“Para poder hacer frente a la incertidumbre tienes que tener conocimiento y capacidad de adaptación”

El alcalde de Viladecans, Carles Ruiz, es actualmente copresidente de la Red de Ciudades de la Ciencia y la Innovación (Innpulso), el mayor foro de encuentro de todos aquellos ayuntamientos que pretenden progresar en la definición y aplicación de políticas locales innovadoras y en el que se comparten experiencias e iniciativas con un fuerte componente tecnológico. En esta entrevista, concedida a ELFAR.CAT, analiza el avance y la madurez de los proyectos de ciudades y territorios inteligentes.

 -¿Cuáles son los principales retos que deben abordar nuestros municipios?
-Estamos frente a un cambio muy profundo en el conjunto de la sociedad en la manera de producir, en la manera de consumir, en la manera de relacionarse incluso, a través de las redes sociales, la economía circular, etc. Ese cambio profundo necesita de adaptación tecnológica, de formación y adquisición de conocimiento, y también, y sobre todo, de una manera distinta de gestionar y de adoptar nuevos modelos de gestión.

-¿Considera que la pandemia ha acelerado estos desafíos?
-La pandemia ha hecho visibles gran parte de esos desafíos de una manera más clara. Hemos comprobado cómo, realmente, una situación de crisis se puede convertir en una crisis global en pocas semanas. Y hemos sido capaces de implementar globalmente mecanismos de interconexión que hasta entonces eran excepcionales. Hemos visto que la innovación es fundamental para dar respuesta a situaciones que no teníamos previstas, porque el gran reto que tenemos es afrontar la incertidumbre en la que vivimos.

Como la tecnología está cambiando tanto y tan rápidamente al igual que la sociedad, que también está evolucionando a gran velocidad, es difícil prever con qué tecnologías vamos a contar en el futuro, con qué modelos vamos a contar en el futuro, qué productos se van a vender... Por tanto, el elemento fundamental es la incertidumbre. Y para poder hacer frente a la incertidumbre tienes que tener conocimiento y capacidad de adaptación.

-¿Qué papel juegan las nuevas tecnologías en todos estos cambios?
-El cambio en el que estamos inmersos viene de dos corrientes fundamentales: una es la crisis climática y, por tanto, el modelo de crecimiento y el modelo de nuestro ecosistema. Y la otra es la tecnológica y los cambios en la tecnología. Por tanto, la tecnología es el centro de ese cambio y, a la vez, centro de la solución.

-Los municipios más digitalizados, ¿han respondido mejor a la situación creada por la crisis sanitaria?
-Sí. Disponer de más instrumentos de rapidez en la respuesta, de comunicación y de intercambio de información ha facilitado la capacidad de reacción. En el escenario de incertidumbre en el que vivimos, la seguridad está en tener capacidad de información para responder. Cada vez más, las tecnologías que producen información dan más capacidad para responder y por eso es tan importante aplicar la inteligencia artificial en las ciudades, porque realmente la tecnología está en el centro de ese cambio. Es necesario, por ejemplo, instalar sensores que recojan datos de movilidad o del funcionamiento de los servicios. Aportan datos que mejoran los servicios.

“La innovación es fundamental para dar respuesta a situaciones que no teníamos previstas”

-¿Cree que el Baix Llobregat es un territorio avanzado en la implementación de proyectos y medidas smart?
-En el Baix Llobregat coincide, por una parte, que hay bastantes municipios que están trabajando en la innovación y en el cambio tecnológico desde hace tiempo y que ahora, a raíz de lo que está ocurriendo, están acelerando las propuestas. Por otra parte, también hay un gran número de empresas innovadoras en sectores trascendentales. El ámbito de la movilidad es clarísimo, con Seat y otras empresas, y también tenemos importantes tractores en el sector de la construcción sostenible.

La suma de la capacidad institucional, de la capacidad industrial y de gestión, más la existencia de un conocimiento que aportan la UPC y los centros de investigación que tenemos ubicados en la comarca, nos ofrecen unas posibilidades muy superiores a otros territorios para abordar ese cambio. Tenemos talento y herramientas.

-¿Es la colaboración público-privada un aspecto clave en el desarrollo de ciudades inteligentes?
-Sin duda, porque a lo que vamos es a una sociedad donde cambian las fórmulas. Por ejemplo, en el ámbito de la movilidad, cada vez más vamos a movilidades compartidas: un ciudadano no usará un único medio de transporte, irá cambiando de sistemas y utilizará aparatos de micro movilidad (patinetes, bicicletas…), transporte público, coches en sharing... Y lo hará todo a través de una aplicación que le irá guiando de la manera más cómoda para moverse. Ahí deberán combinarse las ofertas públicas con las privadas.

El desarrollo de la nueva movilidad está suponiendo una implantación de infraestructuras muy importante en las ciudades, que debe contar también con la aportación privada en todo el proceso de implantación. Por tanto, cada vez más, la esfera entre lo público y lo privado, en lo que a la gestión de las ciudades y los territorios se refiere, va a estar más compartida. Y el ejemplo de la movilidad es trasladable a otros ámbitos.

