ELECCIONES MUNICIPALES 26-M
La undécima legislatura entra en juego
786.097 ciudadanos del territorio están llamados a ejercer el derecho al voto este domingo en sus respectivos colegios electorales
![[Img #25379]](https://elfar.cat/upload/images/05_2019/6113_a.jpg)
Las formaciones políticas de los 30 municipios del Baix Llobregat y L’Hospitalet finalizan hoy la campaña electoral, con la vista puesta en la cita de este domingo 26 de mayo, a la que están llamados a las urnas 786.097 ciudadanos del territorio. Durante estos últimos 15 días, los partidos han puesto en marcha toda su maquinaria para atraer el voto de los ciudadanos y aumentar la participación, que en los anteriores comicios se situó en el 56,08%.
Una contienda electoral, celebrada en mayo de 2015, que dejó en la comarca un mapa político muy abierto. Las urnas dictaminaron hace cuatro años muy pocas mayorías absolutas, lo que provocó pactos de diversa índole, muchos de los cuales se fueron rompiendo ante los acontecimientos políticos que derivaron de la celebración del referéndum del 1 de octubre de 2017, suspendido por el Tribunal Constitucional.
La división política frente a la convocatoria del 1-O y los convulsos meses posteriores, con la aplicación del 155 y el bloqueo de las instituciones, tuvo su traslado a las administraciones locales y provocó la ruptura de pactos de gobierno como el de Esplugues, donde el PDeCAT se desentendió del acuerdo con los socialistas, a los que dejó en minoría.
En Molins de Rei, el que fuera alcalde hastsa el pasado mes de febrero, Joan Ramon Casals (PDeCAT), también anunciaba la ruptura del pacto de gobierno con el PSC y, posteriormente, alcanzaba un nuevo acuerdo con las otras dos fuerzas independentistas: ERC y la CUP. Mientras, en Corbera, ERC abandonaba el gobierno local que compartía con el PSC, y en una estrategia insólita, los socialistas sumaron como nuevos compañeros al PDeCAT en busca de la estabilidad política. Sin embargo, dos meses después los nacionalistas rompían este pacto e invitaban a las formaciones de ERC, CUP e ICV-EUiA a crear un bloque soberanista y hacer una moción de censura contra el gobierno encabezado por el PSC.
Algo parecido sucedió en Sant Esteve Sesrovires, aunque aquí tomaron la iniciativa PSC y Entesa, que rompieron el pacto con ERC por su “actitud de bloqueo” a las decisiones municipales, e incorporaron en el gobierno al PDeCAT y a Locos por Sanes. Los republicanos dijeron que la decisión estaba vinculada “a represalias personales y a las circunstancias políticas”.
Estos cambios se produjeron como consecuencia de las discrepancias políticas tras el 1-O, pero lo cierto es que los ayuntamientos iniciaron la legislatura sin grandes sorpresas, salvo en contadas excepciones. El caso que más captó el interés mediático fue el de Castelldefels, donde el PP de Manu Reyes, quien fuera alcalde del municipio entre 2011 y 2015, fue desbancado pese a obtener el 27,24% de los sufragios. Un acuerdo alcanzado entre PSC, Movem (candidatura formada por ICV-EUiA, MES, Equo y Entesa), ERC y Castelldefels Sí Pot, situó a la ecosocialista Candela López como la primera alcaldesa de la historia de la ciudad durante los dos primeros años de legislatura; ya que a mitad de mandato fue relevada por la socialista Maria Miranda, dando cumplimiento al pacto suscrito al inicio del mandato.
En El Papiol fueron las formaciones de CiU, ERC y Sumem las que arrebataron la alcaldía a Junts pel Papiol, quien tuvo un mayor número de apoyos en las elecciones. Y en Collbató, un pacto entre ERC, GIC (Grupo de Independientes de Collbató) y CiU dejó fuera de la alcaldía a los socialistas, pese a obtener el mayor número de apoyos.
