GAVÀ
La ciudad traza el camino para afrontar los efectos del cambio climático en la próxima década
El Ayuntamiento aprueba un documento que recoge una treintena de medidas y actuaciones de adaptación • Las intervenciones tienen un coste de ejecución cercano a los dos millones de euros
![[Img #33914]](https://elfar.cat/upload/images/11_2020/2576_gava.jpg)
El Ayuntamiento de Gavà ha aprobado el Plan Local de Adaptación al Cambio Climático 2020-2030 (PLACC), un documento elaborado con el apoyo del Área Metropolitana de Barcelona (AMB), que establece las líneas a seguir para afrontar los efectos de la gran amenaza medioambiental.
El PLACC plantea una treintena de medidas y actuaciones de adaptación en un horizonte de 10 años para que la ciudad sea más resiliente al calentamiento global del planeta. Todas ellas inciden en el medio natural y la biodiversidad; la red hidrológica y los recursos hídricos; protección civil y emergencias; la autosuficiencia energética; las playas; la salud y el bienestar social, y la agricultura.
Estas intervenciones, planificadas desde este año y hasta el 2030, tienen un coste de ejecución cercano a los dos millones de euros, de los que casi 1.600.000 euros serían responsabilidad directa del Ayuntamiento, mientras que cerca de 300.000 euros correrían a cargo de otras administraciones.
“Presentamos este documento en el contexto de la pandemia del COVID-19, que nos ha puesto de manifiesto cómo somos de vulnerables los seres humanos y el planeta”, expresaba esta mañana la alcaldesa de Gavà, Raquel Sánchez. “Aunque parece que se ha parado el mundo, hemos de continuar trabajando por los objetivos que nos hemos marcado desde hace mucho tiempo, que es intentar trazar un escenario y un modelo de ciudad que sea más resiliente a las amenazas y consecuencias que se derivan del cambio climático”, apuntaba, tras añadir que se trata de un plan local “muy importante” tanto “por lo que refleja” como “por los compromisos que se derivan de él”.
El documento ha sido supervisado por más de una decena de técnicos municipales coordinados por el departamento de Medio Ambiente. El objetivo principal es aumentar la capacidad de adaptación de la ciudad al cambio climático con medidas transversales que aumenten la resiliencia y disminuyan la exposición de los sistemas, sectores e infraestructuras de Gavà bajo premisas de sostenibilidad social, ambiental y económica. Por otra parte, permitirá integrar y coordinar las políticas y planes locales sectoriales para hacer frente a los riesgos específicos.
Para identificar estos riesgos, el PLACC incorpora una exhaustiva diagnosis de Gavà, que pone de relieve la complejidad de un territorio donde sus dos terceras partes son espacios naturales, de montaña, litorales o agrícolas. Además, se trata de un municipio que cuenta con una trama urbana y espacios económicos que crecen progresivamente hacia el oeste, y que está dotado de una amplia red de infraestructuras de comunicaciones.
Según se recoge en el documento, la ciudad tendrá que afrontar a finales del siglo XXI un incremento de las temperaturas medias anuales de unos 2 grados, así como la reducción de las precipitaciones, el aumento de los episodios de lluvias intensas o la subida del nivel del mar en 0,5 metros.
Teniendo en cuenta estos datos, y a partir del diagnóstico realizado, se han identificado 36 riesgos potenciales de diferentes magnitudes, 16 de los cuales requieren de una acción prioritaria. Entre ellos se encuentran las afectaciones a los ecosistemas terrestres; la disminución de la recarga de los acuíferos; la escasez de agua para cubrir el consumo no doméstico; el incremento de los incendios forestales; la disminución de la producción agrícola; las afectaciones en el servicio de suministro eléctrico; los efectos sobre la salud de las personas derivadas del aumento de las temperaturas; la regresión de la línea de costa; el riesgo de incremento de plagas urbanas, agrícolas y forestales, la inundación marítima o los incrementos de las inundaciones urbanas por insuficiencia de la red de alcantarillado y de los episodios de desbordamientos del sistema de saneamiento.
Precisamente, estas últimas problemáticas son las que están causando un mayor malestar y, por este motivo, su abordaje sería de los más urgentes. “Estamos muy preocupados por la afectación que tenemos en nuestro sistema de drenaje e hidráulico, que viene determinada en parte por los efectos del cambio climático que comporta que cada vez haya más tormentas intensas en cuanto a cantidad”, reconocía la alcaldesa. “Esto nos está suponiendo una serie de problemas muy importantes como, por ejemplo, los que denuncian a menudo los agricultores, o afectaciones en nuestro sistema de costa”, señalaba Sánchez, quien espera que las medidas contempladas en el PLACC relacionadas con esta cuestión, así como el trabajo coordinado con las administraciones competentes (Agència Catalana de l’Aigua y AMB), sirvan para paliar estas deficiencias actuales.
