EL PRAT
Fundación CRAM: 25 años protegiendo la biodiversidad marina
Las instalaciones de El Prat, en los espacios naturales del Delta, son punteras en clínica y recuperación de cetáceos, tortugas y aves marinas
![[Img #36821]](https://elfar.cat/upload/images/04_2021/2959_img_2048-copia.jpg)
La Fundación para la Conservación y Recuperación de Animales Marinos (CRAM) celebró el sábado sus 25 años a favor del mar con un acto inaugural en sus instalaciones de El Prat, que contó con la presencia del alcalde de la ciudad, Lluís Mijoler; el vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonés, el conseller de Territorio y Sostenibilidad, Damià Calvet; la consellera de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación, Teresa Jordà, y el presidente de la Fundación CRAM, Josep Lluís Pal. La celebración del 25 aniversario culminó con la liberación de cinco tortugas marinas recuperadas en el centro y que ya tenían el alta veterinaria para poder ser reintroducidas en su medio natural.
La Fundación CRAM se creó el 22 de abril de 1996, aunque el inicio de sus actividades se remontan al año 1991, cuando se produjo una epidemia vírica que afectó a cientos de delfines. Aquel evento puso de manifiesto la falta de una infraestructura técnica y humana que diera asistencia a especies marinas protegidas y muy vulnerables a la acción humana. La experiencia marcó tanto a los futuros fundadores de CRAM que, entonces, se ofrecieron como voluntarios a la Generalitat de Catalunya para ayudar y dar respuesta clínica a los animales marinos que, en peligro de extinción, aparecieron enfermos o lesionados en las playas catalanas.
Entre los logros de la fundación en estos 25 años de intenso trabajo destacan la recuperación y la liberación de más de 700 tortugas marinas; la asistencia a más de 350 cetáceos vivos varados en playa y a más de 70 aves marinas protegidas; la realización de más de 50 proyectos científicos; o la participación de más de 280.000 personas en las actividades educativas y de más de 1.500 personas en el programa de voluntariado.
El CRAM inició su actividad oficialmente como Centro de Recuperación de Animales Marinos (CRAMC) en 1994, convirtiéndose en el primer centro de estas características en el Mediterráneo. Se disponía de un equipo de voluntarios y un presupuesto simbólico para dar asistencia inmediata, las 24 horas del día, a cualquier ejemplar de una especie marina protegida que fuera objeto de pesca accidental o que estuvieran encallados en cualquier punto del litoral catalán.
"Los primeros años fueron pioneros, de amigos, de voluntarios, de innovaciones y de éxitos en la recuperación de tortugas marinas y delfines", recuerdan desde la fundación. Se crearon campañas como la de Ayudémosla, basada en el trabajo conjunto con los pescadores de palangre, que ha logrado tanto éxito que, posteriormente, se ha llegado a adoptar como modelo de gestión en la conservación de tortugas marinas.
"El centro, sin embargo, disponía de recursos tan escasos que únicamente era posible sostenerse con una estructura basada en el altruismo y el voluntariado y, por tanto, no permitía abrir nuevas líneas de investigación ni desarrollar programas educativos ni de sensibilización", remarcan las mismas fuentes. Por esta razón, se consideró necesaria la creación de la Fundación para la Conservación y Recuperación de Animales Marinos (CRAM), que se constituyó el 22 de abril de 1996, permitiendo la obtención de un marco jurídico y económico transparente y adecuado para su futuro desarrollo.
Llegaron años de crecimiento donde se llevaron a cabo grandes campañas científicas y de divulgación por toda España a bordo del Vell Marí, el velero científico del CRAM, poniendo en evidencia las amenazas que afectan a la fauna marina y la necesidad de actuar con inmediatez. Para consolidar este crecimiento, en marzo de 2011, la Fundación CRAM inauguró el nuevo Centro de Recuperación de Animales Marinos en los espacios naturales del Delta del Llobregat. Se trata de unas instalaciones punteras en clínica y recuperación de cetáceos, tortugas y aves marinas. Además, dispone de un edificio de investigación, con una sala de estudios postmortem y un laboratorio, que permite avanzar en los estudios científicos de este ámbito, así como de un edificio de educación que pretende concienciar y sensibilizar sobre los problemas que afectan al medio marino.