Aún así, el PSC volvió a ser la fuerza más votada en el Baix Llobregat, su gran feudo electoral, y comenzaron la legislatura ostentando 12 de las 30 alcaldías de la comarca, y la de L’Hospitalet. En total, obtuvieron 92.148 votos (5.300 más que en las elecciones anteriores). Así, con 160 concejales, lograron conservar importantes plazas como Cornellà (pese a que perdió la mayoría absoluta), Sant Joan Despí (donde la candidatura encabezada por Antoni Poveda sí logró mantener la mayoría), Esplugues, Sant Boi, Viladecans, Gavà, Sant Just Desvern o Vallirana. En este último municipio, tradicionalmente uno de los grandes feudos de la antigua CiU, la socialista Eva Martínez logró 10 concejales y ha podido gobernar estos cuatro años con mayoría absoluta.
El PSC también ganó en Abrera, Cervelló, Collbató, Corbera, Esparreguera, Sant Andreu de la Barca y Sant Esteve Sesrovires. El gran reto de los socialistas en estos comicios es seguir siendo la fuerza hegemónica en el territorio, sobre todo tras los buenos resultados obtenidos en las elecciones generales celebradas el pasado 28 de abril.
Ciudadanos fue una de las formaciones revelación de las municipales del año 2015, ya que de un concejal que tenía en 2011 en la comarca pasó a 37. De esta manera, el partido de Albert Rivera se convirtió en segunda fuerza política en algunos municipios importantes como Gavà, Viladecans y Esplugues. Cs tiene depositadas muchas esperanzas en los comicios de este domingo, aunque se vislumbran algunas dudas tras los resultados del 28-A, donde la formación naranja se situó como cuarta fuerza política en el territorio. Nada que ver con la posición de privilegio que obtuvo en las últimas elecciones autonómicas, celebradas en diciembre de 2017, donde ganaron en 19 de los 30 municipios de la comarca. En algunas localidades como Martorell, Olesa de Montserrat, Sant Esteve Sesrovires o Collbató, Cs se presenta por primera vez.
Mientras, ERC también espera seguir sumando más apoyos en el territorio. En 2015, los republicanos supieron reponerse con creces del varapalo sufrido en 2011, al obtener un total de 42.392 votos, 23.378 más que entonces. Con estas papeletas sumaron 83 concejales y se situaron como segunda fuerza política.
La mayor victoria se volvió a dar en Sant Vicenç dels Horts, donde Oriol Junqueras (actualmente en prisión) revalidó la alcaldía con éxito, aunque un año después renunció a su cargo para centrarse en el procés independentista. Su puesto lo ocupó Maite Aymerich, quien lidera nuevamente la candidatura denominada Junts per Sant Vicenç (junto con Vicentins pel Canvi).
En otras ciudades como Begues, Cervelló, Collbató, Corbera, Olesa, Sant Esteve Sesrovires, Torrelles y Vallirana se situaron como segunda fuerza. Pero lo más importante para la formación fue que volvió a conseguir tener representación en emplazamientos importantes donde en 2011 se quedaron fuera. Éste fue el caso de Castelldefels, Cornellà, El Prat, Sant Boi, Sant Esteve, Sant Feliu, Sant Joan Despí o Viladecans.
No sucedió lo mismo en Torrelles, donde no logaron ningún concejal. El encargado de dar la vuelta a esta situación será Josep Manuel Rafi, líder del proyecto Torrelles en Positiu de la agrupación de Esquerra. Rafi, actual presidente de la Associació d’Estudis Torrellencs, liderará la candidatura republicana con el objetivo de devolver al partido la representación municipal perdida.
