Miércoles, 15 de Octubre de 2025

Actualizada

Martes, 14 de Octubre de 2025 a las 21:20:50 horas

MARÍA JOSÉ ESPINOSA | 2824
Viernes, 23 de Octubre de 2020
COMARCA

La atención primaria, al límite

Los profesionales de los ambulatorios se sienten desbordados ante la sobrecarga de trabajo y entre los usuarios se incrementa la crispación al no ser atendidos como antes de la pandemia • Entidades sanitarias y plataformas vecinales exigen una mayor dotación de recursos económicos y de personal

La situación de emergencia sanitaria que vivimos desde el mes de marzo ha agravado aún más las precarias condiciones en las que ya trabajaban los profesionales de la atención primaria tras años de políticas de recortes.  

 

A los problemas de escaso presupuesto, falta de personal o equipos obsoletos, se suma ahora la sobrecarga que supone la atención de enfermos de COVID-19, las correspondientes pruebas PCR, el estudio o seguimiento de contactos y la enorme burocracia que requiere cada positivo o cribado. Y, además, se añade la asistencia a las personas que viven en residencias, la atención a los centros educativos y, en estos momentos, la campaña de vacunación de la gripe. Todo ello hace que los centros de atención primaria estén absolutamente desbordados y al borde del colapso. 

 

Los propios profesionales reconocen que están al límite, agotados física y mentalmente, y algunos ya dudan de si podrán aguantar más tiempo si no hay mejoras importantes a corto plazo, y más teniendo en cuenta que la situación es más que probable que se agrave con la llegada del frío y el empeoramiento del escenario vírico actual. 

 

“Estamos cansados y agotados”, admite Elio Conesa, enfermero del CAP Molí Nou de Sant Boi y delegado de CGT en el Baix Llobregat. “Muchos nos hemos incorporado después de las vacaciones, pero te da la sensación de que no las has hecho”, señala.  

 

Lo mismo reconoce uno de los administrativos del CAP Sant Andreu de la Barca y responsable de Salud Laboral de CCOO en el Baix Llobregat, Xavi Romero. “Estamos peor que mal, aunque la situación viene de lejos, ya que se tenía que haber invertido en primaria y no se ha hecho”, dice. “Únicamente se ha invertido en los hospitales y en primaria solo se han realizado unas política de mantenimiento, por llamarlo de alguna manera. Y esa es la raíz del problema”, opina. 

 

“Además, hay una fuga de profesionales porque la calidad de los contratos y de las condiciones no hace que alguien se pueda ilusionar. Y por eso hoy nos encontramos con el gran problema de la falta de personal”, prosigue.  

 

Romero confirma que ha escuchado a médicos decir “que no se han pasado 11 años de carrera para esto”, y por eso “se van a otros países, donde las condiciones son mejores y cobran más”. Según él, “no los hemos tratado bien y no los hemos sabido fidelizar”. 

 

Declara que en el ambulatorio en el que trabaja tan solo hay un pediatra, cuando el número óptimo serían cinco. “Algún día viene algún profesional de refuerzo y se le paga como jornada extra”, atestigua. Sostiene, además, que se están contratando a personas “sin tener ni idea”, y afirma que hay que enseñarles mientras hay saturación de trabajo. “Los tenemos que formar a caballo de lo que estamos viviendo”, remarca. 

 

Asimismo, asegura que las direcciones de los centros están agobiadas. “Conozco direcciones que han explotado e, incluso, llorado”, testifica. A su parecer, el problema es que se cambian los protocolos y la forma de trabajar. “Las órdenes, muchas veces contradictorias, vienen del Institut Català de la Salut (ICS) y del CatSalut, pero ellos no piensan en la base y no dejan que nosotros trabajemos”, critica.

 

Según explica, anteriormente los centros podían adaptar los presupuestos a su propia realidad, pero ahora existe un modelo estándar. “Y eso no tiene sentido”, considera, tras reconocer que, sin embargo, muchas direcciones “se han saltado las normas” y, por eso, “no hemos tenido ningún incidente grave en estos últimos meses”. 

