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MARÍA JOSÉ ESPINOSA | 405
Jueves, 08 de Junio de 2023
COMARCA

Los bomberos afrontan una de las campañas forestales más complicadas de los últimos años

La Región de Emergencias Metropolitana Sur se ha reforzado con ocho equipos de prevención activa y 54 ayudantes de oficio forestal

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La campaña forestal de este 2023, que se inició el pasado día 1 de junio y finalizará el 30 de septiembre, está marcada por los tres años de sequía acumulada que ha generado un estrés en los bosques sin precedentes. Un hecho que, sumado a las altas temperaturas y a la acumulación de biomasa seca en las zonas forestales, hace que la carga de combustible disponible para quemar sea elevada.

 

En el caso del Baix Llobregat, la situación se complica aún más si tenemos en cuenta el gran número de urbanizaciones existentes, las cuales añaden un punto extra de dificultad a la gestión del trabajo de los profesionales, ya que tienen que controlar inmediatamente el fuego por las consecuencias negativas que pueda tener su propagación. Desde Bombers de la Generalitat remarcan que ya no se trata sólo de una emergencia en incendios forestales, sino de una “emergencia más integral”, donde la prioridad no es únicamente apagar el fuego sino proteger a las personas y sus bienes.

 

En definitiva, un escenario complejo que obliga a extremar las precauciones. En este sentido, y con el objetivo de soportar la presión que significa la actividad operativa los meses estivales, los parques de bomberos de la Región de Emergencias Metropolitana Sur han incorporado ocho Equipos de Prevención Activa Forestal (EPAF) y 54 Ayudantes de Oficio Forestal (AOF) al dispositivo habitual de 371 bomberos funcionarios y 197 bomberos voluntarios. Todo este personal está distribuido entre los 19 parques de la región, entre ellos los de L’Hospitalet, Cornellà, Gavà, Martorell, El Prat, Sant Feliu y Sant Boi.

 

Además, los efectivos de la Generalitat cuentan con la ayuda inestimable del cuerpo de Agentes Rurales y de los voluntarios reunidos en las 13 Agrupaciones de Defensa Forestal (ADF) que hay en la comarca, las cuales llevan años luchando contra los incendios y trabajando en la prevención.

 


La que cubre una mayor superficie es la de Puig Vicenç, que desde 1987 coordina a las ADF de los diferentes municipios que engloba: Begues, Sant Boi, Santa Coloma de Cervelló, Sant Vicenç dels Horts, Torrelles, Vallirana, Cervelló y La Palma.

 

Las otras 12 agrupaciones son: Massís de l’Ordal (Corbera, Sant Andreu de la Barca, Castellví de Rosanes y Gelida); Olesa; Esparreguera; El Roure (Sant Esteve Sesrovires, Abrera y Ulastrell); Gavà; Sant Ramon (Viladecans y Sant Climent); Puigmadrona-Olorda (Molins de Rei y El Papiol); Collbató; Sant Feliu; Castelldefels, Pallejà y Martorell-Rocadreta.

 

Aparte del aumento de personal, la Región de Emergencias Metropolitana Sur se ha reforzado con medios aéreos, incorporando un helicóptero bombardero, con base en el Garraf y dos aviones de vigilancia y ataque, con base en Òdena. En total, para afrontar la campaña forestal en Catalunya, los bomberos dispondrán de 35 medios aéreos, de los que 10 dependen del Ministerio de Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO).

 

Asimismo, también amplían las capacidades de apoyo con uso de drones en los incendios forestales. Tendrán capacidad de supervisión y control especialmente durante la noche, en la que no habrá medios aéreos volando.

 

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Por otro lado, desde finales de mayo hasta principios de septiembre, ha entrado en funcionamiento el dispositivo de vigilancia activa del ámbito del área metropolitana de Barcelona, coordinado desde el Consorci del Parc Natural de la Serra de Collserola. Durante los meses en los que está activo, este dispositivo funciona todos los días de la semana en horario de mañana y tarde. Su principal actuación es la vigilancia activa del territorio con la función de alertar lo antes posible de una columna de humo y avisar a los servicios correspondientes para apagar el fuego y evitar su propagación de forma rápida.

 

El dispositivo operativo está formado por 13 torres de vigilancia, 1 equipo de soporte móvil que patrulla por la red de caminos, el cuerpo de guardas del Parque y una central de mando y comunicaciones situada en la sede de los servicios técnicos del parque. Este año se ha actualizado el protocolo de actuación en situación de alto riesgo o extremo de incendio forestal. Esta revisión ha supuesto un importante trabajo de planificación, con la realización de un estudio de movilidad para la detección y validación de los principales accesos al parque.

 

El Baix Llobregat sufrió en 2022 un total de 44 incendios y desde enero hasta finales de mayo de este año ya se han contabilizado una veintena. Casi todos ellos han sido de poca consideración, a excepción del que tuvo lugar a mediados de abril en el Turó del Masset, cerca de la urbanización Pou del Merli de Martorell, que se saldó con 2,1 hectáreas quemadas. También destaca el que se produjo en marzo en la zona forestal de Vallirana, que obligó a desalojar a vecinos de cinco casas, y el registrado a finales de mayo en la zona de Can Llopard, en La Palma de Cervelló. En ambos casos, el fuego arrasó con una hectárea de vegetación.  

 

Los episodios más negros en la comarca fueron los acontecidos en 1982 y 1994, con unas 4.000 hectáreas calcinadas, a causa sobre todo de los grandes incendios declarados en La Morella (Macizo del Garraf) y de Montserrat, respectivamente. Aunque también cabe recordar el que tuvo lugar en 2005 en los términos municipales de Viladecans y Sant Boi, que se saldó con 60 hectáreas de masa forestal quemadas; y el que se produjo en 2013, cuando ardieron más de 110 hectáreas en Vallirana.

 

Uno de los más recientes y virulentos es el de hace dos años en la Sierra del Ataix, que calcinó un total de 191 hectáreas, la gran mayoría de vegetación forestal. El origen del incendio, que azotó con dureza los términos municipales de Castellví de Rosanes y Martorell, se situó en unos trabajos de mantenimiento, sin autorización, con una radial y un equipo de soldadura en la vallada de una vivienda situada en la urbanización Valldaina, en Castellví. Afortunadamente, esta negligencia humana no provocó daños personales, aunque dejó un paisaje desolador.

 

Desde el departamento de Interior recuerdan que nueve de cada diez incendios son causados, directa o indirectamente, por las personas. Por este motivo, hacen un llamamiento a la “prudencia” y a la “colaboración ciudadana” para “evitar cualquier ignición”.

 

 

 

 

 

 

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