-Está claro que son muchas las ventajas, tanto económicas como sociales, de esta apuesta por convertir a nuestras ciudades en smart cities. ¿Pero qué hacemos con la brecha digital?   
-La brecha digital se ha dejado ver en esferas diferentes. Por ejemplo, durante el confinamiento derivado de la pandemia, en los territorios donde había más digitalización se ha podido tener mejor servicio de suministros, de alimentación, de compra, de consumo... Lo mismo ha ocurrido con el teletrabajo: si no tienes cobertura ni capacidad de telecomunicaciones, difícilmente puedes trabajar desde casa. También existe la brecha digital interna en las ciudades: hay personas que pueden quedarse al margen de las ayudas, de las alarmas o de la información, porque no tienen habilidades digitales.

Por este motivo, desde los ayuntamientos se ha tenido que incrementar mucho la presencia física, yendo a los propios hogares; estimular la colaboración con los vecinos, o utilizar los mecanismos de publicidad tradicionales, en papel, para poder llegar a las personas. Es muy importante que nadie se quede atrás y debemos formar o ayudar a aquellas personas que tienen dificultades para acceder a esos servicios a través de la tecnología.

-¿Qué oportunidades ofrece a nuestros municipios el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de España y los fondos europeos Next Generation?  
-El Plan de Recuperación significa abordar la crisis de una manera diferente a como se hizo en 2008. Supone partir de la base de incrementar la inversión pública y de ampliar las ayudas a las empresas para acelerar los procesos de innovación, transformación y mejora. Es una inyección de capital importante por su cantidad –que ayudará a la creación de nuevos empleos, con más recursos para las empresas y más capacidad de gestión–, y por su calidad, ya que está orientado a los dos elementos fundamentales del cambio que estamos experimentando: la digitalización y la transición climática. Es una gran oportunidad, sin ninguna duda.

En cuanto a los fondos europeos, suponen ya la concreción en el territorio de esas ayudas, y están permitiendo a los ayuntamientos acelerar procesos –que teníamos planteados o que, a raíz del COVID-19 se ha evidenciado que eran necesarios– con recursos públicos. Muchos municipios van a poder desarrollar planes de sensibilización, de recursos para la movilidad y la gestión de los servicios que van a mejorar sustancialmente su capacidad de gestión.

-El pasado mes de enero, el Ministerio de Ciencia e Innovación aprobaba la concesión de cerca de 1,8 millones de euros en ayudas para la incorporación de agentes de innovación en los ayuntamientos que forman parte de la Red Innpulso. ¿Cuál será la función de esta nueva figura?
-Básicamente, extender la innovación en el seno del mismo ayuntamiento, y también, lógicamente, colaborar con los equipos municipales para poder trasladar la innovación a las empresas y al entorno social de los municipios. Necesitamos un cambio importante y la innovación supone un cambio cultural: de la manera de hacer, de concebir los servicios… Estos agentes son personas especializadas que van a dar apoyo tanto a los ayuntamientos por dentro como al entorno: a las empresas, las entidades y la ciudadanía en general.

-¿En qué otros proyectos está trabajando la Red Innpulso?
-En la Red Innpulso estamos, por una parte, trabajando internamente en crear nuevos modelos de gestión. Por ejemplo, estamos trabajando en la gestión por misiones. En estos momentos, Valencia y Viladecans son las dos ciudades de España pioneras en este modelo de gestión que supone orientar las estrategias municipales a objetivos concretos que puedan extender la innovación al conjunto de la organización y del municipio. Estamos también creando mecanismos de cooperación entre los mismos ayuntamientos para acercarnos a las estrategias de innovación y tener unos protocolos compartidos. Asimismo, estamos poniendo en valor todo el trabajo que se está haciendo no sólo desde ciudades grandes, sino también desde ciudades pequeñas y medianas, por y para la innovación y la competitividad.

-¿Cómo han de ser las ciudades y municipios del futuro?
-Han de ser ciudades que tengan capacidad de interconexión entre la ciudadanía y las empresas, que fomenten la compartición de información y proyectos, y que favorezcan también el hecho de compartir la capacidad competitiva.

También han de ser ciudades que contribuyan a la mejora del clima y, por tanto, hagan frente a la crisis climática, aplicando modelos de construcción basados en la economía circular, renaturalizando espacios y desarrollando modelos en que la biodiversidad sea un elemento importante a tener en cuenta en el diseño de los espacios públicos.

Creo que los cambios más importantes van a centrarse en la manera de compartir la comunicación, en la capacidad de tener datos y compartirlos. Y también en esa capacidad de combatir el cambio climático con políticas que supongan reducción de emisiones, nuevas maneras de construir y gestionar los espacios públicos y de edificar.

En el centro de todo está también la capacidad de proveer de servicios y crear redes para fomentar la igualdad y evitar brechas digitales y medioambientales.