 

[Img #33558]

 

Romero piensa que hay una falta de visión. “Entre todos hemos de hacer que el sistema empiece a funcionar bien, y eso pasa por sentarse a hablar con los profesionales. Les tenemos que contar cómo suceden las cosas, pero es como darse cabezazos contra una pared”, deplora. Además, es de la opinión de que el ICS debería separarse de la política. “No puede ser que su director gerente cambie cada vez que hay un nuevo gobierno”, estima. 
 

 

Necesidades de salud sin resolver 
 

 

Las medidas de seguridad instauradas en los ambulatorios durante los momentos más duros de la pandemia, como la práctica desaparición de la visita presencial, la escasa atención a las personas con problemas crónicos o agudos no Covid o las agendas únicas que no respetan la figura del médico o enfermera de referencia, se están prolongando en el tiempo. “Como consecuencia, quedan muchas necesidades de salud sin resolver, o se resuelven tarde y mal”, apuntan desde algunas entidades como Marea Blanca de Catalunya. 

 

Además, prosiguen, “hemos de hacer colas vergonzosas en las puertas de los CAP para intentar que nos visiten”. Una imagen que se ha convertido, desgraciadamente, en habitual. 

 

Por eso, los ciudadanos también están al límite. Se quejan y comienza a notarse un cierto ambiente de crispación, al estar obligados a soportar interminables esperas. Algunos, incluso, creen que dentro de los centros de salud no se trabaja, ya que la actividad que estaban acostumbrados a ver ha cambiado radicalmente. 

 

Y eso provoca tensión. Mucha tensión. Tanto entre los usuarios como en los que están en primera línea. “La verdad es que no sé qué hace porque no para de dar vueltas, hacia arriba y hacia abajo; parece que está repartiendo estampitas”, critica Diego, un usuario del CAP Just Oliveras de L’Hospitalet, en referencia a la profesional sanitaria que se encarga de hacer el cribaje en la calle. Diego lleva esperando a las puertas del ambulatorio más de 50 minutos y la tirantez entre ambos es más que palpable. Tanto que ha desembocado en una llamada a la Guardia Urbana para que ponga orden. La pareja de agentes llama la atención a Diego y consigue aplacar los ánimos.  

 

“Hace seis meses, el pie derecho se me quedó inmóvil por la mañana, y no podía moverlo”, nos cuenta. “Llamé a urgencias y como si nada. Hoy, seis meses después, traigo la primera prueba para que la vea mi médico de cabecera. Pero aún no me han dicho si podré verlo o no. Nadie me dice nada. Y a esto hay que añadir que la semana pasada tenía una visita programada, y cuando llegué me dijeron que no me podían atender. Por lo menos, podrían haberme llamado para decirme que se anulaba. Esto es vergonzoso e indignante. No sé quién tiene la culpa, pero este descontrol deja mucho que desear”, lamenta. 

 

Las palabras de Diego son repetidas por otros muchos usuarios. José Luis, usuario del mismo ambulatorio, también guarda pacientemente en la cola. Asegura que lleva días llamando por teléfono porque las recetas que tiene han caducado y no le ha quedado más remedio que personarse en su centro de salud. “Todo va mal y solo nos queda resignarnos”, reconoce. Tras esperar más de 40 minutos, José Luis se da por vencido y se marcha. “No puedo esperar más tiempo hoy, así que volveré a intentarlo mañana”, comenta con desesperación. 

 

Uno de los auxiliares administrativos de este ambulatorio y delegado de CGT, Ildefonso García, asegura que el centro no está preparado tecnológicamente para la situación. “No hay suficientes líneas telefónicas, ni ordenadores ni personal para atender todas las llamadas o gestionar el trabajo burocrático”, reconoce.  

 

 

Los vecinos se movilizan 
 

 

Mari Ángeles es usuaria del CAP Molí Nou de Sant Boi. Acompaña a su madre a una concentración convocada por la Marea Pensionista y a las puertas de su centro de salud de referencia asegura que la atención es “inexistente”. Denuncia que únicamente atienden por teléfono, algo que no comprende porque “el médico te tiene que escuchar, tocar y ver”.  

