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Jueves, 09 de Diciembre de 2021
OPINIÓN

El ejemplo de los países del sur

MARI CARMEN GALLEGO. Periodista

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La pandemia derivada de la covid ha puesto en evidencia diversas situaciones latentes en nuestra sociedad, como por ejemplo el estado ya precario de la sanidad pública (la otra ni ha entrado en el juego) o los intereses económicos de las farmacéuticas, que son capaces de desarrollar una vacuna en tiempo record para millones de personas pero no de encontrar un medicamento paliativo para otras enfermedades menos rentables.


También ha puesto sobre el tapete las características de las diversas sociedades y, por una vez y sin que sirva de precedente, los países del sur han dado un ejemplo con la vacunación. Los ciudadanos del sur de Europa nos hemos vacunado sin hacer demasiadas preguntas, obedeciendo a las administraciones y siguiendo sus recomendaciones, algo que también caracteriza nuestra forma de ser.


Los franceses, siempre contestatarios, o los alemanes, con su carácter severo, han sido más reticentes a la vacunación y ahora estos países deben tomar medidas más extremas para dar respuesta a la nueva ola sin mayores restricciones, que, ya sabemos, afectarían a la economía. En definitiva, nos afectarían a todos.


Europa centra su nueva ola de restricciones en los no vacunados bajo la forma del pasaporte Covid, que impide el acceso a determinados espacios a los no inmunizados.


La otra política pública que se está extendiendo es la vacunación obligatoria, sobre todo para determinados grupos profesionales, como en Francia, pero también emergen planes de ampliarla a la población general, como en Austria, donde se ha tenido que recurrir al confinamiento domiciliario para intentar aliviar la carga de los hospitales después del aumento de las infecciones en noviembre. El borrador con el que trabaja el gobierno de Austria prevé multas de hasta 7.200 euros para las personas que no se vacunen.


Después del debate inicial y las dudas razonables ante una vacuna creada en tiempo récord, en España los ciudadanos se han vacunado sin hacer demasiadas preguntas. Esta confianza no se explicaría por un solo motivo si no que, como siempre, se trata de un poliedro con muchas caras. En España no existe esa cultura de la duda y la conspiranoia presente en otros países. Las administraciones sanitarias, con el ministerio a la cabeza, han hecho los deberes. Los sanitarios se han vacunado y la población va a buen ritmo.


La cultura vacunal de los españoles, tanto pediátrica como en los adultos, también ha ayudado a que la vacunación llegue a todos. Eso sí, no deja de ser sintomático que la demanda de vacunación se incremente a raíz de la exigencia del pasaporte covid para entrar en bares y restaurante. Otra característica más de nuestra forma de ser.

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