CORNELLÀ
24 años de lenta y amarga agonía tras la desaparición de Cristina Bergua
La joven de Cornellà fue vista por última vez el 9 de marzo de 1997 y, desde entonces, sus padres siguen luchando para que el caso de su hija no caiga en el olvido
![[Img #36102]](https://elfar.cat/upload/images/03_2021/4132_dsc_0015-copia-2.jpg)
“Un año más de incertidumbre y de no saber nada de nada”, lamentaba ayer Juan Bergua en declaraciones a ELFAR.CAT, justo el día en el que se cumplían 24 años de la desaparición de su hija. Cristina tenía 16 años cuando fue vista por última vez en la carretera de Cornellà el 9 de marzo de 1997. Y durante todo este tiempo su familia no ha dejado de luchar para que su caso siga latente.
“Es un sinvivir, ya que no es un día, ni dos, ni tres… ni un año, ni dos… son ya 24 años sin saber nada de Cristina”, resaltaba ayer este padre coraje durante la concentración que se llevó a cabo frente al monolito que su ciudad natal le tiene dedicado en la calle Miranda. Con motivo de la pandemia del COVID-19, solo se realizó un acto de recuerdo y de acompañamiento a la familia de la joven, en el que participaron los más allegados, así como una representación de los Mossos d’Esquadra y de miembros del consistorio, como el propio alcalde, Antonio Balmón. “El Ayuntamiento de Cornellà es como si fuera mi casa, porque siempre ha estado ahí cuando lo hemos necesitado”, señalaba Juan Bergua.
![[Img #36084]](https://elfar.cat/upload/images/03_2021/3576_marc20-4547-copia.jpg)
El padre de Cristina, quien insiste en la necesidad de saber qué pasó realmente aquel día para poder pasar página, reconoce que lo más duro es la “ausencia de no tener a nuestra hija con nosotros” y estar tantos años sin saber nada de ella. “Era solo una adolescente cuando desapareció, tenía toda la vida por delante y es muy duro el hecho de no haber podido disfrutar de ella ni que ella haya disfrutado de nosotros”, señalaba.
Juan admite que desde aquel fatídico día están viviendo “una incertidumbre terrible”, pero asegura que nunca han desfallecido en su búsqueda. “Seguimos teniendo esperanza, porque es lo único que nos queda, y no la vamos a perder”, asevera, tras reconocer que se sienten “impotentes” por no poder hacer nada más. “Ya no sabes a dónde ir o a quién acudir”, implora.
Los Mossos d’Esquadra, a los que Juan solo tiene palabras de agradecimiento por su implicación, siguen trabajando en el caso de Cristina Bergua, aunque desgraciadamente sin óptimos resultados. “Seguimos igual que el 9 de marzo de 1997, sin una sola pista”, lamenta el padre de la joven. “Y eso es algo terrible, que no le deseo a nadie”, garantiza.
Sin lugar a dudas, Juan Bergua y Luisa Vera, los padres de Cristina, pasarán a la historia por su tesón formidable. Además fue en parte, gracias a ellos, que nació la fundación Inter-SOS, para apoyar a las familias que como ellos estaban –y siguen- sufriendo una lenta y amarga agonía. Y no solo eso. También consiguieron que hace 11 años el Congreso de los Diputados, por primera vez en la historia y de forma unánime, aprobara una declaración para que el 9 de marzo fuera declarado como Día de las Personas Desaparecidas sin Causa Aparente, coincidiendo con la fecha en la que la joven de Cornellà fue vista por última vez.
![[Img #36103]](https://elfar.cat/upload/images/03_2021/184_dsc_0017-copia.jpg)
En estos 24 años se han conseguido muchas cosas, tal como reconoce Juan. “Se ha avanzado mucho porque cuando desapareció Cristina no había nada. De hecho, no se coordinaban ni desde las propias policías, y no existía ni una base de datos de denuncia unificada, ni el Centro Nacional de Desaparecidos, ni oficinas de atención a las familias”, explica.
Sin embargo, aún queda mucho camino por recorrer y mucho por mejorar. Los afectados por casos como el de Cristina remarcan la importancia de que se reconozcan los derechos: el de ser buscado; que las familias estén informadas; que los dispositivos de búsqueda actúen inmediatamente; una mayor coordinación y dotación de las fuerzas y cuerpos de seguridad, que se atienda a las familias en todo el impacto psicológico y que se haga una ley específica, que dé una herramienta a las familias, con la que puedan trabajar los cuerpos de seguridad y con la que se pueda evitar que en un juzgado haya archivos como los que hay sistemáticamente.
![[Img #36083]](https://elfar.cat/upload/images/03_2021/7029_dsc_0023-copia.jpg)
Juan Bergua reclama, sobre todo, una mayor dotación de personal para estos casos, concretamente de más policías en el Centro Nacional de Desaparecidos y más jueces, con el objetivo de agilizar tanto la búsqueda como el cotejo de ADN, que va muy lento.
El padre de Cristina pone, como ejemplo de esta lentitud, el caso de Martos Borrayo Quintero, vecino de Santa Coloma de Cervelló, que desapareció en el municipio de Guixers (Lleida) el 4 de noviembre de 2017 mientras estaba buscando setas. El año pasado encontraron su documentación y algunos restos óseos, pero a día de hoy aún no han sido entregados a la familia.
Otro caso similar es el de Ana Maria Martos Nieto, desaparecida en el año 2004 en Sant Feliu. Según Juan Bergua encontraron sus restos en junio de 2013 y no ha sido hasta hace unos meses cuando la familia los ha recibido. Una tardanza cercana a los ocho años. Ocho años de desasosiego y de no poder descansar en paz.
