Integrismo creciente

Hace una década, en la puerta de las salas en las que actuaba el inigualable cantautor satírico Javier Krahe se reunía habitualmente un grupúsculo de personas para rezar, y mostrar de esta manera sentirse ofendidos por el artista –que en paz descanse–, que además de caracterizarse por sus rimas ingeniosas, era de espíritu provocador e irreverente.

Un centro de estudios ultracatólico lo llevó a los juzgados –fue absuelto-, en una época en que este tipo de noticias, las de denuncias por ofensas a sentimientos religiosos, eran muy poco habituales y parecían hasta extemporáneas. Hubo un intento también de judicializar, que acabó sin éxito, una broma con una corona de espinas protagonizada por el entonces president de la Generalitat, Pasqual Maragall, y el dirigente de ERC, Josep Lluís Carod-Rovira, en un viaje a Israel.

Pero algo ha cambiado, de un tiempo a esta parte, para que plataformas integristas como Hazte Oír o Abogados Cristianos formen parte asidua de los noticiarios y de la rutina política del Estado, con su retahíla de demandas, muchas de las cuales rozan la parodia. El último ejemplo: la denuncia a los presentadores Lalachus y David Broncano por exhibir una estampa de la vaquilla del Grand Prix inspirada en el Sagrado Corazón de Jesús durante las campanades de Fin de Año de TVE.

La lista, en los últimos años, es larga, arremetiendo habitualmente contra carteles y procesiones laicas en las que se asocian símbolos sexuales y religiosos. Debemos estar a un paso de empezar a ver cómo se cuestiona el Carnaval, por ser una fiesta pagana y ajena a la moral cristiana.

La inmensa mayoría de estas denuncias acaban archivadas, ya que prevalece la libertad de expresión, pero su protagonismo es tan creciente, y sus recursos, seguramente, tan poco limitados, que aparecen también en causas como la de Begoña Gómez, esposa de Pedro Sánchez.

Y es que forman parte de ese bastión ultra que carga contra las políticas feministas y LGTBI –y de izquierdas, en general– y que anhelan tiempos pretéritos de heteropatriarcado, de stop al aborto y de rectitud moral.

Pero que no nos confunda la aparente idiosincrasia cañí de este tipo de actuaciones. La Internacional Integrista se ha dejado ver estos días en la toma de posesión de Donald Trump. Grupos evangelistas repartieron 50.000 libros de la Biblia, mientras el nuevo presidente USA indultaba a 23 activistas antiaborto por bloquear el acceso a clínicas donde se practican abortos.

Si Bob Dylan cantaba, hace 60 años, en un momento de apertura y de agitación política progresista, que los tiempos estaban cambiando, hay quienes abogan ahora por revertir el cambio. Que Dios nos coja confesados.