Una treintena de acciones
El documento aprobado recoge un total de 29 intervenciones a implementar hasta el año 2030. Entre ellas se encuentran la redacción de un plan de preservación y gestión de los espacios naturales y la biodiversidad; la ejecución de un plan local de prevención de invasiones biológicas; la elaboración de un plan de usos del sistema hídrico; la adaptación del verde urbano al cambio climático; la ejecución de un plan director forestal; promocionar el uso de la biomasa; diseñar un plan de gestión sostenible de los acuíferos y un plan director del alcantarillado; implantar sistemas urbanos de drenaje sostenible; realizar un plan de autosuficiencia energética, potenciar una estrategia conjunta supramunicipal para hacer frente a la modificación de la línea de costa o firmar un convenio específico con el Parque Agrario para analizar el impacto del cambio climático sobre la actividad agrícola.
“Hace mucho tiempo que los expertos y los científicos nos vienen advirtiendo de las consecuencias negativas del cambio climático, sobre todo motivadas por la actividad humana”, remarcaba la alcaldesa. “Las evidencias ahora son claras y vemos cómo estos efectos han llegado a todo el mundo, y también a nuestra ciudad”, afirmaba.
La edil considera que la aprobación de este plan era algo “inaplazable” porque sino “poníamos en riesgo nuestro modelo de ciudad y el bienestar de los ciudadanos”. Sánchez insistía en que no se trata solo de cumplir con las normativas marcadas por las diferentes directrices europeas o por los proyectos de ley que se están trabajando a nivel nacional. “Es también un compromiso y voluntad municipal, además de una obligación y una necesidad porque al igual que no tenemos planeta B, tampoco tenemos ciudad B”, aseveraba.
Larga trayectoria
Gavà hace años que aborda la emergencia climática. De hecho, en el año 2009 firmaba el Pacto de Alcaldes y Alcaldesas por la Energía, un compromiso a escala europea que involucra a los entes locales y a la ciudadanía en la lucha contra el calentamiento global. Este pacto fijaba como objetivo la reducción del 20% de las emisiones de gases de efecto invernadero e incrementar, en el mismo porcentaje, la producción de energías renovables. Para cumplir este compromiso, el Ayuntamiento aprobaba un año después el Plan de Acción para la Energía Sostenible (PAES).
Posteriormente, en 2017, se suscribía un nuevo Pacto de los Alcaldes y Alcaldesas por el Clima, que fija una reducción de las emisiones en el territorio en un 40% el año 2030, así como el compromiso de aumentar la resiliencia a los impactos del cambio climático a través de un Plan de Acción para la Energía Sostenible y el Clima. Este plan de acción incorporará tanto la actualización del PAES como el nuevo plan de adaptación que se acaba de aprobar.
Gavà, además, también forma parte de la Red Española de Ciudades por el Clima, de la que la alcaldesa es la vicepresidenta primera, y de la Red de Ciudades y Pueblos hacia la Sostenibilidad.
De hecho, la estrategia municipal de lucha contra el cambio climático abarca diferentes líneas de intervención. Una de ellas es la mejora de la gestión de los residuos con la implementación de un nuevo plan de gestión y recogida que conlleva, entre otras acciones, la sustitución de los contenedores y la renovación de la flota. Un plan que ha permitido incrementar en cinco puntos el porcentaje de recogida selectiva, pasando del 34 al 39%, y ahorrar 18 toneladas de emisiones de CO2 gracias a la sustitución de la flota de limpieza viaria por vehículos 100% eléctricos.
El impulso de la movilidad sostenible con la ampliación de la red ciclable, el dispositivo de movilidad en la playa durante el verano y proyectos supramunicipales como la conversión de la C-245 en una vía urbana o la reivindicación de la nueva línea R3 de Rodalies, son también otros ejes de actuación.
Gavà también se encuentra inmersa en la renovación y mejora del alumbrado con la implementación de un plan que posibilitará la sustitución de más de 6.600 puntos de luz por tecnología LED y que conllevará un ahorro energético de 2,7 millones de KWh anuales.
Así mismo, la ciudad destaca por la apuesta de transitar hacia un nuevo modelo de economía circular, con la participación en redes que promueven este nuevo modelo. Precisamente, en 2016 se incorporó a la Red de Ciudades por el Clima, y fue una de las impulsoras de la "Declaración de Sevilla: Ciudades por una economía circular". Y el pasado año se convirtió en la primera ciudad española en suscribir los compromisos Water Wise Cities promovidos por la Asociación Internacional del Agua, para fomentar un uso racional de los recursos hídricos.
