OPINIÓN
Un nuevo contrato social
JOSEP MARIA ROMERO. Secretario General CCOO del Baix Llobregat, Alt Penedès, Anoia i Garraf
Afrontamos el 2021 con una evidente preocupación, la pandemia ha impactado de forma desigual en la sociedad, cambia el paisaje de los riesgos sociales y la profundidad e intensidad de los cambios tendrán una afectación directa en nuestras vidas. Nos dirigimos a un mundo muy diferente, no necesariamente mejor al actual.
Nuestra estructura económica ha mostrado sus profundos desequilibrios sociales, territoriales y sectoriales. Un modelo productivo caracterizado por sectores intensivos en mano de obra escasamente cualificada, fácilmente amortizable, con predominio de empleo temporal, bajos salarios, productividad escasa y una dimensión empresarial reducida y débil expuesta a los cambios de ciclo. Juntamente con un volumen considerable de empresas que se declararán insolventes y otras tantas inviables a corto plazo, nos dan la medida de la gravedad de la situación, especialmente alarmante en el sector de la hostelería, con una destrucción de empleo dramática y continuada, a la que se suman la industria y la construcción. El sistema doméstico y social también ha colapsado y la irrupción de una nueva pobreza es su efecto visible más destacado.
Las transformaciones sistémicas -emergencia climática, reto tecnológico y realidad demográfica- requieren un refuerzo sustancial del sector público y del estado del bienestar con el concurso y participación de los agentes sociales y económicos. Es el momento de implementar medidas urgentes, construir consensos amplios y modernizar nuestro sistema de relaciones laborales, erradicando el paradigma de bajos salarios y devaluación permanente del factor trabajo. También debemos impulsar una agenda social post-pandemia para dar certezas a las personas que peor lo están pasando y en paralelo, definir y ejecutar políticas de carácter sectorial para mantener tejido productivo y dar estabilidad al empleo.
En el Baix Llobregat hay que profundizar y acelerar los compromisos del Pacte per un nou impuls econòmic i social. Una vez completada una primera fase de diseño de líneas estratégicas ahora toca desarrollar el empoderamiento de la cadena de valor de la automoción, referenciar clausulas sociales homogéneas para la contratación pública, dimensionar y prestigiar la Formación Profesional, volviendo a reclamar la puesta en marcha del CFA (Centro de Formación de la Automoción de Martorell) o concretar líneas de financiación para modernizar nuestros polígonos de actividad económica. También debemos convertir en una realidad tangible los Fondos Next Generation de la UE. Son una gran oportunidad para un cambio de prioridades, deben permitir hacer compatible inversiones y reformas y son una gran palanca para impulsar el anhelado y necesario cambio de modelo productivo (transición verde y digital). Nuestra comarca que sabe y apuesta por la concertación, debe reivindicar su espacio de implicación proactiva, de acompañamiento en el diseño y gestión de los proyectos e incluso de evaluación crítica a favor de esta potente herramienta de reconstrucción y resiliencia.
Un año con grandes retos por delante, en el que revertir la desigualdad creciente debe ser la gran prioridad y en el que tenemos que contribuir a imponer la superioridad social y moral de una visión solidaria y colectiva de nuestra existencia. La salida pasa por apostar decididamente por un modelo de sostenibilidad social, económica y ecológica.
Afrontamos el 2021 con una evidente preocupación, la pandemia ha impactado de forma desigual en la sociedad, cambia el paisaje de los riesgos sociales y la profundidad e intensidad de los cambios tendrán una afectación directa en nuestras vidas. Nos dirigimos a un mundo muy diferente, no necesariamente mejor al actual.
Nuestra estructura económica ha mostrado sus profundos desequilibrios sociales, territoriales y sectoriales. Un modelo productivo caracterizado por sectores intensivos en mano de obra escasamente cualificada, fácilmente amortizable, con predominio de empleo temporal, bajos salarios, productividad escasa y una dimensión empresarial reducida y débil expuesta a los cambios de ciclo. Juntamente con un volumen considerable de empresas que se declararán insolventes y otras tantas inviables a corto plazo, nos dan la medida de la gravedad de la situación, especialmente alarmante en el sector de la hostelería, con una destrucción de empleo dramática y continuada, a la que se suman la industria y la construcción. El sistema doméstico y social también ha colapsado y la irrupción de una nueva pobreza es su efecto visible más destacado.
Las transformaciones sistémicas -emergencia climática, reto tecnológico y realidad demográfica- requieren un refuerzo sustancial del sector público y del estado del bienestar con el concurso y participación de los agentes sociales y económicos. Es el momento de implementar medidas urgentes, construir consensos amplios y modernizar nuestro sistema de relaciones laborales, erradicando el paradigma de bajos salarios y devaluación permanente del factor trabajo. También debemos impulsar una agenda social post-pandemia para dar certezas a las personas que peor lo están pasando y en paralelo, definir y ejecutar políticas de carácter sectorial para mantener tejido productivo y dar estabilidad al empleo.
En el Baix Llobregat hay que profundizar y acelerar los compromisos del Pacte per un nou impuls econòmic i social. Una vez completada una primera fase de diseño de líneas estratégicas ahora toca desarrollar el empoderamiento de la cadena de valor de la automoción, referenciar clausulas sociales homogéneas para la contratación pública, dimensionar y prestigiar la Formación Profesional, volviendo a reclamar la puesta en marcha del CFA (Centro de Formación de la Automoción de Martorell) o concretar líneas de financiación para modernizar nuestros polígonos de actividad económica. También debemos convertir en una realidad tangible los Fondos Next Generation de la UE. Son una gran oportunidad para un cambio de prioridades, deben permitir hacer compatible inversiones y reformas y son una gran palanca para impulsar el anhelado y necesario cambio de modelo productivo (transición verde y digital). Nuestra comarca que sabe y apuesta por la concertación, debe reivindicar su espacio de implicación proactiva, de acompañamiento en el diseño y gestión de los proyectos e incluso de evaluación crítica a favor de esta potente herramienta de reconstrucción y resiliencia.
Un año con grandes retos por delante, en el que revertir la desigualdad creciente debe ser la gran prioridad y en el que tenemos que contribuir a imponer la superioridad social y moral de una visión solidaria y colectiva de nuestra existencia. La salida pasa por apostar decididamente por un modelo de sostenibilidad social, económica y ecológica.










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