ESPLUGUES
La calle como lugar de juegos
Esplugues, conjuntamente con otras seis ciudades europeas, está desarrollando un proyecto que busca fomentar los juegos tradicionales al aire libre como herramienta de cohesión social
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¿Qué niño no sabe utilizar la videoconsola, la tablet, el ordenador o el smartphone? La respuesta es ninguno. De hecho, estos dispositivos son su diversión número uno, ya que se pasan horas y horas frente a ellos, matando monstruos o jugando al Candy Crush. ¿Y cuántos niños saben qué es el aro, la mariola, la rayuela, la peonza, las canicas, la comba, la gallinita ciega, el hinque, el pañuelo, el escondite, el conejo de las suerte o las chapas? Pues muy pocos. O, más bien, ninguno.
Y es una lástima, porque los juegos de antaño no sólo fomentaban la creatividad y la educación en valores, sino que hacían de nuestras calles un lugar idóneo para relacionarse y aprender habilidades imprescindibles en la vida diaria. Además, servían para propiciar la convivencia y fortalecer así el tejido social y comunitario de los barrios.
Diversos estudios demuestran que el tiempo del que disponen los niños para jugar en el exterior ha descendido un 71% en tan solo una generación y que pasan un 90% de su vida en espacios cerrados, ya que tienden a quedarse en casa en sus ratos de ocio al preferir divertirse con los innumerables aparatos electrónicos que tienen a su alcance.
Las ventajas de jugar al aire libre están sobradamente demostradas, y por este motivo Esplugues ha decidido participar en una red europea que tiene como finalidad desarrollar un proyecto de fomento de los juegos tradicionales en el espacio público. La red se ha constituido a partir de una iniciativa de la ciudad italiana de Udine sobre el uso del juego para trabajar y mejorar la cohesión social, que lleva a cabo desde hace años y que ha sido reconocida con el sello europeo de buenas prácticas Urbact.
El hecho de que Esplugues también haya sido distinguida por sus proyectos de impulso a la participación de niños y jóvenes en la gobernanza de la ciudad, mediante la Audiència Jove y el Consell d’Infants, ha sido un factor decisivo a la hora de contactar con las otras cinco ciudades europeas que, junto con Udine, conforman la red: Cork (Irlanda), Katowice (Polonia), Klaipeda (Lituania), Larissa (Grecia) y Viana do Castelo (Portugal).
Aunque el proyecto que hará Esplugues se tiene que acabar de definir durante los próximos dos años, en una primera fase ya se han identificado cuatro aspectos de la buena práctica de la ciudad del norte de Italia para adaptarlos en el municipio del Baix Llobregat: involucrar a las escuelas, crear una ludoteca móvil que se desplace a los parques y despliegue los juegos, organizar una programación anual de actividades y habilitar un espacio fijo con todo tipo de juegos.
La idea, según informan desde el consistorio, es que los juegos no vayan dirigidos únicamente a los más pequeños, sino también a los jóvenes, adultos y personas mayores, como una manera de fortalecer la cohesión social y fomentar la unión familiar. El presupuesto para llevar a cabo este proyecto es de 52.000 euros.
Durante los próximos meses se harán reuniones y encuentros entre las ciudades que conforman la red europea. En Esplugues está previsto que la primera reunión, a la que asistirán el resto de los participantes, se celebre la primera semana de marzo. Serán dos jornadas de trabajo dirigidas por las personas responsables de la buena práctica en Udine.
Para que la iniciativa sea un éxito, el Ayuntamiento buscará la implicación del tejido asociativo y de otros agentes, como instituciones, la Fundació Sant Joan de Déu, los esplais de la ciudad, el Consell Municipal de l’Esport o el Consell Escolar. “El objetivo es que sea un proyecto impulsado de forma colectiva y ciudadana”, apuntan desde el consistorio. De hecho, el próximo miércoles, 30 de enero, el Espai Baronda acogerá un encuentro con entidades.
¿Qué niño no sabe utilizar la videoconsola, la tablet, el ordenador o el smartphone? La respuesta es ninguno. De hecho, estos dispositivos son su diversión número uno, ya que se pasan horas y horas frente a ellos, matando monstruos o jugando al Candy Crush. ¿Y cuántos niños saben qué es el aro, la mariola, la rayuela, la peonza, las canicas, la comba, la gallinita ciega, el hinque, el pañuelo, el escondite, el conejo de las suerte o las chapas? Pues muy pocos. O, más bien, ninguno.
Y es una lástima, porque los juegos de antaño no sólo fomentaban la creatividad y la educación en valores, sino que hacían de nuestras calles un lugar idóneo para relacionarse y aprender habilidades imprescindibles en la vida diaria. Además, servían para propiciar la convivencia y fortalecer así el tejido social y comunitario de los barrios.
Diversos estudios demuestran que el tiempo del que disponen los niños para jugar en el exterior ha descendido un 71% en tan solo una generación y que pasan un 90% de su vida en espacios cerrados, ya que tienden a quedarse en casa en sus ratos de ocio al preferir divertirse con los innumerables aparatos electrónicos que tienen a su alcance.
Las ventajas de jugar al aire libre están sobradamente demostradas, y por este motivo Esplugues ha decidido participar en una red europea que tiene como finalidad desarrollar un proyecto de fomento de los juegos tradicionales en el espacio público. La red se ha constituido a partir de una iniciativa de la ciudad italiana de Udine sobre el uso del juego para trabajar y mejorar la cohesión social, que lleva a cabo desde hace años y que ha sido reconocida con el sello europeo de buenas prácticas Urbact.
El hecho de que Esplugues también haya sido distinguida por sus proyectos de impulso a la participación de niños y jóvenes en la gobernanza de la ciudad, mediante la Audiència Jove y el Consell d’Infants, ha sido un factor decisivo a la hora de contactar con las otras cinco ciudades europeas que, junto con Udine, conforman la red: Cork (Irlanda), Katowice (Polonia), Klaipeda (Lituania), Larissa (Grecia) y Viana do Castelo (Portugal).
Aunque el proyecto que hará Esplugues se tiene que acabar de definir durante los próximos dos años, en una primera fase ya se han identificado cuatro aspectos de la buena práctica de la ciudad del norte de Italia para adaptarlos en el municipio del Baix Llobregat: involucrar a las escuelas, crear una ludoteca móvil que se desplace a los parques y despliegue los juegos, organizar una programación anual de actividades y habilitar un espacio fijo con todo tipo de juegos.
La idea, según informan desde el consistorio, es que los juegos no vayan dirigidos únicamente a los más pequeños, sino también a los jóvenes, adultos y personas mayores, como una manera de fortalecer la cohesión social y fomentar la unión familiar. El presupuesto para llevar a cabo este proyecto es de 52.000 euros.
Durante los próximos meses se harán reuniones y encuentros entre las ciudades que conforman la red europea. En Esplugues está previsto que la primera reunión, a la que asistirán el resto de los participantes, se celebre la primera semana de marzo. Serán dos jornadas de trabajo dirigidas por las personas responsables de la buena práctica en Udine.
Para que la iniciativa sea un éxito, el Ayuntamiento buscará la implicación del tejido asociativo y de otros agentes, como instituciones, la Fundació Sant Joan de Déu, los esplais de la ciudad, el Consell Municipal de l’Esport o el Consell Escolar. “El objetivo es que sea un proyecto impulsado de forma colectiva y ciudadana”, apuntan desde el consistorio. De hecho, el próximo miércoles, 30 de enero, el Espai Baronda acogerá un encuentro con entidades.
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