 

[Img #33559]

 

Lo dice ante un nutrido grupo de personas que se concentran semanalmente ante este ambulatorio. Juan Moreno, miembro de la plataforma Marea Pensionista, señala que es “incomprensible” que la gente mayor pueda ir a un banco o a una tienda a comprar, pero que no pueda ir a ver a su médico de cabecera. “Se ha demostrado que la asistencia presencial es lo mejor, porque tu doctor te conoce y te da ánimos para seguir adelante”, insiste. 

 

Moreno critica duramente que no se refuerce el personal de los CAP. “Cuando empezó la pandemia en marzo dijeron que lo iban a hacer, pero no lo han hecho todavía”, lamenta. Y se pregunta qué más tiene que pasar para que cumplan con lo prometido. “¿Tiene que morir aún más gente?”, espeta. 

 

El enfermero del CAP Molí Nou, Elio Conesa, cree que la atención telefónica y telemática ayuda “porque te permite adelantar algunas cosas”, pero avala que otras muchas no. “Por teléfono no puedes palpar un abdomen, no puedes auscultar un pulmón, ni mirar unos pies, ni valorar una herida o un problema dermatológico. Además, se pierde el lenguaje no verbal, que es muy importante tanto en enfermería como en medicina. Nosotros siempre hemos de fijarnos en otros aspectos más allá de lo que te comenta el paciente, como sus posiciones o movimientos”, explica. Por este motivo, aunque afirma que la “digitalización es bienvenida”, insiste en que hay que volver a incrementar las visitas presenciales. 

 

Por su parte, Xavi Romero (CCOO) cree que esta nueva manera de trabajar se tenía que haber implantado hace años. “Creo que el 90% de las visitas se puede resolver por teléfono o por e-mail. No es necesario que todo el mundo vaya al ambulatorio como antes, que se llenen las salas de espera y que las personas tengan que permanecer hora y media para ser atendidos por el médico”, señala. “Así que creo que debemos aprovechar este cambio cultural que nos ha forzado la pandemia”, reitera. 

 

Mientras tanto, las protestas vecinales se suceden por todo el territorio. En L’Hospitalet, por ejemplo, destaca la presión ejercida por la entidad Rebelión Bellvitge. “Hay que trasladar a las administraciones nuestro malestar”, admite Miguel Mansergas, uno de los portavoces. “He visto pasar varios gobiernos diciendo que había que potenciar la primaria, pero nunca se ha hecho nada. Se ha ido desmantelando de profesionales, que no han vuelto, porque no han sido bien tratados”, manifiesta ante las puertas del CAP. “Nuestros médicos y enfermeras eran nuestro mejor activo, pero como no se les ha reconocido se han ido”, insiste.

 

[Img #33561]

 

Mansergas recuerda que hace tiempo que vienen denunciando la situación de precariedad que vive la atención primaria. “Pero ahora ha tenido que venir la pandemia para quedarnos con el culo al aire y darnos la razón del empequeñecimiento que ha habido del sistema público de salud con el objetivo de favorecer a la sanidad privada”, condena. 

 

 

Plan del Govern para “fortalecer” la primaria 

 

 

Salut ha presentado su plan de fortalecimiento de la primaria, que cuenta con una inversión total de unos 300 millones de euros hasta 2022. Para la Región Sanitaria Metropolitana Sur se prevén, concretamente, 26,9 millones de euros, que irán destinados a “la contratación de nuevos roles profesionales, la reordenación de procesos y la incorporación de nuevas tecnologías que permitan potenciar la medicina telemática y telefónica”, según informan desde el Govern. En las próximas semanas, además, el servicio de vigilancia epidemiológica se potenciará con la incorporación de 600 profesionales para reforzar los rastreos y cribajes.

 

Entidades como Marea Blanca de Catalunya, Rebelión Primaria o FOCAP consideran que el plan se queda corto, especialmente por lo que se refiere a las dotaciones previstas de médicos y enfermeras, y aseguran que no revierte los recortes sufridos desde 2010, que se traducen en 350 millones anuales y 3.000 profesionales menos. “Se siguen aplazando respuestas que son urgentes”, lamentan.

