OPINIÓN
EDITORIAL. Conjura navideña
MARÍA JOSÉ ESPINOSA. Directora ELFAR.CAT
Estamos a las puertas de la Navidad, la primera de la era covid. Todos sabemos que serán unas fiestas atípicas y diferentes, con la segunda oleada de la pandemia todavía muy vigente -y una tercera a la vista y la nueva variante del virus al acecho- y, por lo tanto, con restricciones importantes. Pero hay cosas que, afortunadamente, no cambian. Como la solidaridad que caracteriza al Baix Llobregat y L’Hospitalet, un don que ha demostrado a lo largo de los años y, sobre todo, en momentos críticos como el actual. En la crisis sanitaria más importante de las últimas décadas, nuestro territorio nos sigue recordando que “muchas cosas pequeñitas, en muchos lugares pequeños, hechas por mucha gente pequeña, pueden transformar el mundo”, tal como reza un proverbio escocés.
Y la Navidad es sinónimo de solidaridad. Por eso se han vuelto a poner en marcha las tradicionales campañas de recogida de juguetes, con el objetivo de que ningún niño se quede sin su regalo en la mágica noche de Reyes. Ayuntamientos, empresas, centros escolares o entidades se han volcado de lleno una vez más para que todos los niños de la comarca sonrían el próximo día 6 de enero.
Pero la crisis también ha llevado este año a intensificar las iniciativas destinadas a la recogida de alimentos y de artículos de primera necesidad. Desgraciadamente, son muchos ciudadanos que han perdido su empleo durante estos últimos meses, lo que les está generando graves problemas económicos. La actual coyuntura hace más necesaria que nunca la solidaridad ciudadana, y la comarca está respondiendo como se esperaba porque sabe que este gesto es fundamental para intentar que la fractura social existente no se haga cada vez más grande e insalvable.
Sin duda, la solidaridad es el mejor regalo en estas fechas tan señaladas. Pero no es el único, ya que este año también podemos –y debemos- regalar comercio local. La iluminación navideña engalana desde hace unos días las calles de nuestros municipios y, especialmente, sus principales ejes comerciales, con la idea de hacerlos más atractivos para el consumidor. A nadie se le escapa que la ornamentación es un gancho importante para atraer a los clientes, pero no es suficiente, y más en tiempos de pandemia. Así que administraciones locales y agrupaciones de comerciantes se han puesto manos a la obra para agudizar el ingenio e idear atractivas campañas que hagan olvidar un poco el COVID-19 y arrastren compradores al pequeño comercio de proximidad. Es innegable que la época navideña es una oportunidad única para poder salvar, en la medida de lo posible, un año pésimo para el consumo. Y por eso, se están impulsado todo tipo de ayudas e incentivos, como vales descuentos o tarjetas monedero, para que decidamos hacer las compras de Navidad en casa, evitando así que muchas tiendas de toda la vida tengan que bajar definitivamente las persianas.
Además, conscientes de que las ventas por internet, teléfono o whatsapp ganan adeptos, los comerciantes –con la ayuda de los consistorios- están abriendo nuevos canales de venta, algunos de ellos pioneros, como el que se ha puesto en marcha en Viladecans. En esta ciudad, Ayuntamiento y Correos han lanzado una plataforma online propia para que los negocios locales puedan competir con las grandes plataformas logísticas con sus mismas armas.
Muchas de estas acciones, como las subvenciones directas al sector, están incluidas en los planes locales de reconstrucción que se han diseñado tras la crisis provocada por el coronavirus. Unos programas que han estado muy presentes a la hora de elaborar los presupuestos municipales que se están aprobando estas últimas semanas y que, en líneas generales, priorizan aquellas políticas dirigidas a la atención y la ayuda de las familias, incrementando los recursos destinados a los servicios sociales, la educación o la promoción económica.
Un hecho que demuestra que los gobiernos locales del Baix Llobregat sitúan las políticas sociales en el centro de su acción, favoreciendo actuaciones que son especialmente necesarias en un momento de incertidumbre como el actual, que inciden directamente en el grado de bienestar de las personas y que ayudan a garantizar la cohesión social del territorio.
Es evidente que la administración local no tiene medios suficientes para salir de una crisis tan global como la que estamos atravesando. Pero sí puede poner su granito de arena para paliar algunos de sus devastadores efectos. Y desde nuestra comarca se está haciendo sin paliativos.
