OPINIÓN
EDITORIAL. La tecnología al servicio de la innovación ciudadana
MARÍA JOSÉ ESPINOSA. Directora ELFAR.CAT
![[Img #44704]](https://elfar.cat/upload/images/10_2022/7281_maria-jose.jpg)
Es indudable que la tecnología está transformando a pasos agigantados la sociedad. De hecho, forma ya parte intrínseca de muchos aspectos de nuestras vidas como pueden ser el trabajo, la movilidad, la seguridad, la educación, la sanidad o la comunicación, por poner tan solo unos ejemplos. Tanto es así que algunos expertos aseguran que la transformación digital en la que vivimos inmersos bien podría considerarse una cuarta revolución industrial.
Pero para que esta transformación digital sea inclusiva es imprescindible poner la tecnología al servicio de las personas, teniendo en cuenta la diversidad existente en una sociedad que está cambiando radicalmente a causa de la implantación generalizada de tecnologías disruptivas como el machine learning, la Inteligencia Artificial, el blockchain o el Internet de las Cosas.
En primer lugar, es ineludible superar las brechas digitales todavía existentes, ya que a día de hoy son muchos los ciudadanos que aún no tienen acceso a dispositivos que son cada vez más necesarios o bien carecen de los recursos adecuados para aprender a utilizarlos de forma correcta y responsable.
Pero también es indispensable promover –con la tecnología como gran aliada- una cultura de innovación abierta, impulsada y centrada en los ciudadanos, con el objetivo de que cualquier persona (independientemente de su condición o de sus circunstancias) que tenga una idea para mejorar algo de su entorno, la pueda canalizar y llevar a cabo. En definitiva, abogar por un humanismo tecnológico e introducir al ciudadano de a pie en la innovación, para que deje de ser un sujeto pasivo y se convierta en el gran protagonista.
Y aquí es donde juegan un papel muy importante los living labs, que han emergido como infraestructuras de investigación claves y efectivas, involucrando a diferentes actores en un ecosistema abierto de innovación y centrado en los usuarios, en el cual se fomenta la co-creación de nuevos productos y servicios en un ambiente y contexto real. En estos espacios se puede experimentar y aprender de forma empírica; y después compartir el conocimiento adquirido con los demás.
El Baix Llobregat puede presumir de ser una de las comarcas punteras en contar con estos centros de experimentación en los que se da forma a la tecnología y en donde los usuarios finales son considerados co-productores. El Citilab de Cornellà, el Coboi lab de Sant Boi, el Viladecans Innovació Empresarial, el Esplulab de Esplugues o el CO-Innova Sant Feliu son algunos de estos laboratorios ciudadanos en los que se lleva a cabo innovación social y tecnológica.
Son espacios en los que se aprende a innovar, en los que se fomenta el pensamiento crítico, el debate y la motivación, y en los que se promueve el empoderamiento y participación de los ciudadanos, creando valor, conocimiento y nuevas oportunidades en red.
Y es que la mejor forma de hacer frente a los retos sociales, medioambientales y económicos que tenemos por delante, los cuales han quedado más evidenciados que nunca tras la pandemia, es creciendo en comunidad y trabajando en red. El conocimiento y la tecnología han de estar en manos de los propios ciudadanos, ya que solo así podremos avanzar hacia un progreso sostenible y conseguir una sociedad más justa y equitativa.
Es indudable que la tecnología está transformando a pasos agigantados la sociedad. De hecho, forma ya parte intrínseca de muchos aspectos de nuestras vidas como pueden ser el trabajo, la movilidad, la seguridad, la educación, la sanidad o la comunicación, por poner tan solo unos ejemplos. Tanto es así que algunos expertos aseguran que la transformación digital en la que vivimos inmersos bien podría considerarse una cuarta revolución industrial.
Pero para que esta transformación digital sea inclusiva es imprescindible poner la tecnología al servicio de las personas, teniendo en cuenta la diversidad existente en una sociedad que está cambiando radicalmente a causa de la implantación generalizada de tecnologías disruptivas como el machine learning, la Inteligencia Artificial, el blockchain o el Internet de las Cosas.
En primer lugar, es ineludible superar las brechas digitales todavía existentes, ya que a día de hoy son muchos los ciudadanos que aún no tienen acceso a dispositivos que son cada vez más necesarios o bien carecen de los recursos adecuados para aprender a utilizarlos de forma correcta y responsable.
Pero también es indispensable promover –con la tecnología como gran aliada- una cultura de innovación abierta, impulsada y centrada en los ciudadanos, con el objetivo de que cualquier persona (independientemente de su condición o de sus circunstancias) que tenga una idea para mejorar algo de su entorno, la pueda canalizar y llevar a cabo. En definitiva, abogar por un humanismo tecnológico e introducir al ciudadano de a pie en la innovación, para que deje de ser un sujeto pasivo y se convierta en el gran protagonista.
Y aquí es donde juegan un papel muy importante los living labs, que han emergido como infraestructuras de investigación claves y efectivas, involucrando a diferentes actores en un ecosistema abierto de innovación y centrado en los usuarios, en el cual se fomenta la co-creación de nuevos productos y servicios en un ambiente y contexto real. En estos espacios se puede experimentar y aprender de forma empírica; y después compartir el conocimiento adquirido con los demás.
El Baix Llobregat puede presumir de ser una de las comarcas punteras en contar con estos centros de experimentación en los que se da forma a la tecnología y en donde los usuarios finales son considerados co-productores. El Citilab de Cornellà, el Coboi lab de Sant Boi, el Viladecans Innovació Empresarial, el Esplulab de Esplugues o el CO-Innova Sant Feliu son algunos de estos laboratorios ciudadanos en los que se lleva a cabo innovación social y tecnológica.
Son espacios en los que se aprende a innovar, en los que se fomenta el pensamiento crítico, el debate y la motivación, y en los que se promueve el empoderamiento y participación de los ciudadanos, creando valor, conocimiento y nuevas oportunidades en red.
Y es que la mejor forma de hacer frente a los retos sociales, medioambientales y económicos que tenemos por delante, los cuales han quedado más evidenciados que nunca tras la pandemia, es creciendo en comunidad y trabajando en red. El conocimiento y la tecnología han de estar en manos de los propios ciudadanos, ya que solo así podremos avanzar hacia un progreso sostenible y conseguir una sociedad más justa y equitativa.
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.179