ahora poquito y medio, hoy una cosa, mañana otra… El BOE, como libro de cabecera para ir alcanzando ‘la nueva normalidad’. Y claro, la gente haciendo ya bastante lo que le da la gana. Orwell funciona en estado puro, no gaseoso.
Confusión, hartazgo de normativas… un mal menor, incluso justificable por lo inédito de la situación. Lo peor es lo que se ha ido descubriendo sobre el desamparo de las personas mayores en residencias, sospechas fundadas sobre un macabro darwinismo encubierto. “¿Cómo se te ocurre traerme a esta persona al hospital?”, lindezas así espetadas a la directora de una residencia del Baix Llobregat. Lo mismo en Madrid, en Andalucía…
Pero de todo se aprende. Para una próxima pandemia, ojalá que lejana, esperemos haber aprendido algunas lecciones y no tener que decir aquello de que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra.
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.169