![[Img #36102]](https://elfar.cat/upload/images/03_2021/4132_dsc_0015-copia-2.jpg)
“Un año más de incertidumbre y de no saber nada de nada”, lamentaba ayer Juan Bergua en declaraciones a ELFAR.CAT, justo el día en el que se cumplían 24 años de la desaparición de su hija. Cristina tenía 16 años cuando fue vista por última vez en la carretera de Cornellà el 9 de marzo de 1997. Y durante todo este tiempo su familia no ha dejado de luchar para que su caso siga latente.
“Es un sinvivir, ya que no es un día, ni dos, ni tres… ni un año, ni dos… son ya 24 años sin saber nada de Cristina”, resaltaba ayer este padre coraje durante la concentración que se llevó a cabo frente al monolito que su ciudad natal le tiene dedicado en la calle Miranda. Con motivo de la pandemia del COVID-19, solo se realizó un acto de recuerdo y de acompañamiento a la familia de la joven, en el que participaron los más allegados, así como una representación de los Mossos d’Esquadra y de miembros del consistorio, como el propio alcalde, Antonio Balmón. “El Ayuntamiento de Cornellà es como si fuera mi casa, porque siempre ha estado ahí cuando lo hemos necesitado”, señalaba Juan Bergua.
![[Img #36084]](https://elfar.cat/upload/images/03_2021/3576_marc20-4547-copia.jpg)
El padre de Cristina, quien insiste en la necesidad de saber qué pasó realmente aquel día para poder pasar página, reconoce que lo más duro es la “ausencia de no tener a nuestra hija con nosotros” y estar tantos años sin saber nada de ella. “Era solo una adolescente cuando desapareció, tenía toda la vida por delante y es muy duro el hecho de no haber podido disfrutar de ella ni que ella haya disfrutado de nosotros”, señalaba.
Juan admite que desde aquel fatídico día están viviendo “una incertidumbre terrible”, pero asegura que nunca han desfallecido en su búsqueda. “Seguimos teniendo esperanza, porque es lo único que nos queda, y no la vamos a perder”, asevera, tras reconocer que se sienten “impotentes” por no poder hacer nada más. “Ya no sabes a dónde ir o a quién acudir”, implora.
Los Mossos d’Esquadra, a los que Juan solo tiene palabras de agradecimiento por su implicación, siguen trabajando en el caso de Cristina Bergua, aunque desgraciadamente sin óptimos resultados. “Seguimos igual que el 9 de marzo de 1997, sin una sola pista”, lamenta el padre de la joven. “Y eso es algo terrible, que no le deseo a nadie”, garantiza.
Sin lugar a dudas, Juan Bergua y Luisa Vera, los padres de Cristina, pasarán a la historia por su tesón formidable. Además fue en parte, gracias a ellos, que nació la fundación Inter-SOS, para apoyar a las familias que como ellos estaban –y siguen- sufriendo una lenta y amarga agonía. Y no solo eso. También consiguieron que hace 11 años el Congreso de los Diputados, por primera vez en la historia y de forma unánime, aprobara una declaración para que el 9 de marzo fuera declarado como Día de las Personas Desaparecidas sin Causa Aparente, coincidiendo con la fecha en la que la joven de Cornellà fue vista por última vez.
![[Img #36103]](https://elfar.cat/upload/images/03_2021/184_dsc_0017-copia.jpg)
En estos 24 años se han conseguido muchas cosas, tal como reconoce Juan. “Se ha avanzado mucho porque cuando desapareció Cristina no había nada. De hecho, no se coordinaban ni desde las propias policías, y no existía ni una base de datos de denuncia unificada, ni el Centro Nacional de Desaparecidos, ni oficinas de atención a las familias”, explica.
Sin embargo, aún queda mucho camino por recorrer y mucho por mejorar. Los afectados por casos como el de Cristina remarcan la importancia de que se reconozcan los derechos: el de ser buscado; que las familias estén informadas; que los dispositivos de búsqueda actúen inmediatamente; una mayor coordinación y dotación de las fuerzas y cuerpos de seguridad, que se atienda a las familias en todo el impacto psicológico y que se haga una ley específica, que dé una herramienta a las familias, con la que puedan trabajar los cuerpos de seguridad y con la que se pueda evitar que en un juzgado haya archivos como los que hay sistemáticamente.
![[Img #36083]](https://elfar.cat/upload/images/03_2021/7029_dsc_0023-copia.jpg)
Juan Bergua reclama, sobre todo, una mayor dotación de personal para estos casos, concretamente de más policías en el Centro Nacional de Desaparecidos y más jueces, con el objetivo de agilizar tanto la búsqueda como el cotejo de ADN, que va muy lento.
El padre de Cristina pone, como ejemplo de esta lentitud, el caso de Martos Borrayo Quintero, vecino de Santa Coloma de Cervelló, que desapareció en el municipio de Guixers (Lleida) el 4 de noviembre de 2017 mientras estaba buscando setas. El año pasado encontraron su documentación y algunos restos óseos, pero a día de hoy aún no han sido entregados a la familia.
Otro caso similar es el de Ana Maria Martos Nieto, desaparecida en el año 2004 en Sant Feliu. Según Juan Bergua encontraron sus restos en junio de 2013 y no ha sido hasta hace unos meses cuando la familia los ha recibido. Una tardanza cercana a los ocho años. Ocho años de desasosiego y de no poder descansar en paz.


















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