Miércoles, 29 de Octubre de 2025

Actualizada

Miércoles, 29 de Octubre de 2025 a las 20:40:32 horas

| 1245
Miércoles, 25 de Noviembre de 2020
OPINIÓN

EDITORIAL. Esfuerzo colectivo ante una situación crítica

MARÍA JOSÉ ESPINOSA. Directora ELFAR.CAT

[Img #34058]El riesgo de rebrote del COVID-19 y la velocidad de contagio llevan semanas descendiendo, alejándose de los inquietantes niveles alcanzados en octubre, con una pandemia totalmente descontrolada. Un hecho que obligó a la Generalitat a tomar medidas más rotundas, ya que nos estábamos aproximando a momentos críticos que nos podían llevar a un nuevo colapso del sistema asistencial.

 

Quizás si se hubiera gestionado mejor la desescalada y no hubieran existido tantos fallos en la detección y el rastreo de casos positivos no nos hubiéramos encontrado en ese punto. Pero en plena segunda ola había que actuar con contundencia y limitar las relaciones sociales al máximo.


Las últimas medidas que se han ido tomando para frenar la propagación del virus se asemejan en parte a las de la primera fase de la desescalada, aunque en esta ocasión se ha abogado por mantener la actividad del mayor número de empresas y servicios posibles. Pero, por desgracia, no el de todos, ya que, una vez más, la restauración y la hostelería han vuelto a sufrir con más dureza las restricciones. Estos sectores, motores económicos de nuestras ciudades, ya quedaron muy afectados en primavera con el cese de la actividad a lo largo de más de dos meses. Y, por si fuera poco, han hecho un gran esfuerzo para poder adaptar sus negocios a las medidas decretadas para parar la pandemia. Sin embargo, han tenido que volver a bajar las persianas durante casi 40 días… En aras del bien común, por la salud de todos.


Por eso es de justicia que sean compensados por las pérdidas provocadas con ayudas económicas y tratar de evitar así la estocada final de muchos de estos establecimientos y, por tanto, la destrucción de miles de puestos de trabajo. Y es importante que estas ayudas sean directas y no en líneas de crédito, teniendo en cuenta que tienen serias dificultades para poder asumir más endeudamiento.


La Generalitat ha anunciado un paquete de ayudas de 40 millones de euros, que tanto el Gremi de Restauració como otras patronales han calificado de “insuficientes”. El sector ha calculado que estas ayudas rondarían los 1.500 euros de media por negocio, una cifra muy por debajo de los gastos fijos de la mayoría de restauradores. Y, una vez más, los ayuntamientos vuelven a tomar las riendas de la situación y se sitúan en primera línea, anunciando muchos de ellos nuevas subvenciones o ayudas directas para complementar las otorgadas por el ejecutivo catalán. Además, han puesto en marcha campañas de apoyo a los servicios de delivery o take away, y están difundiendo con empeño la actividad de los restauradores a través de las redes sociales con el objetivo de estimular el consumo.


La implicación de las administraciones locales en esta crisis sin precedentes es incuestionable. Pero los recursos de los que disponen son limitados. Por eso, la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado (PGE), tras más de tres años de prórroga y en una situación de pandemia mundial como la que estamos atravesando, es más ineludible que nunca. Es inexcusable que el Gobierno se abastezca ya de nuevas cuentas para hacer frente a las dramáticas consecuencias que el COVID-19 está provocando en todo el territorio. Hay que contraponer, con recursos, la emergencia sanitaria, social y económica que nos asola.


El proyecto de PGE, que se encuentra en trámite parlamentario, prevé destinar 7 de cada 10 euros a políticas sociales. Se incrementan las partidas destinadas a sanidad, educación, ley de dependencia, pobreza infantil, emancipación juvenil o becas para estudiantes. Un claro ejemplo del escudo social que quiere crear el ejecutivo de coalición liderado por Pedro Sánchez.


Además, se trata de unos presupuestos con perspectiva feminista. Un hecho importante teniendo en cuenta que los casos de violencia de género siguen incrementándose y más en situaciones de confinamiento como el que hemos vivido. En el marco de un nuevo 25-N, y en un año en el que el territorio ha sufrido cuatro feminicidios, cinco si contamos a la pequeña Ciria, que murió la mañana del día de Reyes en Esplugues a manos de su progenitor, hemos de seguir apelando a que se destinen más recursos y todos los medios posibles para erradicar esta lacra social. Y todos los esfuerzos son pocos.

 

 

Comentarios Comentar esta noticia
Comentar esta noticia

Normas de participación

Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.

Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.

La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad

Normas de Participación

Política de privacidad

Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.4

Todavía no hay comentarios

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.