OPINIÓN
Exceso de testosterona
SONIA GUERRA. Portavoz de Derechos Sociales del Grupo Socialista en el Congreso y secretaria de Políticas Feministas del PSC
La masacre de civiles en Gaza, la invasión de Putin de Ucrania, las decisiones austericidas de Milei en Argentina, los saludos fascistas en Roma, el fin de año en Ferraz… todos estos hechos se caracterizan por ser populistas y fascistas, se caracterizan por cuestionar la democracia y el humanismo. Se caracterizan, también, por un exceso de testosterona.
Desde la Antigua Roma, la Res publica, es decir, la “cosa pública” ha sido el espacio masculino por antonomasia. Las mujeres fueron relegadas al espacio privado mediante la construcción de los roles de género y la división sexual del trabajo; y de esos polvos, estos lodos. Todavía hoy, la testosterona forma parte del día a día de la geopolítica, pero también de lo que muchos líderes y lideresas consideran que debe ser la “Política” (así, con mayúsculas). Lo hemos vivido estas últimas horas en el Senado de los y las diputadas (ustedes ya me entienden). Nada más lejos de la realidad.
Un Feijóo acomplejado por la extrema derecha, tanto la de VOX como la que milita en su propia organización, ha afirmado que él no va a “salvar a Sánchez”. Como si el futuro de los y las españolas dependiera de un duelo entre caballeros. Como si esto fuera una cuestión privada entre el Presidente del Gobierno y el líder de la oposición. Cuando en realidad, de lo que se trata es de dar respuesta a las necesidades ciudadanas. Cuando en realidad, de lo que se trata es de incrementar un 3,8% las pensiones de los y las mayores, de prohibir a los bancos cobrar comisiones en ventanilla, de rebajar la energía y la electricidad, el precio del transporte público o el IVA a los alimentos.
Es de estas pequeñas cosas, tan necesarias para la mayoría social de nuestro país, de lo que ha debatido el poder legislativo estos días en Madrid. De todas esas pequeñas cosas realmente transformadoras que mejoran la vida de la gente. No, no es una buena opción para Feijóo, la estrategia de cuanto peor, mejor. Los y las españolas no se lo perdonarán.
Ahora bien, también se observa exceso de testosterona en el continuo “chantaje” que algunos líderes políticos tratan de hacer al Ejecutivo. En el centro de su acción política tampoco está el interés general. Sus objetivos también son partidistas y electoralistas. Pura mezquindad.
Vivimos un cambio de época. La “Política” (ahora sí, con mayúsculas) es la que se ocupa y preocupa de la vida cotidiana de la ciudadanía. La que defiende sus derechos y da respuesta a sus demandas. Esa debería ser la misión de cualquier persona que decida dedicarse a la Res publica, al bien común. Todo lo que se aleja de esa misión, adolece de vieja política, adolece de exceso de testosterona.
La masacre de civiles en Gaza, la invasión de Putin de Ucrania, las decisiones austericidas de Milei en Argentina, los saludos fascistas en Roma, el fin de año en Ferraz… todos estos hechos se caracterizan por ser populistas y fascistas, se caracterizan por cuestionar la democracia y el humanismo. Se caracterizan, también, por un exceso de testosterona.
Desde la Antigua Roma, la Res publica, es decir, la “cosa pública” ha sido el espacio masculino por antonomasia. Las mujeres fueron relegadas al espacio privado mediante la construcción de los roles de género y la división sexual del trabajo; y de esos polvos, estos lodos. Todavía hoy, la testosterona forma parte del día a día de la geopolítica, pero también de lo que muchos líderes y lideresas consideran que debe ser la “Política” (así, con mayúsculas). Lo hemos vivido estas últimas horas en el Senado de los y las diputadas (ustedes ya me entienden). Nada más lejos de la realidad.
Un Feijóo acomplejado por la extrema derecha, tanto la de VOX como la que milita en su propia organización, ha afirmado que él no va a “salvar a Sánchez”. Como si el futuro de los y las españolas dependiera de un duelo entre caballeros. Como si esto fuera una cuestión privada entre el Presidente del Gobierno y el líder de la oposición. Cuando en realidad, de lo que se trata es de dar respuesta a las necesidades ciudadanas. Cuando en realidad, de lo que se trata es de incrementar un 3,8% las pensiones de los y las mayores, de prohibir a los bancos cobrar comisiones en ventanilla, de rebajar la energía y la electricidad, el precio del transporte público o el IVA a los alimentos.
Es de estas pequeñas cosas, tan necesarias para la mayoría social de nuestro país, de lo que ha debatido el poder legislativo estos días en Madrid. De todas esas pequeñas cosas realmente transformadoras que mejoran la vida de la gente. No, no es una buena opción para Feijóo, la estrategia de cuanto peor, mejor. Los y las españolas no se lo perdonarán.
Ahora bien, también se observa exceso de testosterona en el continuo “chantaje” que algunos líderes políticos tratan de hacer al Ejecutivo. En el centro de su acción política tampoco está el interés general. Sus objetivos también son partidistas y electoralistas. Pura mezquindad.
Vivimos un cambio de época. La “Política” (ahora sí, con mayúsculas) es la que se ocupa y preocupa de la vida cotidiana de la ciudadanía. La que defiende sus derechos y da respuesta a sus demandas. Esa debería ser la misión de cualquier persona que decida dedicarse a la Res publica, al bien común. Todo lo que se aleja de esa misión, adolece de vieja política, adolece de exceso de testosterona.
Paco | Miércoles, 31 de Enero de 2024 a las 13:27:13 horas
Si vale la pena leerlo,más allá de creencias políticas,es otro punto de vista... O ¿A caso la opinión que acabas de dar si merece la pena escucharla? ,pues los demás también opinan
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