En líneas generales, ERC espera revalidar los excelentes resultados obtenidos el 28-A, tras alzarse con la victoria en 14 ciudades, y liderar así el espacio soberanista tanto en el Baix Llobregat como en L’Hospitalet, en detrimento de la antigua CiU, que en esta ocasión se presenta bajo la fórmula electoral de Junts. De hecho, en 2015, los nacionalistas convergentes ya sufrieron una de las mayores derrotas vividas en la comarca, ya que pasaron de segunda a cuarta fuerza política, al dejarse por el camino 16.348 votos, que se tradujeron en un total de 44 concejales menos repartidos por los ayuntamientos del territorio. Molins de Rei, Sant Climent, Begues, Castellví de Rosanes y Martorell fueron los únicos municipios donde los nacionalistas se situaron como primera fuerza. No obstante, en esta última localidad perdieron la mayoría absoluta que ostentaban desde el año 2011, al pasar de 11 a 8 concejales. Pero el caso más grave fue, sin duda, Cornellà, donde la formación quedó fuera del consistorio. Reponerse del descalabro político de las pasadas elecciones es su mayor desafío.
ICV-EUiA fue la tercera fuerza más votada en los pasados comicios, aunque en algunos municipios presentó lista conjunta con otras fuerzas, formando entesas de izquierdas. Todas ellas sumaron 42.434 votos y 72 concejales. En estas elecciones, han decidido decir adiós a sus históricas siglas y concurrir mayoritariamente bajo el paraguas de Catalunya en Comú. Así, los comuns, que hace cuatro años concurrieron en muchos casos tras las fórmulas de Movem (llegando a obtener 43.000 votos y 68 concejales), se presentarán en 25 ciudades del territorio.
La mejor noche de los ecosocialistas en 2015 se vivió, como era de esperar, en El Prat, con Lluís Tejedor al frente, quien ha sido alcalde de la ciudad desde 1982 y que ya anunció que éste iba a ser su último mandato. De hecho, uno de los grandes retos es que la renuncia del carismático Tejedor no le pase factura a la formación, y que su sucesor, Lluís Mijoler, logre mantener El Prat como el principal bastión. Este municipio es un ejemplo de la suma de sensibilidades de la izquierda, al concurrir por primera vez con el nombre de El Prat En Comú-En Comú Guanyem. Y lo mismo sucede en su otro gran feudo: Sant Feliu. En la capital del Baix Llobregat, la hasta ahora primera teniente de alcalde, Lídia Muñoz se sitúa al frente de la candidatura, sustituyendo a Jordi San José.
El gran derrotado en los comicios de 2015 fue, sin paliativos, el Partido Popular, que perdió un total de 41 concejales, y se situó como séptima fuerza, quedándose fuera de consistorios como Cervelló, Collbató, Molins de Rei, Pallejà, Sant Esteve Sesrovires, Sant Vicenç dels Horts y Vallirana. La única satisfacción se la dio Castelldefels, donde Manu Reyes consiguió el 27,24% del total de los sufragios. Una alegría que duró poco, ya que fue desbancado del poder tras el acuerdo alcanzado entre PSC, Movem, ERC y Castelldefels Sí Pot. Los sondeos no auguran buenos resultados para los populares, que se enfrentan esta vez a un desafío doble por parte de Ciudadanos y Vox, que amenazan con relegarlo a un papel mucho más secundario aún.
De hecho, la formación de Santiago Abascal llevó a cabo en otoño actos en ciudades como Castelldefels, Sant Boi, L’Hospitalet o Sant Vicenç dels Horts. Su discurso anti inmigración y anti independentista puede calar en algunos puntos del territorio, sobre todo entre aquellos ciudadanos hastiados del procés. Vox se presenta en L’Hospitalet y en otros nueve municipios del Baix Llobregat: Cornellà, Esplugues, Sant Boi, Viladecans, Gavà, Castelldefels, El Prat, Sant Feliu y Sant Vicenç.
Por su parte, las listas de Candidatura d’Unitat Popular (CUP) lograron 10.228 apoyos, unas 7.000 papeletas más que cuatro años antes. Con estos resultados, la izquierda alternativa independentista ha contado en esta legislatura con 16 concejales en la comarca, repartidos en los plenos de Corbera, Esparreguera, Esplugues, Molins de Rei y Sant Boi. Sin embargo, en las elecciones de 2017 al Parlament los anticapitalistas se llevaron un gran batacazo, al conseguir solo el 3,06% de los votos. Habrá que ver si en esta nueva contienda vuelven a resurgir, aunque solo se presentan en una decena de localidades.