 

Estas entidades detallan que los profesionales están asumiendo una carga “insoportable” y recuerdan que muchos de ellos han estado enfermos, en situación de cuarentena o “sencillamente hundidos”. Por este motivo, reclaman un fortalecimiento “real e inmediato” de la primaria que pueda garantizar la atención para hacer frente al COVID-19, pero también para restaurar la actividad asistencial de los CAP. En este sentido, solicitan que las visitas sean de nuevo presenciales y que se abran todos los centros de salud que se cerraron total o parcialmente.

 

Estos cierres se argumentaron, por parte de Salut, como necesarios en los momentos más álgidos de la pandemia para reestructurar la atención a los usuarios y, en verano, para poder afrontar las vacaciones de los sanitarios. Pero estamos a finales de octubre y, en algunos casos, la situación no ha variado mucho.

 

Éste es el caso, por ejemplo, de Santa Coloma de Cervelló donde, desde hace meses, los vecinos –con el apoyo de Sanitàries en Lluita y Marea Blanca de Catalunya- reivindican la reapertura del 100% de los servicios cerrados en su centro de atención primaria y del consultorio de la Colònia Güell. Desde la segunda quincena de septiembre, los servicios que se prestan en el CAP son parciales y en horario reducido. 

 

“Con la excusa de la pandemia, el departamento de Salud ha abandonado a pueblos enteros obligándolos a desplazamientos difíciles y para una atención sanitaria de call center que puede ser cualquier cosa menos una atención primaria digna”, señalan desde la plataforma vecinal creada con este fin.  

 

Entre las diversas acciones que han llevado a cabo destacan las concentraciones semanales que se realizan desde el mes de junio y la recogida de más de 1.400 firmas de los vecinos. Todo un éxito si tenemos en cuenta que se trata de una población total de 8.000 habitantes. Todas estas firmas, junto con una carta, fueron entregadas el pasado 30 de septiembre a la gerente territorial del ICS del Área Metropolitana Sur, en el Hospital de Bellvitge.  

 

En la misiva denuncian que “los vecinos están desamparados” a la hora de ser atendidos por los servicios médicos, lo que provoca “graves problemas de salud” en algunas personas “que no están siendo atendidas o controladas con la urgencia que merece su problema, comportando un deterioro muy significativo de su salud, con riesgo para su vida”. 

 

Desde la plataforma vecinal recuerdan que en Santa Coloma hay un alto porcentaje de personas mayores que tienen problemas para desplazarse a Sant Boi o a Sant Vicenç dels Horts, municipios a los que se les ha asignado el centro de referencia, dependiendo de la especialidad. 

 

[Img #33562]

 

“Desde CGT creemos que deben abrir todos los centros, siempre asegurando la seguridad de los trabajadores y de los vecinos”, determina Conesa. “Tenemos constancia de que hay muchos centros en Barcelona que están abiertos desde hace meses, y que cuentan con una puerta única, es decir, que aunque el circuito está diferenciado, por la misma escalera pasan diferentes tipos de pacientes. Así que no entendemos por qué unos centros sí están abiertos y otros no”, apunta. 

 

Por su parte, la Plataforma en defensa de la Salud y la Sanidad Pública de El Prat también está llevando a cabo semanalmente concentraciones delante de los CAP para reclamar el restablecimiento de todos los recortes y el incremento de trabajadores, tanto sanitarios como administrativos. Además, han puesto a disposición de los vecinos un documento de reclamaciones que serán enviadas al Síndic de Greuges.“Ahora más que nunca tiene que oírse la queja conjunta, porque están aprovechando esta pandemia para debilitar todavía más nuestra atención primaria”, apuntan desde la plataforma pratense. 
 

 

El COVID-19 lo ocupa todo 
 

 

Desde que la pandemia hizo acto de presencia, las visitas presenciales en los CAP se han reducido a la mínima expresión y, casi todo, excepto las urgencias, se atiende por teléfono. Además, en muchos ambulatorios se ha hecho una bolsa común de llamadas, que se reparten los facultativos según el número diario de consultas telefónicas programadas, sin tener en cuenta o no si son personas adscritas a sus listas de pacientes. 

