OPINIÓN
EDITORIAL. El Baix Llobregat encara el año 2025 estableciendo las prioridades
MARÍA JOSÉ ESPINOSA. Directora de ELFAR.CAT
![[Img #57465]](https://elfar.cat/upload/images/12_2024/8266_maria-jose.jpg)
La práctica totalidad de los ayuntamientos de la comarca, y otros organismos como la Diputación o el Área Metropolitana de Barcelona, ya han dado luz verde a los presupuestos para el próximo año, que recogen los proyectos, iniciativas e inversiones que afectan a la ciudadanía y que han de ir encaminados a mejorar su calidad de vida. Por este motivo, las administraciones han vuelto a poner en el centro de su acción, una vez más, las políticas sociales, con el objetivo de ayudar a los colectivos más vulnerables y evitar que nadie se quede atrás, garantizando así la cohesión social.
Pero también están incrementando los recursos destinados a facilitar el acceso a la vivienda, promover la movilidad sostenible, reforzar la educación o apostar por la innovación y la digitalización.
Y como no podía ser de otra manera, ponen en el eje de acción algunos de los grandes retos que tenemos por delante, como la necesaria transición energética y la lucha contra el cambio climático, una emergencia global que ya está dando grandes avisos como la extrema sequía que afecta a Catalunya o los efectos de la DANA en Valencia, Castilla-La Mancha y Andalucía, que han causado pérdidas humanas y muchos daños materiales.
Acontecimientos como éstos, y otros ya crónicos, como la subida del nivel del mar o la desaparición de las playas metropolitanas, demuestran que el cambio climático es una realidad innegable, aunque la extrema derecha de nuestro país intente negar, por activa y por pasiva, esta evidencia.
El calentamiento global no es una invención. Es un hecho indiscutible, que nos introduce en un escenario incierto en las próximas décadas, por lo que es imprescindible abordar esta cuestión con más decisión y rotundidad. Frente a los bulos y discursos ultras, la respuesta está clara: más acción y responsabilidad.
Y, precisamente, acción y responsabilidad es lo que está demostrando el Baix Llobregat a las puertas de una nueva Navidad. Sobre todo, solidaridad, una cualidad que nuestra comarca lleva en su ADN. Conscientes de que, tal como reza un proverbio escocés, “muchas cosas pequeñitas, en muchos lugares pequeños, hechas por mucha gente pequeña, pueden transformar el mundo”, se han vuelto a poner en marcha las tradicionales campañas de recogida de juguetes y alimentos, con el fin de que las personas y familias más vulnerables puedan vivir estas fiestas de la manera más digna posible. Un gesto encomiable y fundamental para intentar que la fractura social existente no se haga cada vez más grande e insalvable.
Pero la comarca no sólo regala solidaridad. También quiere regalar comercio local porque es la época del año de mayor consumo y, por lo tanto, es el motivo perfecto para incentivar los establecimientos de proximidad, los de toda la vida, los que nos ofrecen una atención cercana, personalizada y de calidad.
La iluminación navideña engalana desde hace días los principales ejes comerciales, con la idea de hacerlos más atractivos para el consumidor. Sin duda, la ornamentación es un gancho importante para atraer a los compradores, pero no es suficiente. Por este motivo, y teniendo claro que el sector comercial es esencial para mantener los municipios vivos, al ser una pieza clave en la economía local, los ayuntamientos del Baix Llobregat y las agrupaciones de comerciantes han ideado atractivas campañas para arrastrar a los consumidores al comercio local, grandes aliados a la hora de garantizar la cohesión social del territorio.
La práctica totalidad de los ayuntamientos de la comarca, y otros organismos como la Diputación o el Área Metropolitana de Barcelona, ya han dado luz verde a los presupuestos para el próximo año, que recogen los proyectos, iniciativas e inversiones que afectan a la ciudadanía y que han de ir encaminados a mejorar su calidad de vida. Por este motivo, las administraciones han vuelto a poner en el centro de su acción, una vez más, las políticas sociales, con el objetivo de ayudar a los colectivos más vulnerables y evitar que nadie se quede atrás, garantizando así la cohesión social.
Pero también están incrementando los recursos destinados a facilitar el acceso a la vivienda, promover la movilidad sostenible, reforzar la educación o apostar por la innovación y la digitalización.
Y como no podía ser de otra manera, ponen en el eje de acción algunos de los grandes retos que tenemos por delante, como la necesaria transición energética y la lucha contra el cambio climático, una emergencia global que ya está dando grandes avisos como la extrema sequía que afecta a Catalunya o los efectos de la DANA en Valencia, Castilla-La Mancha y Andalucía, que han causado pérdidas humanas y muchos daños materiales.
Acontecimientos como éstos, y otros ya crónicos, como la subida del nivel del mar o la desaparición de las playas metropolitanas, demuestran que el cambio climático es una realidad innegable, aunque la extrema derecha de nuestro país intente negar, por activa y por pasiva, esta evidencia.
El calentamiento global no es una invención. Es un hecho indiscutible, que nos introduce en un escenario incierto en las próximas décadas, por lo que es imprescindible abordar esta cuestión con más decisión y rotundidad. Frente a los bulos y discursos ultras, la respuesta está clara: más acción y responsabilidad.
Y, precisamente, acción y responsabilidad es lo que está demostrando el Baix Llobregat a las puertas de una nueva Navidad. Sobre todo, solidaridad, una cualidad que nuestra comarca lleva en su ADN. Conscientes de que, tal como reza un proverbio escocés, “muchas cosas pequeñitas, en muchos lugares pequeños, hechas por mucha gente pequeña, pueden transformar el mundo”, se han vuelto a poner en marcha las tradicionales campañas de recogida de juguetes y alimentos, con el fin de que las personas y familias más vulnerables puedan vivir estas fiestas de la manera más digna posible. Un gesto encomiable y fundamental para intentar que la fractura social existente no se haga cada vez más grande e insalvable.
Pero la comarca no sólo regala solidaridad. También quiere regalar comercio local porque es la época del año de mayor consumo y, por lo tanto, es el motivo perfecto para incentivar los establecimientos de proximidad, los de toda la vida, los que nos ofrecen una atención cercana, personalizada y de calidad.
La iluminación navideña engalana desde hace días los principales ejes comerciales, con la idea de hacerlos más atractivos para el consumidor. Sin duda, la ornamentación es un gancho importante para atraer a los compradores, pero no es suficiente. Por este motivo, y teniendo claro que el sector comercial es esencial para mantener los municipios vivos, al ser una pieza clave en la economía local, los ayuntamientos del Baix Llobregat y las agrupaciones de comerciantes han ideado atractivas campañas para arrastrar a los consumidores al comercio local, grandes aliados a la hora de garantizar la cohesión social del territorio.
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