La igualdad en la sociedad y en las empresas

Mucho hemos luchado. Mucho hemos legislado. Mucho hemos conseguido. Pero la situación actual sigue no siendo de igualdad entre hombres y mujeres.

Mucho trabajo nos queda por hacer. Trabajo que podemos hacer sin esperar que lo hagan otros... Me refiero a nuestras relaciones humanas en el trabajo, en la familia, con los amigos, con los colegas. No es cuestión de edad, ni de rango, tampoco de situación o estado.

Ni hombres ni mujeres tenemos que dejar que se cuelen en nuestras conversaciones, en nuestras relaciones, expresiones que sean de falta de respeto, de sometimiento, de menosprecio, de vejación, de humillación o de superioridad.

Tanto el emitirlas como el consentirlas nos hace cómplices de un problema que debemos resolver entre todos y que todos podemos hacer para mejorarlo hasta la erradicación.

Podemos pensar que son detalles, que no es importante, pero todo conforma y forma parte de una cultura que nos envuelve y nos condiciona.

Es importante que cambiemos las relaciones humanas que hasta ahora hemos tenido, por unas nuevas relaciones igualitarias, equilibradas, justas, equitativas y equidistantes. Desde niños hasta adultos, todas nuestras relaciones se deben basar en el respeto mutuo y en el reconocimiento de la dignidad del otro.

La empresa es un parte de la sociedad, donde sucede lo mismo que fuera. Hay una legislación que favorece e impulsa la igualdad, pero lo importante es la relación que día a día establezcan las personas integrantes de una empresa, sea quien sea y ocupe el puesto que ocupe en la organización.

Cuanto más practiquemos, cada uno de nosotros, unas relaciones de igualdad con el sexo contrario, más igualitaria será la sociedad. Podemos hacer mucho y cada día. No lo olvidemos.