![[Img #33914]](https://elfar.cat/upload/images/11_2020/2576_gava.jpg)
El Ayuntamiento de Gavà ha aprobado el Plan Local de Adaptación al Cambio Climático 2020-2030 (PLACC), un documento elaborado con el apoyo del Área Metropolitana de Barcelona (AMB), que establece las líneas a seguir para afrontar los efectos de la gran amenaza medioambiental.
El PLACC plantea una treintena de medidas y actuaciones de adaptación en un horizonte de 10 años para que la ciudad sea más resiliente al calentamiento global del planeta. Todas ellas inciden en el medio natural y la biodiversidad; la red hidrológica y los recursos hídricos; protección civil y emergencias; la autosuficiencia energética; las playas; la salud y el bienestar social, y la agricultura.
Estas intervenciones, planificadas desde este año y hasta el 2030, tienen un coste de ejecución cercano a los dos millones de euros, de los que casi 1.600.000 euros serían responsabilidad directa del Ayuntamiento, mientras que cerca de 300.000 euros correrían a cargo de otras administraciones.
“Presentamos este documento en el contexto de la pandemia del COVID-19, que nos ha puesto de manifiesto cómo somos de vulnerables los seres humanos y el planeta”, expresaba esta mañana la alcaldesa de Gavà, Raquel Sánchez. “Aunque parece que se ha parado el mundo, hemos de continuar trabajando por los objetivos que nos hemos marcado desde hace mucho tiempo, que es intentar trazar un escenario y un modelo de ciudad que sea más resiliente a las amenazas y consecuencias que se derivan del cambio climático”, apuntaba, tras añadir que se trata de un plan local “muy importante” tanto “por lo que refleja” como “por los compromisos que se derivan de él”.
El documento ha sido supervisado por más de una decena de técnicos municipales coordinados por el departamento de Medio Ambiente. El objetivo principal es aumentar la capacidad de adaptación de la ciudad al cambio climático con medidas transversales que aumenten la resiliencia y disminuyan la exposición de los sistemas, sectores e infraestructuras de Gavà bajo premisas de sostenibilidad social, ambiental y económica. Por otra parte, permitirá integrar y coordinar las políticas y planes locales sectoriales para hacer frente a los riesgos específicos.
Para identificar estos riesgos, el PLACC incorpora una exhaustiva diagnosis de Gavà, que pone de relieve la complejidad de un territorio donde sus dos terceras partes son espacios naturales, de montaña, litorales o agrícolas. Además, se trata de un municipio que cuenta con una trama urbana y espacios económicos que crecen progresivamente hacia el oeste, y que está dotado de una amplia red de infraestructuras de comunicaciones.
Según se recoge en el documento, la ciudad tendrá que afrontar a finales del siglo XXI un incremento de las temperaturas medias anuales de unos 2 grados, así como la reducción de las precipitaciones, el aumento de los episodios de lluvias intensas o la subida del nivel del mar en 0,5 metros.
Teniendo en cuenta estos datos, y a partir del diagnóstico realizado, se han identificado 36 riesgos potenciales de diferentes magnitudes, 16 de los cuales requieren de una acción prioritaria. Entre ellos se encuentran las afectaciones a los ecosistemas terrestres; la disminución de la recarga de los acuíferos; la escasez de agua para cubrir el consumo no doméstico; el incremento de los incendios forestales; la disminución de la producción agrícola; las afectaciones en el servicio de suministro eléctrico; los efectos sobre la salud de las personas derivadas del aumento de las temperaturas; la regresión de la línea de costa; el riesgo de incremento de plagas urbanas, agrícolas y forestales, la inundación marítima o los incrementos de las inundaciones urbanas por insuficiencia de la red de alcantarillado y de los episodios de desbordamientos del sistema de saneamiento.
Precisamente, estas últimas problemáticas son las que están causando un mayor malestar y, por este motivo, su abordaje sería de los más urgentes. “Estamos muy preocupados por la afectación que tenemos en nuestro sistema de drenaje e hidráulico, que viene determinada en parte por los efectos del cambio climático que comporta que cada vez haya más tormentas intensas en cuanto a cantidad”, reconocía la alcaldesa. “Esto nos está suponiendo una serie de problemas muy importantes como, por ejemplo, los que denuncian a menudo los agricultores, o afectaciones en nuestro sistema de costa”, señalaba Sánchez, quien espera que las medidas contempladas en el PLACC relacionadas con esta cuestión, así como el trabajo coordinado con las administraciones competentes (Agència Catalana de l’Aigua y AMB), sirvan para paliar estas deficiencias actuales.
