ESPLUGUES
Investigadores de Sant Joan de Déu y el IRB Barcelona revelan el origen de los segundos cánceres pediátricos
El estudio se enfocó en explorar el origen de los tumores, utilizando técnicas avanzadas de secuenciación del genoma
![[Img #53148]](https://elfar.cat/upload/images/03_2024/5617_investigadors-cancer-pediatric-hospital-sant-joan-deu-barcelona.jpg)
El cáncer pediátrico, también llamado cáncer del desarrollo, es poco frecuente. En todo el mundo, se diagnostican unos 400.000 nuevos casos al año, según informan desde el Hospital Sant Joan de Déu de Esplugues. "La probabilidad de que una niña o un niño desarrolle dos cánceres independientes en su etapa infantil es extremadamente baja. Sin embargo, estos casos se dan y estudiar el origen de estas segundas neoplasias no sólo sirve para explicar estos casos concretos, sino que también contribuye a entender mejor el origen del cáncer pediátrico en general", señalan las mismas fuentes.
En un estudio publicado esta semana por el Instituto de Investigación Biomédica (IRB Barcelona) y el Hospital Sant Joan de Déu-Institut de Recerca Sant Joan de Déu (IRSJD) en la revista Cancer Discovery, un equipo científico ha logrado importantes avances en la comprensión del origen del cáncer infantil. Para ello, ha realizado un análisis exhaustivo de casos clínicos con dos tumores y ha identificado tres patrones distintos que explican la aparición del segundo cáncer.
“El trabajo no sólo esclarece el origen de las patologías tan improbables de estos pacientes, sino que mejora la comprensión de los cánceres pediátricos en general", señala el doctor Abel González, del IRB Barcelona. "En el futuro, este conocimiento podría contribuir a determinar el tratamiento y seguimiento de los pacientes jóvenes”, apunta.
El estudio se enfocó en explorar el origen de estos segundos cánceres, utilizando técnicas avanzadas de secuenciación del genoma. Los resultados revelaron que las terapias contra el cáncer, específicamente aquellas basadas en el platino, introducen mutaciones (cambios en el ADN) en el segundo tumor y en los tejidos sanos de los niños. Esta huella mutacional específica ayuda a entender cuándo se formó el segundo cáncer.
En concreto, uno de los pacientes del estudio desarrolló una leucemia (o cáncer de la sangre) cuatro años después de haber sido sometido a quimioterapia para el tratamiento de un primer tumor (sarcoma) en una pierna. Los patrones mutacionales que se hallaron desvelaron que la leucemia se desarrolló posteriormente a este tratamiento.
“Aunque sabemos que la quimioterapia recibida años antes está relacionada con el desarrollo del segundo cáncer, no podemos determinar si éste ha sido causado por la acción mutagénica de la quimio, o por otras causas", declara la investigadora postdoctoral del IRB Barcelona, Mònica Sánchez-Guixé. "Sea como sea, estas terapias aumentan el número de mutaciones en el cuerpo de los niños más allá de lo que se acumularía naturalmente con el tiempo, lo que nos hace preguntarnos cómo podrían afectar su salud en el futuro”, reconoce.
Otro descubrimiento clave del estudio es que, en el caso de un paciente, ambos tumores (tanto el primero como el segundo, que se manifestó ocho años después) se desarrollaron a partir de una única mutación, que el niño había adquirido en una etapa temprana de su desarrollo embrionario, mucho antes de haber recibido cualquier tratamiento contra el cáncer.
En otros dos casos, los investigadores encontraron que los dos tumores tenían un origen totalmente independiente. En ambos, las dos mutaciones que dieron lugar a las dos patologías probablemente ocurrieron también durante el desarrollo embrionario, pero como dos eventos independientes que evolucionaron por separado.
Desde Sant Joan de Déu recuerdan que el progreso en la investigación médica, especialmente en áreas tan complejas y críticas como el cáncer, depende en gran medida de la disponibilidad y el análisis de datos clínicos. "Especialmente en el caso de enfermedades raras, la falta de datos es uno de los mayores obstáculos en su investigación, ya que limita la capacidad de los científicos para identificar patrones, probar hipótesis y desarrollar terapias eficaces", aseguran.
El centro sanitario considera que la decisión de pacientes y familias de compartir esta información tan personal y sensible "es un acto de generosidad" que tiene el potencial de transformar la investigación y salvar vidas. “Este estudio no hubiera sido posible si los padres de los pacientes no hubieran demostrado un compromiso total con la investigación a lo largo de todo su camino. Primero autorizando el uso de las muestras de sus hijos para seguir investigando. Segundo, autorizando el estudio de las muestras de autopsia en los casos de fallecimiento, un acto de donación extraordinario y con clara vocación para seguir ayudando a los siguientes afectados. Este convencimiento es lo que ha impulsado la creación del Pediatric Cancer Center Barcelona”, añade el director científico del centro del Hospital Sant Joan de Déu de Esplugues y coordinador del programa de Cáncer Pediátrico del IRSJD, Jaume Mora.