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Las formaciones políticas de los 30 municipios del Baix Llobregat y L’Hospitalet finalizan hoy la campaña electoral, con la vista puesta en la cita de este domingo 26 de mayo, a la que están llamados a las urnas 786.097 ciudadanos del territorio. Durante estos últimos 15 días, los partidos han puesto en marcha toda su maquinaria para atraer el voto de los ciudadanos y aumentar la participación, que en los anteriores comicios se situó en el 56,08%.
Una contienda electoral, celebrada en mayo de 2015, que dejó en la comarca un mapa político muy abierto. Las urnas dictaminaron hace cuatro años muy pocas mayorías absolutas, lo que provocó pactos de diversa índole, muchos de los cuales se fueron rompiendo ante los acontecimientos políticos que derivaron de la celebración del referéndum del 1 de octubre de 2017, suspendido por el Tribunal Constitucional.
La división política frente a la convocatoria del 1-O y los convulsos meses posteriores, con la aplicación del 155 y el bloqueo de las instituciones, tuvo su traslado a las administraciones locales y provocó la ruptura de pactos de gobierno como el de Esplugues, donde el PDeCAT se desentendió del acuerdo con los socialistas, a los que dejó en minoría.
En Molins de Rei, el que fuera alcalde hastsa el pasado mes de febrero, Joan Ramon Casals (PDeCAT), también anunciaba la ruptura del pacto de gobierno con el PSC y, posteriormente, alcanzaba un nuevo acuerdo con las otras dos fuerzas independentistas: ERC y la CUP. Mientras, en Corbera, ERC abandonaba el gobierno local que compartía con el PSC, y en una estrategia insólita, los socialistas sumaron como nuevos compañeros al PDeCAT en busca de la estabilidad política. Sin embargo, dos meses después los nacionalistas rompían este pacto e invitaban a las formaciones de ERC, CUP e ICV-EUiA a crear un bloque soberanista y hacer una moción de censura contra el gobierno encabezado por el PSC.
Algo parecido sucedió en Sant Esteve Sesrovires, aunque aquí tomaron la iniciativa PSC y Entesa, que rompieron el pacto con ERC por su “actitud de bloqueo” a las decisiones municipales, e incorporaron en el gobierno al PDeCAT y a Locos por Sanes. Los republicanos dijeron que la decisión estaba vinculada “a represalias personales y a las circunstancias políticas”.
Estos cambios se produjeron como consecuencia de las discrepancias políticas tras el 1-O, pero lo cierto es que los ayuntamientos iniciaron la legislatura sin grandes sorpresas, salvo en contadas excepciones. El caso que más captó el interés mediático fue el de Castelldefels, donde el PP de Manu Reyes, quien fuera alcalde del municipio entre 2011 y 2015, fue desbancado pese a obtener el 27,24% de los sufragios. Un acuerdo alcanzado entre PSC, Movem (candidatura formada por ICV-EUiA, MES, Equo y Entesa), ERC y Castelldefels Sí Pot, situó a la ecosocialista Candela López como la primera alcaldesa de la historia de la ciudad durante los dos primeros años de legislatura; ya que a mitad de mandato fue relevada por la socialista Maria Miranda, dando cumplimiento al pacto suscrito al inicio del mandato.
En El Papiol fueron las formaciones de CiU, ERC y Sumem las que arrebataron la alcaldía a Junts pel Papiol, quien tuvo un mayor número de apoyos en las elecciones. Y en Collbató, un pacto entre ERC, GIC (Grupo de Independientes de Collbató) y CiU dejó fuera de la alcaldía a los socialistas, pese a obtener el mayor número de apoyos.