 

Tampoco se dan muchas horas de visitas que no estén relacionadas con el COVID-19 y solo se atienden los casos urgentes en algunos centros. Podríamos decir que todo el sistema de salud público de atención primaria está volcado en el coronavirus, en la detección de la enfermedad, en atender a las personas que resultan infectadas, en las pruebas que precisan y en su seguimiento. Ésta es ahora la emergencia de los CAP.  

 

“Se están abandonando otras patologías que no son COVID-19”, afirman desde Rebelión Bellvitge. “Y no debemos olvidar que hay gente que se está muriendo al estar desatendida en sus ambulatorios, ya sea por un infarto, ictus, diabetes o colesterol”, sentencia Miguel Mansergas. “Por eso pedimos que haya más inversión económica, así como más profesionales, para que el sistema público de salud funcione como tiene que hacerlo, y no tengamos desatendida a nuestra población”, insiste el portavoz de la plataforma. 

 

Desde CGT recalcan, además, que con esta crisis habrá más gente en paro o con problemáticas no tanto biológicas sino psicológicas. “Estamos viviendo un aumento de las necesidades y tener un buen sistema de salud es indicativo de cohesión social”, subraya. 

 

[Img #33563]

 

Más carga para los profesionales 
 

 

Tras la huelga convocada por los sanitarios en 2018 se pactó más tiempo para visitar y reducir la sobrecarga de pacientes, entre 25 y 30 por término medio. Ahora se encuentran con 50 o 70 de media por teléfono, más algunas presenciales y otras a domicilio. Y cuando acaban todo esto se le suman algunas visitas de pacientes que después de ser atendidos por teléfono han de acudir a la consulta para acabar de ver o solucionar el problema. 

 

“Tenemos mucho trabajo COVID, que no nos deja mucho tiempo para hacer otro trabajo que no esté relacionado con la pandemia”, reconoce Conesa, quien asegura que no tienen “los recursos suficientes” para afrontar la enorme carga asistencial. 

 

Desde CGT piden al departamento de Salud que haga caso de la recomendación de la OMS de destinar el 25% del presupuesto de sanidad a la atención primaria. “Ahora estamos en un 15% como mucho”, afirma el delegado del sindicato. “Como equipos de atención primaria, nosotros podemos atender muchas cosas, porque realmente somos muy resolutivos. Pero nos han de dotar de los recursos suficientes”, remarca. “Sin embargo, lo que están haciendo es fragmentarnos, creando equipos paralelos para ahorrar dinero y recortar. Y eso está destruyendo la atención primaria”, asevera. 

 

Conesa es muy crítico con la construcción de los cinco nuevos hospitales satélite que se están construyendo en Catalunya, dos de ellos en nuestro territorio: al lado del Moisès Broggi de Sant Joan Despí y del de Bellvitge, en L’Hospitalet. “Son 50 millones de euros que se van a invertir en total para tener más camas de críticos y en hacer macroestructuras hospitalarias. Y nosotros nos preguntamos el por qué si tenemos en cuenta que en Bellvitge, por ejemplo, hay unas 300 camas cerradas”, sostiene. “¿Qué intención hay y quién gana en esos proyectos de obra?”, se pregunta. “Si tuviéramos aquí ese dinero podríamos montar una carpa estable en la que poder atender el COVID y no mezclar a los pacientes”, apunta.  

 

“Siento mucho estrés y noto que voy a 120 revoluciones por minuto”

 

Sílvia Membrilla, delegada de Metges de Catalunya en el Baix Llobregat y médico de familia en el CAP Ramona Via de El Prat 

 

“Afortunadamente no tengo ninguna patología y estoy en primera línea. Así que llego al CAP, me visto y me pongo a trabajar con la energía a tope. Yo digo que acciono el modo resolutivo. Empiezo a hacer el triaje. Luego viene una enfermera y dice que una prueba no ha salido bien. A continuación se presenta un administrativo con algún problema. Entonces siento mucho estrés y noto que voy a 120 revoluciones por minuto. Me acelero y me pongo más activa. Ni siento ni padezco. A veces, a las 12.30 horas me doy cuenta de que no he ido al baño y que ni siquiera me he tomado un café. Actúo con raciocinio. Pero eso puede ser peligroso porque nos aislamos de nosotros mismos, anestesiamos nuestras sensaciones y necesidades básicas. Cuando llego a casa necesito desconectar de todo, quiero silencio y soledad. Pero tengo que tirar con la otra parte de mi vida, que también existe. Porque nosotros también somos madres, padres, hermanos o tíos”.