Una treintena de acciones
El documento aprobado recoge un total de 29 intervenciones a implementar hasta el año 2030. Entre ellas se encuentran la redacción de un plan de preservación y gestión de los espacios naturales y la biodiversidad; la ejecución de un plan local de prevención de invasiones biológicas; la elaboración de un plan de usos del sistema hídrico; la adaptación del verde urbano al cambio climático; la ejecución de un plan director forestal; promocionar el uso de la biomasa; diseñar un plan de gestión sostenible de los acuíferos y un plan director del alcantarillado; implantar sistemas urbanos de drenaje sostenible; realizar un plan de autosuficiencia energética, potenciar una estrategia conjunta supramunicipal para hacer frente a la modificación de la línea de costa o firmar un convenio específico con el Parque Agrario para analizar el impacto del cambio climático sobre la actividad agrícola.
“Hace mucho tiempo que los expertos y los científicos nos vienen advirtiendo de las consecuencias negativas del cambio climático, sobre todo motivadas por la actividad humana”, remarcaba la alcaldesa. “Las evidencias ahora son claras y vemos cómo estos efectos han llegado a todo el mundo, y también a nuestra ciudad”, afirmaba.
La edil considera que la aprobación de este plan era algo “inaplazable” porque sino “poníamos en riesgo nuestro modelo de ciudad y el bienestar de los ciudadanos”. Sánchez insistía en que no se trata solo de cumplir con las normativas marcadas por las diferentes directrices europeas o por los proyectos de ley que se están trabajando a nivel nacional. “Es también un compromiso y voluntad municipal, además de una obligación y una necesidad porque al igual que no tenemos planeta B, tampoco tenemos ciudad B”, aseveraba.
Larga trayectoria
Gavà hace años que aborda la emergencia climática. De hecho, en el año 2009 firmaba el Pacto de Alcaldes y Alcaldesas por la Energía, un compromiso a escala europea que involucra a los entes locales y a la ciudadanía en la lucha contra el calentamiento global. Este pacto fijaba como objetivo la reducción del 20% de las emisiones de gases de efecto invernadero e incrementar, en el mismo porcentaje, la producción de energías renovables. Para cumplir este compromiso, el Ayuntamiento aprobaba un año después el Plan de Acción para la Energía Sostenible (PAES).
Posteriormente, en 2017, se suscribía un nuevo Pacto de los Alcaldes y Alcaldesas por el Clima, que fija una reducción de las emisiones en el territorio en un 40% el año 2030, así como el compromiso de aumentar la resiliencia a los impactos del cambio climático a través de un Plan de Acción para la Energía Sostenible y el Clima. Este plan de acción incorporará tanto la actualización del PAES como el nuevo plan de adaptación que se acaba de aprobar.
Gavà, además, también forma parte de la Red Española de Ciudades por el Clima, de la que la alcaldesa es la vicepresidenta primera, y de la Red de Ciudades y Pueblos hacia la Sostenibilidad.
De hecho, la estrategia municipal de lucha contra el cambio climático abarca diferentes líneas de intervención. Una de ellas es la mejora de la gestión de los residuos con la implementación de un nuevo plan de gestión y recogida que conlleva, entre otras acciones, la sustitución de los contenedores y la renovación de la flota. Un plan que ha permitido incrementar en cinco puntos el porcentaje de recogida selectiva, pasando del 34 al 39%, y ahorrar 18 toneladas de emisiones de CO2 gracias a la sustitución de la flota de limpieza viaria por vehículos 100% eléctricos.
El impulso de la movilidad sostenible con la ampliación de la red ciclable, el dispositivo de movilidad en la playa durante el verano y proyectos supramunicipales como la conversión de la C-245 en una vía urbana o la reivindicación de la nueva línea R3 de Rodalies, son también otros ejes de actuación.
Gavà también se encuentra inmersa en la renovación y mejora del alumbrado con la implementación de un plan que posibilitará la sustitución de más de 6.600 puntos de luz por tecnología LED y que conllevará un ahorro energético de 2,7 millones de KWh anuales.
Así mismo, la ciudad destaca por la apuesta de transitar hacia un nuevo modelo de economía circular, con la participación en redes que promueven este nuevo modelo. Precisamente, en 2016 se incorporó a la Red de Ciudades por el Clima, y fue una de las impulsoras de la "Declaración de Sevilla: Ciudades por una economía circular". Y el pasado año se convirtió en la primera ciudad española en suscribir los compromisos Water Wise Cities promovidos por la Asociación Internacional del Agua, para fomentar un uso racional de los recursos hídricos.
























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