Estamos a las puertas de la Navidad, la primera de la era covid. Todos sabemos que serán unas fiestas atípicas y diferentes, con la segunda oleada de la pandemia todavía muy vigente -y una tercera a la vista y la nueva variante del virus al acecho- y, por lo tanto, con restricciones importantes. Pero hay cosas que, afortunadamente, no cambian. Como la solidaridad que caracteriza al Baix Llobregat y L’Hospitalet, un don que ha demostrado a lo largo de los años y, sobre todo, en momentos críticos como el actual. En la crisis sanitaria más importante de las últimas décadas, nuestro territorio nos sigue recordando que “muchas cosas pequeñitas, en muchos lugares pequeños, hechas por mucha gente pequeña, pueden transformar el mundo”, tal como reza un proverbio escocés.
Y la Navidad es sinónimo de solidaridad. Por eso se han vuelto a poner en marcha las tradicionales campañas de recogida de juguetes, con el objetivo de que ningún niño se quede sin su regalo en la mágica noche de Reyes. Ayuntamientos, empresas, centros escolares o entidades se han volcado de lleno una vez más para que todos los niños de la comarca sonrían el próximo día 6 de enero.
Pero la crisis también ha llevado este año a intensificar las iniciativas destinadas a la recogida de alimentos y de artículos de primera necesidad. Desgraciadamente, son muchos ciudadanos que han perdido su empleo durante estos últimos meses, lo que les está generando graves problemas económicos. La actual coyuntura hace más necesaria que nunca la solidaridad ciudadana, y la comarca está respondiendo como se esperaba porque sabe que este gesto es fundamental para intentar que la fractura social existente no se haga cada vez más grande e insalvable.
Sin duda, la solidaridad es el mejor regalo en estas fechas tan señaladas. Pero no es el único, ya que este año también podemos –y debemos- regalar comercio local. La iluminación navideña engalana desde hace unos días las calles de nuestros municipios y, especialmente, sus principales ejes comerciales, con la idea de hacerlos más atractivos para el consumidor. A nadie se le escapa que la ornamentación es un gancho importante para atraer a los clientes, pero no es suficiente, y más en tiempos de pandemia. Así que administraciones locales y agrupaciones de comerciantes se han puesto manos a la obra para agudizar el ingenio e idear atractivas campañas que hagan olvidar un poco el COVID-19 y arrastren compradores al pequeño comercio de proximidad. Es innegable que la época navideña es una oportunidad única para poder salvar, en la medida de lo posible, un año pésimo para el consumo. Y por eso, se están impulsado todo tipo de ayudas e incentivos, como vales descuentos o tarjetas monedero, para que decidamos hacer las compras de Navidad en casa, evitando así que muchas tiendas de toda la vida tengan que bajar definitivamente las persianas.
Además, conscientes de que las ventas por internet, teléfono o whatsapp ganan adeptos, los comerciantes –con la ayuda de los consistorios- están abriendo nuevos canales de venta, algunos de ellos pioneros, como el que se ha puesto en marcha en Viladecans. En esta ciudad, Ayuntamiento y Correos han lanzado una plataforma online propia para que los negocios locales puedan competir con las grandes plataformas logísticas con sus mismas armas.
Muchas de estas acciones, como las subvenciones directas al sector, están incluidas en los planes locales de reconstrucción que se han diseñado tras la crisis provocada por el coronavirus. Unos programas que han estado muy presentes a la hora de elaborar los presupuestos municipales que se están aprobando estas últimas semanas y que, en líneas generales, priorizan aquellas políticas dirigidas a la atención y la ayuda de las familias, incrementando los recursos destinados a los servicios sociales, la educación o la promoción económica.
Un hecho que demuestra que los gobiernos locales del Baix Llobregat sitúan las políticas sociales en el centro de su acción, favoreciendo actuaciones que son especialmente necesarias en un momento de incertidumbre como el actual, que inciden directamente en el grado de bienestar de las personas y que ayudan a garantizar la cohesión social del territorio.
Es evidente que la administración local no tiene medios suficientes para salir de una crisis tan global como la que estamos atravesando. Pero sí puede poner su granito de arena para paliar algunos de sus devastadores efectos. Y desde nuestra comarca se está haciendo sin paliativos.










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