OPINIÓN
Sin excusas
Ana Roca. Delegada de Metges de Catalunya (MC) en la Gerencia Territorial Metropolitana Sur del ICS
La emergencia sanitaria provocada por la pandemia de coronavirus ha puesto de manifiesto la extrema fragilidad del sistema público de salud y el castigo continuado que sufre el personal sanitario en general y el colectivo médico en particular. Con el pretexto de la última crisis económica de hace una década, los responsables sanitarios decidieron impulsar una política incisiva de recortes que ha dejado esquelético uno de los pilares fundamentales del estado del bienestar como la sanidad.
Las consecuencias de esta nefasta gestión son bastante evidentes: insuficiente dotación presupuestaria, déficit de plantilla, cronificación de la presión asistencial, retribuciones raquíticas, escasa inversión tecnológica y falta de reconocimiento profesional. Todo ello, ha puesto al límite, desde hace tiempo, no solo el sistema sanitario, sino también a su personal.
Con esta tarjeta de presentación, los trabajadores de la salud hemos tenido que afrontar la embestida atroz de una crisis sanitaria global que ha dejado al descubierto la debilidad de la estructura, pero también su grandeza. Una vez más, y ya van muchas, la profesionalidad y el sobreesfuerzo ingente de las plantillas han suplido las penurias sanitarias, pero esta situación no se puede eternizar. Las excusas se han acabado. Urge una verdadera mejora del sistema. La demanda social y profesional de dotar de más medios toda la red sanitaria es ensordecedora.
Catalunya necesita reformar de inmediato su sistema sanitario para adaptarlo a los nuevos retos, con una apuesta decidida y real por la atención primaria, pero también con un empoderamiento de sus profesionales, porque éstos forman parte de los cambios y de las soluciones. Ha llegado la hora de la sanidad y el Govern no puede mirar hacia otro lado. Hay que repensar el sistema y se debe hacer de la mano de su personal. Los médicos y las médicas estamos y estaremos, porque queremos participar en este proceso de reconstrucción. Queremos que se nos tenga en cuenta y se nos escuche. No hay más alternativas. Seguir apuntalando el sistema con el sacrificio de las condiciones laborales y profesionales de los sanitarios nos aboca al cataclismo y a una rebelión de batas blancas.
La emergencia sanitaria provocada por la pandemia de coronavirus ha puesto de manifiesto la extrema fragilidad del sistema público de salud y el castigo continuado que sufre el personal sanitario en general y el colectivo médico en particular. Con el pretexto de la última crisis económica de hace una década, los responsables sanitarios decidieron impulsar una política incisiva de recortes que ha dejado esquelético uno de los pilares fundamentales del estado del bienestar como la sanidad.
Las consecuencias de esta nefasta gestión son bastante evidentes: insuficiente dotación presupuestaria, déficit de plantilla, cronificación de la presión asistencial, retribuciones raquíticas, escasa inversión tecnológica y falta de reconocimiento profesional. Todo ello, ha puesto al límite, desde hace tiempo, no solo el sistema sanitario, sino también a su personal.
Con esta tarjeta de presentación, los trabajadores de la salud hemos tenido que afrontar la embestida atroz de una crisis sanitaria global que ha dejado al descubierto la debilidad de la estructura, pero también su grandeza. Una vez más, y ya van muchas, la profesionalidad y el sobreesfuerzo ingente de las plantillas han suplido las penurias sanitarias, pero esta situación no se puede eternizar. Las excusas se han acabado. Urge una verdadera mejora del sistema. La demanda social y profesional de dotar de más medios toda la red sanitaria es ensordecedora.
Catalunya necesita reformar de inmediato su sistema sanitario para adaptarlo a los nuevos retos, con una apuesta decidida y real por la atención primaria, pero también con un empoderamiento de sus profesionales, porque éstos forman parte de los cambios y de las soluciones. Ha llegado la hora de la sanidad y el Govern no puede mirar hacia otro lado. Hay que repensar el sistema y se debe hacer de la mano de su personal. Los médicos y las médicas estamos y estaremos, porque queremos participar en este proceso de reconstrucción. Queremos que se nos tenga en cuenta y se nos escuche. No hay más alternativas. Seguir apuntalando el sistema con el sacrificio de las condiciones laborales y profesionales de los sanitarios nos aboca al cataclismo y a una rebelión de batas blancas.
José Luis | Jueves, 02 de Julio de 2020 a las 03:57:40 horas
Por supuesto que el colectivo médico organizado tiene mucho que decir en el diseño del nuevo sistema de salud. Pero no sólo, también el resto de profesionales de la sanidad tienen ese derecho a ser escuchados en este tema, como también los ciudadanos organizados en defensa de la sanidad pública. Todas son voces que deben ser escuchadas.
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