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MARÍA JOSÉ ESPINOSA | 658
Martes, 30 de Julio de 2024
COMARCA

El Baix Llobregat se mantiene en alerta ante el alto riesgo de incendios forestales

Este año se han avanzado las actuaciones de prevención ante la escasez hídrica existente

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A pesar de las últimas lluvias, que han dado una pequeña tregua, el balance hídrico todavía es negativo y resulta del todo insuficiente para paliar la sequía que vive Catalunya, que es una de las más intensas y extensas del último siglo.


El verano es ya, por naturaleza, época propicia para los incendios, pero el de este año se antoja especialmente peligroso a causa de la escasez de precipitaciones de los últimos tres años y de las altas temperaturas que ya está marcando el mercurio de los termómetros. Todo ello hace que la vegetación y las grandes masas forestales se encuentren en una situación límite, convirtiéndose en un amenazador combustible que, en caso de incendio, arde con mucha más facilidad. En definitiva, una sola chispa puede bastar para provocar una tragedia.


La situación se complica aún más si tenemos en cuenta el cambio climático, que hace que los veranos sean más secos y cálidos, y el gran número de urbanizaciones que existen en el Baix Llobregat, las cuales añaden un punto extra de dificultad a la gestión del trabajo de los profesionales, ya que tienen que controlar inmediatamente el fuego por las consecuencias negativas que pueda tener su propagación. Desde el Cuerpo de Bomberos remarcan que ya no se trata únicamente de una emergencia en incendios forestales, sino de una emergencia más integral, donde la prioridad no sólo es apagar el fuego sino proteger a las personas y sus bienes.


Ante esta tesitura, el Departamento de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural ha adelantado cuatro meses las medidas previstas, y en febrero ya reforzó las unidades de los Grupos Especiales de Prevención de Incendios Forestales para poder dar cobertura a todo el territorio realizando trabajos de prevención, de vigilancia y de primera intervención de incendios forestales.


Estas unidades llevan a cabo tareas clave de conservación de infraestructuras, como el mantenimiento de la vegetación del perímetro del depósito o del suministro de agua, así como la conservación de los caminos de la red básica de prevención de incendios forestales, que incluye las franjas auxiliares de tráfico y cuidado de los giradores para facilitar las maniobras en caso de incendio. También cuidan las áreas estratégicas de baja carga de combustible.


Además, para soportar la presión que significa la actividad operativa los meses estivales, los parques de bomberos de L’Hospitalet, Cornellà. Gavà, Martorell, El Prat, Sant Feliu y Sant Boi se han reforzado con 36 auxiliares de oficio forestal que hasta mediados de septiembre engrosarán las plantillas habituales, formadas por cerca de 300 profesionales.

 

Asimismo, los efectivos de la Generalitat cuentan con la ayuda inestimable de los voluntarios reunidos en las 11 Agrupaciones de Defensa Forestal (ADF) que hay en la comarca.


La que cubre una mayor superficie es la de Puig Vicenç, que desde 1987 coordina a las ADF de los diferentes municipios que engloba: Begues, Collbató, Sant Boi, Santa Coloma de Cervelló, Sant Vicenç dels Horts, Torrelles, Vallirana y La Palma.

 

Las otras diez agrupaciones son: Massís de l’Ordal (Corbera, Sant Andreu de la Barca, Castellví y Gelida); Olesa-Esparreguera; El Roure (Sant Esteve Sesrovires, Abrera y Ulastrell); Gavà; Sant Ramon (Viladecans y Sant Climent); Puigmadrona-Olorda (Molins de Rei y El Papiol); Collbató; Sant Feliu, Castelldefels y Pallejà.

 

La Diputación amplía el nuevo modelo de prevención de incendios


Por su parte, la Diputación de Barcelona ha ampliado el nuevo modelo de prevención de incendios forestales, que este año llega también al Baix Llobregat. El nuevo sistema se basa en la intensificación de la vigilancia y la capacidad de primera intervención con las ADF. También se han incrementado las campañas informativas y de concienciación con un equipo de agentes cívicos.


“El objetivo es evitar al máximo la posibilidad de inicio de fuego en el bosque y, en caso de ignición, reducir el tiempo de respuesta para impedir su propagación”, explican desde la corporación provincial.


El nuevo modelo se puso en marcha el año pasado en el Alt Penedès, Garraf y Vallès Occidental; y este año se amplía al Baix Llobregat, el Maresme, el Anoia y el Barcelonès. Se prevé que en 2025 esté completamente desplegado en las 13 comarcas que forman parte de la provincia de Barcelona.


