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Jueves, 03 de Junio de 2021
OPINIÓN

Hora de gobernar

ANTONIO BALMÓN. Alcalde de Cornellà

[Img #37508]Con más sombras que luces y tras asistir a casi 100 días de grotescas negociaciones entre los partidos independentistas, el dirigente de Esquerra Republicana, Pere Aragonès, es el nuevo inquilino del Palau de la Generalitat.

 

Gestionar, dialogar, escuchar y entender son los principios básicos con los que deberá empezar su andadura el nuevo President si quiere realmente el progreso social y económico de Catalunya. Y para ello, tendrá que lidiar con sus socios, Junts y la CUP, con el interés explícito de marcar la agenda independentista y cuyo fuego cruzado puede poner en peligro la frágil estabilidad de este recién inaugurado gobierno. ¿Nadar entre dos aguas? Las corrientes marinas pueden arrastrar a Aragonès.


Tampoco puede olvidar el líder de Esquerra que quien ganó las elecciones fue Salvador Illa y que tiene que gobernar para la totalidad de los catalanes sin etiquetas, mochilas, facturas ni compromisos. La interinidad institucional en la que llevamos instalados desde hace años, sin presupuestos, ni proyectos, no beneficia a nuestra economía ni, por ende, a la ciudadanía.


La pandemia nos ha golpeado con contundencia, pone en riesgo a muchas personas y en jaque a nuestro futuro. Por eso es importante definir objetivos claros y marcar líneas rojas que no se pueden cruzar. Reflotar la economía requerirá sumar consensos y establecer puentes de colaboración entre empresas y agentes sociales, como también será importante escuchar y dar mecanismos operativos a los ayuntamientos. No nos pueden dejar en el limbo porque gestionamos y amparamos muchas estructuras y servicios básicos. La brecha social existente, agravada por la crisis de la Covid-19,  necesita que todos y todas nos arremanguemos y trabajemos al unísono. De ello depende el progreso de Catalunya y el de las generaciones venideras.


El desgaste social ya dura mucho tiempo y Aragonès no encontrará otro Gobierno en Moncloa con la capacidad para dialogar y escuchar que tiene el actual. Pero debe ser recíproco. Debe ser pedagógico con la ciudadanía y empezar a caminar con objetivos claros y realistas. Sin capacidad de gestión y sin un liderazgo fuerte será imposible afrontar los retos que tenemos por delante.


En el horizonte hay muchas expectativas. La principal, hacer frente a la crisis económica y social generada por la pandemia. En segundo lugar recuperar la confianza de las y los catalanes en las instituciones y reconstruir estructuras y resortes de entendimiento. Y, en tercer lugar, impulsar el diálogo político, para ser capaz de neutralizar la crispación y establecer elementos de entendimiento.


La  fórmula escogida para gobernar no puede hipotecar a Aragonès y los suyos. Construir un equipo con técnicos independientes puede ser el primer gesto de ese cambio de actitud, aunque genera dudas razonables que el tiempo aclarará. Trabajar desde el consenso y el diálogo constructivo es la clave y, para ello, siempre encontrará el apoyo del grupo parlamentario de los socialistas catalanes.


Es hora de gobernar. La sociedad catalana merece ser respetada, evitar la crispación y caminar hacia el progreso.

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