El trabajo ha recibido financiación por parte del European Research Council, el Centro de Investigación Biomédica en Red de Cáncer (CIBERONC), el Ministerio de Ciencia e Innovación (MCIN), Cancer Research UK, el National Cancer Institute, la Asociación Española Contra el Cáncer, y las donaciones de todo del grupo de padres y fundaciones que dan soporte a la investigación del Pediatric Cancer Centre Barcelona.
El cáncer pediátrico, también llamado cáncer del desarrollo, es poco frecuente. En todo el mundo, se diagnostican unos 400.000 nuevos casos al año, según informan desde el Hospital Sant Joan de Déu de Esplugues. "La probabilidad de que una niña o un niño desarrolle dos cánceres independientes en su etapa infantil es extremadamente baja. Sin embargo, estos casos se dan y estudiar el origen de estas segundas neoplasias no sólo sirve para explicar estos casos concretos, sino que también contribuye a entender mejor el origen del cáncer pediátrico en general", señalan las mismas fuentes.
En un estudio publicado esta semana por el Instituto de Investigación Biomédica (IRB Barcelona) y el Hospital Sant Joan de Déu-Institut de Recerca Sant Joan de Déu (IRSJD) en la revista Cancer Discovery, un equipo científico ha logrado importantes avances en la comprensión del origen del cáncer infantil. Para ello, ha realizado un análisis exhaustivo de casos clínicos con dos tumores y ha identificado tres patrones distintos que explican la aparición del segundo cáncer.
“El trabajo no sólo esclarece el origen de las patologías tan improbables de estos pacientes, sino que mejora la comprensión de los cánceres pediátricos en general", señala el doctor Abel González, del IRB Barcelona. "En el futuro, este conocimiento podría contribuir a determinar el tratamiento y seguimiento de los pacientes jóvenes”, apunta.
El estudio se enfocó en explorar el origen de estos segundos cánceres, utilizando técnicas avanzadas de secuenciación del genoma. Los resultados revelaron que las terapias contra el cáncer, específicamente aquellas basadas en el platino, introducen mutaciones (cambios en el ADN) en el segundo tumor y en los tejidos sanos de los niños. Esta huella mutacional específica ayuda a entender cuándo se formó el segundo cáncer.
En concreto, uno de los pacientes del estudio desarrolló una leucemia (o cáncer de la sangre) cuatro años después de haber sido sometido a quimioterapia para el tratamiento de un primer tumor (sarcoma) en una pierna. Los patrones mutacionales que se hallaron desvelaron que la leucemia se desarrolló posteriormente a este tratamiento.
“Aunque sabemos que la quimioterapia recibida años antes está relacionada con el desarrollo del segundo cáncer, no podemos determinar si éste ha sido causado por la acción mutagénica de la quimio, o por otras causas", declara la investigadora postdoctoral del IRB Barcelona, Mònica Sánchez-Guixé. "Sea como sea, estas terapias aumentan el número de mutaciones en el cuerpo de los niños más allá de lo que se acumularía naturalmente con el tiempo, lo que nos hace preguntarnos cómo podrían afectar su salud en el futuro”, reconoce.
Otro descubrimiento clave del estudio es que, en el caso de un paciente, ambos tumores (tanto el primero como el segundo, que se manifestó ocho años después) se desarrollaron a partir de una única mutación, que el niño había adquirido en una etapa temprana de su desarrollo embrionario, mucho antes de haber recibido cualquier tratamiento contra el cáncer.
En otros dos casos, los investigadores encontraron que los dos tumores tenían un origen totalmente independiente. En ambos, las dos mutaciones que dieron lugar a las dos patologías probablemente ocurrieron también durante el desarrollo embrionario, pero como dos eventos independientes que evolucionaron por separado.
Desde Sant Joan de Déu recuerdan que el progreso en la investigación médica, especialmente en áreas tan complejas y críticas como el cáncer, depende en gran medida de la disponibilidad y el análisis de datos clínicos. "Especialmente en el caso de enfermedades raras, la falta de datos es uno de los mayores obstáculos en su investigación, ya que limita la capacidad de los científicos para identificar patrones, probar hipótesis y desarrollar terapias eficaces", aseguran.
El centro sanitario considera que la decisión de pacientes y familias de compartir esta información tan personal y sensible "es un acto de generosidad" que tiene el potencial de transformar la investigación y salvar vidas. “Este estudio no hubiera sido posible si los padres de los pacientes no hubieran demostrado un compromiso total con la investigación a lo largo de todo su camino. Primero autorizando el uso de las muestras de sus hijos para seguir investigando. Segundo, autorizando el estudio de las muestras de autopsia en los casos de fallecimiento, un acto de donación extraordinario y con clara vocación para seguir ayudando a los siguientes afectados. Este convencimiento es lo que ha impulsado la creación del Pediatric Cancer Center Barcelona”, añade el director científico del centro del Hospital Sant Joan de Déu de Esplugues y coordinador del programa de Cáncer Pediátrico del IRSJD, Jaume Mora.
El trabajo ha recibido financiación por parte del European Research Council, el Centro de Investigación Biomédica en Red de Cáncer (CIBERONC), el Ministerio de Ciencia e Innovación (MCIN), Cancer Research UK, el National Cancer Institute, la Asociación Española Contra el Cáncer, y las donaciones de todo del grupo de padres y fundaciones que dan soporte a la investigación del Pediatric Cancer Centre Barcelona.
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