OPINIÓN
Una hoja de ruta para razonar
ANTONIO BALMÓN. Alcalde de Cornellà
El resultado de las próximas elecciones en Catalunya debería facilitar una nueva relación entre ideas distintas, para construir fines comunes y emprender una nueva ruta más amplia.
Hace tiempo que la sensatez se está marchitando en la política. En Catalunya se suma un sufrimiento derivado de unas consecuencias evitables de la gestión del hecho nacional, y se ha confirmado que la esfera pública no se ha recuperado de los recortes agresivos realizados como consecuencia de la crisis económica. Ambos hechos han desterrado afrontar con rigor la recuperación de la capacidad del espacio público para gestionar nuestras necesidades comunitarias, y la gestión del hecho nacional desde el mutuo reconocimiento evitando la polarización social.
El actual Govern de la Generalitat es responsable de esta suma de crisis; en los últimos años, erróneamente, ha actuado como factor de aceleración de la crisis nacional, y ha desatendido el tratamiento de las profundas raíces del declive económico, pensando que el placebo del “procés” atemperaría las dificultades. Pero no ha sido así, han acentuado y añadido más obstáculos para adaptarnos a las consecuencias sociales de los cambios estructurales y tecnológicos. En su agenda ha predominado la ausencia de gestionar cómo se mueve la realidad, no han tenido en cuenta la Catalunya que funciona, que no es un problema, pero que sí tiene problemas.
Los socialistas hemos decidido plantar cara a la situación. La elección de Salvador Illa como candidato a la Presidencia de la Generalitat confirma la voluntad de reconectar con una sociedad potente que reclama determinación, utilidad, seguridad, soluciones que sean factibles en canalizar diálogo por encima del lío, en adaptar nuestra sociedad a los nuevos tiempos, en alejar los riesgos de crispación, respetando al conjunto y no tan solo a una parte, dando prevalencia a la política de la convivencia y la cooperación interinstitucional amparada jurídicamente.
Vamos a por todas, para defender la esperanza de un niño que va a una escuela con recursos escasos, o para amparar los sueños de una chica que aprende en la selva de las dificultades. Este combate es la hoja de ruta de nuestra identidad, para razonar y compartir que ambos forman parte del interés común público, por encima de cualquier bandera.
El resultado de las próximas elecciones en Catalunya debería facilitar una nueva relación entre ideas distintas, para construir fines comunes y emprender una nueva ruta más amplia.
Hace tiempo que la sensatez se está marchitando en la política. En Catalunya se suma un sufrimiento derivado de unas consecuencias evitables de la gestión del hecho nacional, y se ha confirmado que la esfera pública no se ha recuperado de los recortes agresivos realizados como consecuencia de la crisis económica. Ambos hechos han desterrado afrontar con rigor la recuperación de la capacidad del espacio público para gestionar nuestras necesidades comunitarias, y la gestión del hecho nacional desde el mutuo reconocimiento evitando la polarización social.
El actual Govern de la Generalitat es responsable de esta suma de crisis; en los últimos años, erróneamente, ha actuado como factor de aceleración de la crisis nacional, y ha desatendido el tratamiento de las profundas raíces del declive económico, pensando que el placebo del “procés” atemperaría las dificultades. Pero no ha sido así, han acentuado y añadido más obstáculos para adaptarnos a las consecuencias sociales de los cambios estructurales y tecnológicos. En su agenda ha predominado la ausencia de gestionar cómo se mueve la realidad, no han tenido en cuenta la Catalunya que funciona, que no es un problema, pero que sí tiene problemas.
Los socialistas hemos decidido plantar cara a la situación. La elección de Salvador Illa como candidato a la Presidencia de la Generalitat confirma la voluntad de reconectar con una sociedad potente que reclama determinación, utilidad, seguridad, soluciones que sean factibles en canalizar diálogo por encima del lío, en adaptar nuestra sociedad a los nuevos tiempos, en alejar los riesgos de crispación, respetando al conjunto y no tan solo a una parte, dando prevalencia a la política de la convivencia y la cooperación interinstitucional amparada jurídicamente.
Vamos a por todas, para defender la esperanza de un niño que va a una escuela con recursos escasos, o para amparar los sueños de una chica que aprende en la selva de las dificultades. Este combate es la hoja de ruta de nuestra identidad, para razonar y compartir que ambos forman parte del interés común público, por encima de cualquier bandera.










Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.4