Aún así, el PSC volvió a ser la fuerza más votada en el Baix Llobregat, su gran feudo electoral, y comenzaron la legislatura ostentando 12 de las 30 alcaldías de la comarca, y la de L’Hospitalet. En total, obtuvieron 92.148 votos (5.300 más que en las elecciones anteriores). Así, con 160 concejales, lograron conservar importantes plazas como Cornellà (pese a que perdió la mayoría absoluta), Sant Joan Despí (donde la candidatura encabezada por Antoni Poveda sí logró mantener la mayoría), Esplugues, Sant Boi, Viladecans, Gavà, Sant Just Desvern o Vallirana. En este último municipio, tradicionalmente uno de los grandes feudos de la antigua CiU, la socialista Eva Martínez logró 10 concejales y ha podido gobernar estos cuatro años con mayoría absoluta.
El PSC también ganó en Abrera, Cervelló, Collbató, Corbera, Esparreguera, Sant Andreu de la Barca y Sant Esteve Sesrovires. El gran reto de los socialistas en estos comicios es seguir siendo la fuerza hegemónica en el territorio, sobre todo tras los buenos resultados obtenidos en las elecciones generales celebradas el pasado 28 de abril.
Ciudadanos fue una de las formaciones revelación de las municipales del año 2015, ya que de un concejal que tenía en 2011 en la comarca pasó a 37. De esta manera, el partido de Albert Rivera se convirtió en segunda fuerza política en algunos municipios importantes como Gavà, Viladecans y Esplugues. Cs tiene depositadas muchas esperanzas en los comicios de este domingo, aunque se vislumbran algunas dudas tras los resultados del 28-A, donde la formación naranja se situó como cuarta fuerza política en el territorio. Nada que ver con la posición de privilegio que obtuvo en las últimas elecciones autonómicas, celebradas en diciembre de 2017, donde ganaron en 19 de los 30 municipios de la comarca. En algunas localidades como Martorell, Olesa de Montserrat, Sant Esteve Sesrovires o Collbató, Cs se presenta por primera vez.
Mientras, ERC también espera seguir sumando más apoyos en el territorio. En 2015, los republicanos supieron reponerse con creces del varapalo sufrido en 2011, al obtener un total de 42.392 votos, 23.378 más que entonces. Con estas papeletas sumaron 83 concejales y se situaron como segunda fuerza política.
La mayor victoria se volvió a dar en Sant Vicenç dels Horts, donde Oriol Junqueras (actualmente en prisión) revalidó la alcaldía con éxito, aunque un año después renunció a su cargo para centrarse en el procés independentista. Su puesto lo ocupó Maite Aymerich, quien lidera nuevamente la candidatura denominada Junts per Sant Vicenç (junto con Vicentins pel Canvi).
En otras ciudades como Begues, Cervelló, Collbató, Corbera, Olesa, Sant Esteve Sesrovires, Torrelles y Vallirana se situaron como segunda fuerza. Pero lo más importante para la formación fue que volvió a conseguir tener representación en emplazamientos importantes donde en 2011 se quedaron fuera. Éste fue el caso de Castelldefels, Cornellà, El Prat, Sant Boi, Sant Esteve, Sant Feliu, Sant Joan Despí o Viladecans.
No sucedió lo mismo en Torrelles, donde no logaron ningún concejal. El encargado de dar la vuelta a esta situación será Josep Manuel Rafi, líder del proyecto Torrelles en Positiu de la agrupación de Esquerra. Rafi, actual presidente de la Associació d’Estudis Torrellencs, liderará la candidatura republicana con el objetivo de devolver al partido la representación municipal perdida.
En líneas generales, ERC espera revalidar los excelentes resultados obtenidos el 28-A, tras alzarse con la victoria en 14 ciudades, y liderar así el espacio soberanista tanto en el Baix Llobregat como en L’Hospitalet, en detrimento de la antigua CiU, que en esta ocasión se presenta bajo la fórmula electoral de Junts. De hecho, en 2015, los nacionalistas convergentes ya sufrieron una de las mayores derrotas vividas en la comarca, ya que pasaron de segunda a cuarta fuerza política, al dejarse por el camino 16.348 votos, que se tradujeron en un total de 44 concejales menos repartidos por los ayuntamientos del territorio. Molins de Rei, Sant Climent, Begues, Castellví de Rosanes y Martorell fueron los únicos municipios donde los nacionalistas se situaron como primera fuerza. No obstante, en esta última localidad perdieron la mayoría absoluta que ostentaban desde el año 2011, al pasar de 11 a 8 concejales. Pero el caso más grave fue, sin duda, Cornellà, donde la formación quedó fuera del consistorio. Reponerse del descalabro político de las pasadas elecciones es su mayor desafío.