La Fundación para la Conservación y Recuperación de Animales Marinos (CRAM) celebró el sábado sus 25 años a favor del mar con un acto inaugural en sus instalaciones de El Prat, que contó con la presencia del alcalde de la ciudad, Lluís Mijoler; el vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonés, el conseller de Territorio y Sostenibilidad, Damià Calvet; la consellera de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación, Teresa Jordà, y el presidente de la Fundación CRAM, Josep Lluís Pal. La celebración del 25 aniversario culminó con la liberación de cinco tortugas marinas recuperadas en el centro y que ya tenían el alta veterinaria para poder ser reintroducidas en su medio natural.
La Fundación CRAM se creó el 22 de abril de 1996, aunque el inicio de sus actividades se remontan al año 1991, cuando se produjo una epidemia vírica que afectó a cientos de delfines. Aquel evento puso de manifiesto la falta de una infraestructura técnica y humana que diera asistencia a especies marinas protegidas y muy vulnerables a la acción humana. La experiencia marcó tanto a los futuros fundadores de CRAM que, entonces, se ofrecieron como voluntarios a la Generalitat de Catalunya para ayudar y dar respuesta clínica a los animales marinos que, en peligro de extinción, aparecieron enfermos o lesionados en las playas catalanas.
Entre los logros de la fundación en estos 25 años de intenso trabajo destacan la recuperación y la liberación de más de 700 tortugas marinas; la asistencia a más de 350 cetáceos vivos varados en playa y a más de 70 aves marinas protegidas; la realización de más de 50 proyectos científicos; o la participación de más de 280.000 personas en las actividades educativas y de más de 1.500 personas en el programa de voluntariado.
El CRAM inició su actividad oficialmente como Centro de Recuperación de Animales Marinos (CRAMC) en 1994, convirtiéndose en el primer centro de estas características en el Mediterráneo. Se disponía de un equipo de voluntarios y un presupuesto simbólico para dar asistencia inmediata, las 24 horas del día, a cualquier ejemplar de una especie marina protegida que fuera objeto de pesca accidental o que estuvieran encallados en cualquier punto del litoral catalán.
"Los primeros años fueron pioneros, de amigos, de voluntarios, de innovaciones y de éxitos en la recuperación de tortugas marinas y delfines", recuerdan desde la fundación. Se crearon campañas como la de Ayudémosla, basada en el trabajo conjunto con los pescadores de palangre, que ha logrado tanto éxito que, posteriormente, se ha llegado a adoptar como modelo de gestión en la conservación de tortugas marinas.
"El centro, sin embargo, disponía de recursos tan escasos que únicamente era posible sostenerse con una estructura basada en el altruismo y el voluntariado y, por tanto, no permitía abrir nuevas líneas de investigación ni desarrollar programas educativos ni de sensibilización", remarcan las mismas fuentes. Por esta razón, se consideró necesaria la creación de la Fundación para la Conservación y Recuperación de Animales Marinos (CRAM), que se constituyó el 22 de abril de 1996, permitiendo la obtención de un marco jurídico y económico transparente y adecuado para su futuro desarrollo.
Llegaron años de crecimiento donde se llevaron a cabo grandes campañas científicas y de divulgación por toda España a bordo del Vell Marí, el velero científico del CRAM, poniendo en evidencia las amenazas que afectan a la fauna marina y la necesidad de actuar con inmediatez. Para consolidar este crecimiento, en marzo de 2011, la Fundación CRAM inauguró el nuevo Centro de Recuperación de Animales Marinos en los espacios naturales del Delta del Llobregat. Se trata de unas instalaciones punteras en clínica y recuperación de cetáceos, tortugas y aves marinas. Además, dispone de un edificio de investigación, con una sala de estudios postmortem y un laboratorio, que permite avanzar en los estudios científicos de este ámbito, así como de un edificio de educación que pretende concienciar y sensibilizar sobre los problemas que afectan al medio marino.
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