 

Así describe Sílvia Membrilla a EL FAR uno de sus días en el CAP Via Ramona de El Prat, donde trabaja como médico de familia. Membrilla, que es también delegada de Metges de Catalunya en el Baix Llobregat, explica que al inicio de la pandemia se elaboraron muchos planes de contingencia que eran “caóticos e inesperados”, pero cree que salieron airosos de la situación. “Era un momento de emergencia y estuvimos al pie dela cañón, haciendo visitas presenciales y domiciliarias, atendiendo por teléfono, asistiendo en las residencias y ayudando en los hospitales u hoteles salud”, recuerda. 

 

“Pero han pasado siete meses y muchas situaciones se mantienen, lo cual es muy discutible”, manifiesta. “Seguimos atendiendo por teléfono y estamos haciendo tareas burocráticas que no nos corresponden, como las bajas, informes o controles telefónicos de sintomatología”, asegura. “Y estos trabajos hacen que nuestros pacientes no estén siendo asistidos desde un punto de vista global, ya que dejamos de hacer de médicos de atención primaria, es decir, realizar controles, diagnósticos, etc..”, lamenta. 

 

Membrilla admite que hay pacientes que le han dicho directamente que se sienten desatendidos. “Y tienen razón”, dice. “La realidad es que se hacen diagnósticos tardíos de algunas patologías graves, algunos pacientes han pasado por cinco profesionales diferentes y los controles crónicos están abandonados. Es un drama que no está justificado después de siete meses y por eso nosotros también sentimos fatiga y cabreo”, asevera. 

 

La delegada de Metges de Catalunya en el Baix Llobregat explica que un día cualquiera puede haber 400 consultas para atender, lo que se traduce en 50 o 75 pacientes por profesional. “Y a veces no tenemos tiempo para atenderlos a todos y acabar el trabajo; y lo has de dejar para el día siguiente. Pero entonces se presenta el paciente en el CAP diciendo que lo ibas a llamar y que no lo hemos hecho. Están cabreados y no confían en que les llamemos. Y tienen razón. Pero lo cierto es que hay llamadas que pueden resolverse en pocos minutos, y hay otras que requieren 20 minutos. Así que la agenda es inacabable, por lo que muchas llamadas se quedan sin hacer”, reconoce. “Es una situación dramática, como si estuvieras en un edificio en llamas y no pudieras salir de él como decía una compañera mía el otro día”, confiesa. 

 

Como médico de familia ha tenido que escuchar de todo en este tiempo. “Algunos usuarios, de forma individual, sienten comprensión hacia nosotros, incluso nos preguntan cómo nos encontramos porque saben que no lo estamos pasando bien. Pero también hemos sentido mucha incomprensión y reproches cuando, por ejemplo, salimos a gestionar la cola de triaje y algún usuario nos dice que cómo no vamos a hacerle una ecografía si ha salido a aplaudirnos todos los días”, explica. La crispación ha llegado a veces a ciertos límites que han tenido que llamar a la policía. “Y eso incrementa nuestro malestar”, reconoce.

 

Respecto a las visitas presenciales, Membrilla piensa que si la atención es únicamente telefónica se corren ciertos riesgos “porque el diagnóstico se alarga en el tiempo”. Además, insiste en que la presión asistencial sigue en aumento porque tras una pandemia como la que estamos viviendo “las personas que tenían algo están peor, y las que no tenía nada, ahora tienen algo”. Cuenta que se están produciendo muchas bajas laborales y que las secuelas de la anómala situación ya están aflorando. “Tenemos más pacientes con problemas de ansiedad y emocionales, así como con dolores articulares o cefaleas”, afirma.

 

Comentarios Comentar esta noticia
Comentar esta noticia

Normas de participación

Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.

Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.

La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad

Normas de Participación

Política de privacidad

Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.169

Todavía no hay comentarios

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.