ICV-EUiA fue la tercera fuerza más votada en los pasados comicios, aunque en algunos municipios presentó lista conjunta con otras fuerzas, formando entesas de izquierdas. Todas ellas sumaron 42.434 votos y 72 concejales. En estas elecciones, han decidido decir adiós a sus históricas siglas y concurrir mayoritariamente bajo el paraguas de Catalunya en Comú. Así, los comuns, que hace cuatro años concurrieron en muchos casos tras las fórmulas de Movem (llegando a obtener 43.000 votos y 68 concejales), se presentarán en 25 ciudades del territorio.
La mejor noche de los ecosocialistas en 2015 se vivió, como era de esperar, en El Prat, con Lluís Tejedor al frente, quien ha sido alcalde de la ciudad desde 1982 y que ya anunció que éste iba a ser su último mandato. De hecho, uno de los grandes retos es que la renuncia del carismático Tejedor no le pase factura a la formación, y que su sucesor, Lluís Mijoler, logre mantener El Prat como el principal bastión. Este municipio es un ejemplo de la suma de sensibilidades de la izquierda, al concurrir por primera vez con el nombre de El Prat En Comú-En Comú Guanyem. Y lo mismo sucede en su otro gran feudo: Sant Feliu. En la capital del Baix Llobregat, la hasta ahora primera teniente de alcalde, Lídia Muñoz se sitúa al frente de la candidatura, sustituyendo a Jordi San José.
El gran derrotado en los comicios de 2015 fue, sin paliativos, el Partido Popular, que perdió un total de 41 concejales, y se situó como séptima fuerza, quedándose fuera de consistorios como Cervelló, Collbató, Molins de Rei, Pallejà, Sant Esteve Sesrovires, Sant Vicenç dels Horts y Vallirana. La única satisfacción se la dio Castelldefels, donde Manu Reyes consiguió el 27,24% del total de los sufragios. Una alegría que duró poco, ya que fue desbancado del poder tras el acuerdo alcanzado entre PSC, Movem, ERC y Castelldefels Sí Pot. Los sondeos no auguran buenos resultados para los populares, que se enfrentan esta vez a un desafío doble por parte de Ciudadanos y Vox, que amenazan con relegarlo a un papel mucho más secundario aún.
De hecho, la formación de Santiago Abascal llevó a cabo en otoño actos en ciudades como Castelldefels, Sant Boi, L’Hospitalet o Sant Vicenç dels Horts. Su discurso anti inmigración y anti independentista puede calar en algunos puntos del territorio, sobre todo entre aquellos ciudadanos hastiados del procés. Vox se presenta en L’Hospitalet y en otros nueve municipios del Baix Llobregat: Cornellà, Esplugues, Sant Boi, Viladecans, Gavà, Castelldefels, El Prat, Sant Feliu y Sant Vicenç.
Por su parte, las listas de Candidatura d’Unitat Popular (CUP) lograron 10.228 apoyos, unas 7.000 papeletas más que cuatro años antes. Con estos resultados, la izquierda alternativa independentista ha contado en esta legislatura con 16 concejales en la comarca, repartidos en los plenos de Corbera, Esparreguera, Esplugues, Molins de Rei y Sant Boi. Sin embargo, en las elecciones de 2017 al Parlament los anticapitalistas se llevaron un gran batacazo, al conseguir solo el 3,06% de los votos. Habrá que ver si en esta nueva contienda vuelven a resurgir, aunque solo se presentan en una decena de localidades.




























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