Durante los días y horas de peligro alto y muy alto de incendio, se activará una unidad de ADF en cada municipio de las siete comarcas. El operativo está en marcha desde el 1 de mayo y se extenderá hasta el 30 de septiembre. Este año, se ha avanzado y se prolonga el trabajo de las ADF en un contexto de alto riesgo de incendio en el bosque.


También se ha adelantado tres semanas el inicio de la campaña de prevención en Collserola y los bosques metropolitanos. De esta manera, desde el pasado 24 de mayo y hasta principios de septiembre, se ha reforzado dicho dispositivo, que funciona todos los días de la semana en horario de mañana y tarde. Su principal actuación es la vigilancia sobre el territorio con la función de alertar precozmente de una columna de humo y avisar a los servicios correspondientes para apagar el fuego y evitar su propagación.

 

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El dispositivo operativo está formado por 12 torres de vigilancia (ocho gestionadas por el Consorcio del Parque Natural de la Sierra de Collserola y cuatro por la Diputación de Barcelona), un equipo de soporte móvil que patrulla por los diferentes caminos del parque, el equipo de guardas y una central de mando y comunicaciones.


“Pese al elevado número de conatos de incendio que se producen, el número de hectáreas afectadas es muy bajo gracias a la rápida detección y actuación de los cuerpos de extinción”, aseguran desde el AMB. El pasado año se produjeron 75 incendios, que en el conjunto de la metrópolis significaron un total de 14,28 hectáreas. De éstos, en el ámbito de Collserola se registraron 21 igniciones, con un total de 2,10 hectáreas quemadas.


En 2023, el Baix Llobregat perdió cerca de 12 hectáreas forestales debido a los 35 incendios ocasionados. Y este año, desde enero hasta la semana pasada, se han producido siete: en Corbera, Viladecans, Cervelló, Abrera, Santa Coloma de Cervelló y Molins de Rei, todos ellos de poca consideración.


Los episodios más negros en la comarca fueron los acontecidos en 1982 y 1994, con unas 4.000 hectáreas calcinadas, a causa sobre todo de los grandes incendios declarados en La Morella (Macizo del Garraf) y de Montserrat, respectivamente.


Aunque también cabe recordar el que tuvo lugar en 2005 en los términos municipales de Viladecans y Sant Boi, que se saldó con 60 hectáreas de masa forestal quemadas; y el que se produjo en 2013, cuando ardieron más de 110 hectáreas en Vallirana.


Uno de los más recientes es el que se vivió en julio de 2021 en la Serra de l’Ataix, donde se calcinaron 191 hectáreas, la gran mayoría de vegetación forestal. El origen del fuego, que azotó con dureza los términos municipales de Castellví de Rosanes y Martorell, se situó en unos trabajos de mantenimiento, sin autorización, con una radial y un equipo de soldadura en la valla de una vivienda situada en la urbanización Valldaina, en Castellví. Afortunadamente, esta negligencia humana no provocó daños personales, aunque dejó un paisaje desolador.

 

Las franjas perimetrales son un factor esencial de prevención

 

El Consell Comarcal del Baix Llobregat organizó a finales del mes de mayo una jornada sobre incendios forestales en urbanizaciones y zonas aisladas, que contó con la participación de los actores implicados en este tema.

 

El jefe de la Región de Emergencias Metropolitana Sur, Joan Rovira, puso de relieve la necesidad de sumar esfuerzos y trabajar en equipo para mejorar la seguridad de todas las personas que viven en urbanizaciones y residencias aisladas.

 

Por su parte, el responsable del Servicio Territorial de Protección Civil de Barcelona, Joan Ramon Cabello, remarcó la trascendencia de la información y alertas que se dan a la población para asegurar la autoprotección y mitigar las posibles consecuencias; mientras que el responsable de los Agentes Rurales en la Catalunya Central, Jaume Torralba, subrayó la importancia de las franjas de protección como medidas preventivas.

 

De hecho, ésta es una de las claves para evitar males mayores, según los profesionales. Estas franjas permiten reducir la violencia del fuego y, al mismo tiempo, facilitan la actuación de los Bomberos a la hora de la extinción de los incendios.


Los responsables de mantener la parcela en buenas condiciones, estén edificadas o no, son los propietarios. En el caso de las franjas perimetrales suelen ser las comunidades de las urbanizaciones, o bien los propios ayuntamientos, los que deben encargarse de realizar las tareas de limpieza del arbolado y del sotobosque. Sin embargo, en muchas ocasiones no se cumple la normativa y son los Agentes Rurales quienes deben inspeccionar estas zonas y trasladar las irregularidades detectadas a los consistorios.

 

 

 

 

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